Hay varias cosas en Vicente Navarro que definitivamente nos llevan a tiempos remotos de la historia de España, en concreto a los de la Guerra Civil o de posguerra, como ya sucedió en dos temas de su primer disco, ‘Los dientes’ y ‘Esternón’. Escuchar su música continúa siendo como estar viendo una película sobre aquellos años, un poco como pasó con el primer disco de los ya separados Maria Arnal i Marcel Bagès, ‘45 cerebros y un corazón‘. Solo que aquí la temática no es tan explícita.
Pero están los campos semánticos: la fuente, el candil, el camposanto, Dios sobre todas las cosas, alguien que se «santigua», alguien que tiene que hacer «de tripas corazón»… En estas letras no existen los móviles ni las tablets. Es el lenguaje que escuchamos muy de pequeños en los pueblos de España a nuestros padres y abuelos. También están los samples, que son de grabaciones como el ‘Concierto de Aranjuez’ de Joaquín Rodrigo, escrito en 1939 (en ‘El primero’); o de ‘El día que nací yo’ de Imperio Argentina en los años 40 (en ‘La fuente’). Incluso el vestuario de Vicente Navarro, que también es actor, nos lleva a otra época.
Por suerte, ese filme sobre la Guerra Civil no es el de siempre. Este no es nada obvio en su guión, optando por un punto de misterio y de abstracción que deja la puerta abierta a las interpretaciones. Vicente Navarro tiene que explicar en las entrevistas -y alguien habría de anotarlo en Genius- que en ‘El primero‘ ha preferido quitar el sintagma «los tres» para no hacer tan evidente que el tema habla sobre una huida de una trieja condenada por la sociedad. Que ‘La fuente’ es un relato situado en un entorno bélico en el que uno de los dos está en el marco de la puerta de salida sin saber si va a volver, inspirado en sus abuelos, pues su abuela nunca salía de casa durante la guerra y era su abuelo quien siempre hacía los recados.
Tampoco es un relato manido el de la producción musical, a cargo del también DJ Damian Schwartz, que nos sitúa en nuestro siglo, como la portada creada con inteligencia artificial. La parte más vistosa es el drum&bass en que desemboca ‘El primero’. PinkPantheress ha sido una influencia expresa para Vicente Navarro, pero aquí no podemos decir que el ya sobado beat esté fuera de lugar o llegue tarde: es perfecto para retratar la huida de la que nos está hablando. Además, la electrónica decora otros temas que parecen más guiados por una guitarra, como esa caja de ritmos tan seca y esos teclados tan tremebundos que acercan ‘José’ al trip hop. En ‘La fuente’ el efecto creado es el de una sirena apocalíptica.
Las historias de ‘Las manos’ hablan de encuentros y desencuentros, muchas veces marcados por la muerte. La reencarnación es un tema por ejemplo en ‘Los juncos’ («cuando yo me muera, moríme con lo puesto»). «No sé si maldecir o estar agradecido por todo lo vivido» es la frase que más resuena como desde el limbo en ‘José’, destinada al marido de la Virgen y a todos los hombres que representa. Navarro es un fantasma en las frases finales del disco en ‘Los mayos’, asegurando que «estuvo en tu cama antes».
Como en su debut ‘Casi tierra’, Vicente Navarro se mueve entre las raíces del pop español y la vanguardia actual. En absoluto a rebufo de otros predecesores como la primera Rosalía o Rodrigo Cuevas -con quien grabó un tema excelente hace poco-, el artista manchego sito en Madrid utiliza estos recursos para montarse su propia película.