Las hermanas Marina y Teresa Iñesta publicaron su primer disco en 2014, pero ha sido con su tercero con el que muchos (me incluyo) las han descubierto. Una de las primeras cosas que me vino a la cabeza al escucharlas fue el parecido de la voz con la de Aurora Beltrán, la líder de Tahúres Zurdos, y, aunque este tipo de similitudes dependen mucho de lo que le llega a la persona, si te gustaba la mítica banda, es muy posible que te guste lo que las Repion tienen que ofrecer.
Tomando su nombre de “repión”, peonza en el dialecto castúo de Extremadura (su padre es de Llerena), el estilo de las hermanas Iñesta se acerca más al punk y al grunge que el de los Tahúres, pero comparten un esmero en las letras y una habilidad para hablar de oscuridad y de alegría con la misma soltura, a veces más sutil, a veces más directa.
La primera en la frente: “tenías la piel tan brillante / que en tus ojos oscuros / me daba vergüenza mirarme”, cantan en ‘Brillante‘, la encargada de abrir el tracklist (y con toques por momentos de los Radiohead de ‘In Rainbows’), y enseguida continúan con la acongojante letra en negativo de ‘Pronto‘: “no hemos dejado rastro / ni una firma ni una marca en ningún árbol / no hemos cerrado ningún candado / nunca te conocí ni te vi llorar / no me acariciaste la cara”.
Y es que otro de los puntos fuertes de la banda es la interpretación vocal que consiguen en versos como éstos, y que ha ido creciendo a lo largo de los años: en 2014 publicaron ‘La lágrima y la naranja’, que definían más como “una recopilación de maquetas” a la hora de sacar en 2016 su segundo trabajo, ‘Amapola dueles’, y luego llegarían el EP de 2018 ‘Donde escapa la luz’, grabado con Paco Loco, y un proceso de impasse pandémico en el que aprovecharon para reflexionar sobre lo que querían hacer con su tercer largo, y con su carrera en sí –entre otras cosas, dejaron la autoedición y ficharon por Mushroom Pillow-. La experiencia de estos años la adquieren tanto en Repion como en otras bandas: Marina como guitarrista y corista en la banda de Mikel Erentxun, y Teresa como vocalista y guitarrista de Aiko El Grupo
y batería de Yawners.Pero a todo esto se une la pasión por la música con la que se han criado: su padre llegó a tener una banda de rock en Cantabria (Curare), y con él quizás no escuchaban a los mencionados Tahúres pero sí a Luz Casal, Amaral, Dover, Anastacia, Sheryl Crow o incluso Marta Sánchez, ya influencias de la banda, junto a artistas admirados por las hermanas como Mitski, Antonio Vega, PJ Harvey, Eric Clapton o Big Thief. Más que referencias al azar, lo cierto es que todas pueden vislumbrarse de alguna manera en este disco, donde han repetido para la producción con David Baldo (ya hicieron con él la estupenda ‘Los Noventa’, un poco profecía de lo que llegaría en este álbum).
Ellas mismas mencionan que las palmas de ‘Una sonrisa’, quizás la más distinta del disco, son un guiño a ‘Strawberry Blond’ de Mitski, y también nos puede recordar ‘Monstruos de río’ al estupendo tramo final de ‘I Know the End’ de Phoebe Bridgers. Pero, más allá de referencias, este homónimo ‘Repion’ es uno de los álbumes nacionales más interesantes de lo que llevamos de año, cargado de cercanía para lo oscuro y lo alegre en las letras (‘Tu/Mi Colonia’, ‘Canto a la luna’, ‘Barrio Somavilla’, ‘En todo momento‘), juegos de ambigüedad entre la música y lo que se cuenta (‘Qué soy yo para ti’, ‘La madriguera’) y una garra presente desde ese grito en la inicial ‘Brillante’ a la ídem ‘Sin hablar’, con un imponente riff acompañando. Muchas ganas de ver cómo se desenvuelven en directo (bastante bien a juzgar por las reseñas) y de ver qué van explorando en su camino.