Sería quedarse corto decir que SIMONA ha sido uno de los valores más interesantes de la música urbana durante el último par de años en nuestro país. Porque la escucha de sus múltiples singles desde 2019 revela que la argentina asentada en Barcelona lo que hace es música pop. Lo de urbano se le ha quedado pequeño.
‘ESFERA DE AMOR’ es su primer álbum y en verdad el reggaeton se asoma por aquí muy por los pelos. Apenas hay rastro de aquello que conocimos como trap, salvo en algún beat. En sus singles más significativos, lo que nos ofrece este disco es la fiesta 90’s que Azealia Banks nos está negando desde ‘Broke With Expensive Taste‘, pues es a ritmos house a lo que suenan hoy por hoy los singles principales de SIMONA.
‘Shampoo’ y ‘PLUSH’ han sido adelantos excelentes en ese sentido, bajo la producción de Sr.Chen, como todo el disco, y se ha reservado para la última plaza de la secuencia el tema titular, otra fiesta procedente de la década de Snap!, Whighfield y Haddaway. Solo que más influida por la Björk de ‘Debut’.
Después, hay muchos matices. ‘ADENTRO DE MÍ’ se sumerge en el drum&bass, ‘DUELO’ con Irenegarrry y AMORE en el R&B, y ‘LLAGA VERDADERA’ en los ritmos funk brasileños, mientras que el comienzo de ‘Esfera de amor’ es todo un tiro, con 3 pistas que parecen hilvanadas: la evocadora y minimalista ‘COSTE’, ‘POLIDRAMA’ (la primera que levanta esto) y la machacona ‘ÁMATE’.
SIMONA nos habla en esta obra sobre amor por una misma, sensualidad y sexo; y como si esto último fuera indisociable de cierto sentido de la culpabilidad en medio de una ola de ultraderechismo, la artista introduce la cuestión política. ‘MELONI’ es su dardo contra la hipocresía de la dirigente italiana, tomando un discurso suyo anti-LGTB+ pronunciado nada menos que en un mitin de VOX. «Abro la webcam y me toco / ¿Quién se ha conectado? Tu padre» es la respuesta de SIMONA.
Este tema se sucede, por otro lado, con un guiño al folclore clásico latinoamericano que no vimos venir, el de ‘TRIGAL‘, una adaptación de Sandro, una estrella de la canción melódica argentina. Y es en ese tramo del álbum donde el discurso de SIMONA se enriquece. Lejos de quedarse en ser una cantante que quiere pegarse con un reggaeton (que algo de eso hay en ‘NO ME GUSTA COCINAR’ con Broke Carrey) o conformarse con un disco que valga para la cultura ball casi tanto como ‘RENAISSANCE’ de Beyoncé (que también); a esa altura ‘ESFERA DE AMOR’ se expande en varias vías. La música disfrutona de SIMONA admite tanto un tema clásico de otro siglo como otro 200% político y actual.