«Me interesan las historias detrás de los personajes». Esta frase de Ana Guerra, entre lágrimas debido a las muy poco originales historias de superación de los concursantes, viene a resumir ‘Cover Night’, el nuevo talent show que RTVE ha estrenado en torno a la medianoche de los jueves -ya sabéis que hace rato que no existe el primetime en España-.
El equipo de presentadores y jueces del formato no lucía tan mal. Presenta Ruth Lorenzo, y entre los jueces destaca el morbo de reencontrarnos con Miguel Bosé, suponemos que con el objetivo de hacernos olvidar su negacionismo como hemos necesitado olvidar por imperativo mental a la misma covid-19. Le acompañan Juan Magán, una Chanel con mucho por demostrar pese a su exitazo en Eurovisión (resituémonos: tiene 3 canciones en el mercado), y la infalible Mónica Naranjo. Entre los cuatro valoran si una lista interminable de unos seis mil concursantes a lo largo de 150 minutazos, versionan una canción bien o mal. Si les gusta, los meten en una cabina hasta la semana siguiente. Si no, les mandan a casa.
El exceso no es solo de número de concursantes, sino de caras conocidas. Es bastante extraño poner a presentar el programa a Ruth Lorenzo, y no a Mónica Naranjo: básicamente esta hace lo que le da la gana como si el show fuera suyo. En un momento incluso se levanta para terminar ‘En el punto de partida’ de Rocío Jurado para indicar a una concursante a la que no ha aprobado cómo se hace. A otro le dice que tiene cara de trabajar en «una biblioteca o en una tienda de electrónica» y no de músico. Chanel, incapaz de rechazar a casi nadie ni apenas decir media palabra medio negativa, suele buscarla en busca de aprobación.
Más curtido en la industria, Juan Magán apenas deja más que una anécdota cuando se derrite en elogios frente a una versión ‘Creep’, y misteriosamente Mónica Naranjo y Miguel Bosé se suman. «Es un temazo» dice ella, mientras Bosé afirma que en la industria todo el mundo sintió que llegaba «algo nuevo» con la salida de Radiohead. Chanel es la única que calla ante el single que presentó ‘Pablo Honey’.
A fin de cuentas es Miguel -cuando su voz es audible- el único que arriesga de vez en cuando -junto con Mónica-. Sea acertado o no, ya le conocéis. A un concursante le dice que «no» por ser demasiado «hetero» para ‘I Will Survive’. «Hay que ser mariquita para hacerlo bien», llega a asegurar, bastante divertido. Sobre una mujer llorando porque se ha separado de sus hijas y se siente «mala madre» por ir al programa, concluye, tras su eliminación, y con una sonrisa de malicia: «al final vuelve con sus hijas».
Por si no fuera poco con todos estos famosos, Ana Guerra y Abraham Mateo pululan entre bambalinas buscando una chicha que ni existe ni la televisión pública parece dispuesta a consentir. Ni el criterio del jurado parece muy despierto (¿no hizo Lucía Moon una versión de ‘Roar’ de Katy Perry, demasiado asistida de coros?), ni sabemos cuánto va a dar de sí el carisma de El Charro de Triana, de insólitos 41 años de edad. En 2023, un programa como ‘Cover Night’ necesita edición, tijera, maldad, acidez y un poco de manipulación, como han probado ya sus mediocres primeros datos de audiencia. Y sobre todo los del segundo programa: de 1,1 millón de espectadores se ha pasado a la mitad, 556.000. El formato se parece demasiado a ‘La Voz’. Nadie que haya visto ‘Drag Race‘ será capaz de soportarlo.