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Núria Graham / Cyclamen

Lo mejor: 'Yes It's Me, the Goldfish!', 'The Catalyst', 'Fire Mountain Oh Sacred Ancient Fountain'
Te gustará si te gustan: Van Morrison, Vashti Bunyan
Escúchalo: Youtube

El disco «más internacional» de Núria Graham viene respaldado por Verve Forecast, la división dedicada al pop y al rock del mítico sello de jazz Verve Records que ha editado a gente como Jamie Cullum, Laura Nyro o Mandy Moore. También por Blake Mills, compositor y productor estadounidense que ha trabajado con los grandes, de Bob Dylan a Fiona Apple. Aún de la mano de Primavera Labels/Universal, Mills edita ‘Cyclamen’ también a través de su propio sello, New Deal. En otras palabras, Graham da un paso adelante, o varios, en este nuevo disco que, además, ha producido ella misma por primera vez. Digamos que, cuando decíamos que ‘Marjorie‘ prometía cosas grandes, nos referíamos a esto.

El ciclamen es un tipo de flor autóctona del Mediterráneo, y también es una palabra que proviene del griego y significa «ciclo». Graham considera que con ‘Cyclamen’ empieza una nueva etapa en su carrera, y no cabe duda de que es así. Al menos, en el aspecto puramente musical, el disco representa una evolución para ella en muchos sentidos. No extraña que hasta Pitchfork, el medio musical más influyente, lo haya reseñado (y además puntuado con buenísima nota).

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El disco empieza a concebirse (aunque Graham todavía no lo sabe) hace «7 u 8 años», cuando la cantautora catalano-irlandesa escribe una canción llamada ‘Disaster in Napoli’ que después guarda en un cajón. Escrita tras una ruptura que acontece en la ciudad italiana, la canción habla de un «desastre emocional» y Graham no logra encajarla en ninguno de sus discos anteriores. Es cuando vuelve a viajar con su amiga Ingrid (también su directora de arte) a lugares como Pompeya, Nápoles o el Vesubio, cuando su obsesión por estos lugares empieza a guiar la dirección de este nuevo álbum.

Abiertamente influido por el jazz por el sello en que se edita, factor que la propia Graham reconoce, ‘Cyclamen’ es un trabajo que nace de la «pura observación de la naturaleza» y en el que la artista da voz a flores, peces y volcanes, como siempre, encantada de interpretar personajes más allá de su propia subjetividad. La portada es una pintura que retrata el Vesubio visto desde la isla de Procida, esta isla da nombre precisamente a las dos composiciones que abren y cierran el álbum, y los arreglos de las canciones (de piano, guitarras, contrabajo, fagot, arpa, flauta y saxofón), pulidos con la ayuda del técnico de sonido Jordi Mora y de la compositora Helena Cànoves, dan vida a las «fábulas imaginarias» y los «sueños premonitorios» de Graham, que suceden reposadas, sin prisa.

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El título del primer single, ‘Yes It’s Me, The Goldfish!’, lo dice todo. La artista da voz a un pez atrapado en una pecera que medita sobre el futuro y la existencia. La melancólica canción, arreglada con sumo gusto y elegancia, transmite una sabiduría que atrapa. ‘The Catalyst’, otro de los singles, habla de ríos y de nieblas, entre arpas y vientos que enriquecen la pieza. En ‘Fire Mountain Oh Sacred Ancient Fountain’, la colaboradora de Amaia entrega una de sus composiciones más folk y simbólicas, al dar voz a una montaña que se ha convertido en volcán y cuya imagen produce «todo un espectáculo», mientras los autocoros son una delicia.

Curiosamente, ‘Disaster in Napoli’ es la excepción del disco. Guitarrera, distorsionada, para Graham representa una «catástrofe» y, por tanto, un «pico» dentro de ‘Cyclamen’, pero no es representativa del conjunto, más bien entregado a su faceta jazz (‘Birdman’) cuando no directamente nos regala una melodía orquestal escalofriante que parece sacada de una banda sonora (‘Oh I Bless Thee’). La delicada ‘Poisonous Sunflower’, escrita mano a mano con el señor Mills, evoca el noir jazz que Peggy Lee o Julie London cantaban en los años 50; y, más adelante en la secuencia, una canción folk tan sencilla en apariencia como ‘The Beginnings of Things’, gracias a su precioso arreglo de cuerdas y a esa melodía que podría entonar Vashti Bunyan aún a día de hoy, cautiva cuando menos lo esperas. «No es ningún secreto que solo me gusta el principio de las cosas», canta Graham a una «niña pequeña» que solo puede ser ella misma.

En un trabajo cuidado al detalle que va del folk-pop más bucólico (las sutiles percusiones de ‘The Waterman’) a efectivamente la banda sonora de corte hollywoodiense (‘Dust Bowl Dreamin’ la escribe Graham en el sofá y «suena un poco a Harry Potter»), los detalles que maravillan de ‘Cyclamen’ se van sucediendo uno tras otro y, con ellos, Graham va armando una obra riquísima de jazz-folk contemporáneo, que nace de la «necesidad física de conectar con la naturaleza». También de un «ejercicio de dejarse llevar», de liberarse de las presiones y expectativas, Graham produce un trabajo luminoso, elegante y sabio pero cargado, a su vez, de una maravillosa inocencia, esa que siente aquella que hace las cosas por primera vez. La propia Graham ha declarado que esa inocencia dotaba de frescura a sus composiciones, y se nota.

Fabiana Palladino

<strong>Lo mejor:</strong> 'Yes It's Me, the Goldfish!', 'The Catalyst', 'Fire Mountain Oh Sacred Ancient Fountain'<br> <strong>Te gustará si te gustan:</strong> Van Morrison, Vashti Bunyan<br> <strong>Escúchalo:</strong> <a href="https://youtu.be/1z4UUx-Qdzw">Youtube</a>Núria Graham / Cyclamen