Sociedad

Eso es lo que «hemos votado», pero no lo que vamos a votar

La intimidación sufrida por Rocío Sáiz al enseñar las tetas durante un show, por parte de un policía de Murcia, que tuvo a bien detener su concierto durante las celebraciones del Orgullo de la ciudad, ha dado la vuelta al país esta semana. Ha abierto el programa de Angels Barceló, ha protagonizado debates en ‘Al Rojo Vivo’, la artista ha sido invitada para explicarse a ‘Más vale tarde‘.

El caso aglutina dos de los debates puestos sobre la mesa por las alianzas del PP y VOX en ayuntamientos y comunidades autónomas: el componente LGTB+, justo a las puertas del Día del Orgullo que se celebra hoy, y el feminismo. En este último caso, el absurdo subrayado por el himno ‘Ay mamá’ de Rigoberta Bandini, así como por muchas otras miles de reivindicaciones en Instagram y la vida más allá de las redes, de que los hombres puedan enseñar sus pezones, pero las mujeres no. Fuimos unos ilusos al pensar que con el éxito de esta canción, número 1 en España, habíamos avanzado algo. Largo será el camino.

Son muchos los artistas de cualquier orientación que han mostrado su apoyo a Rocío Sáiz. Sólo en su Instagram hemos contado a Jimena Amarillo, Delaporte, Hidrogenesse, Chica Sobresalto, Vinilla von Bismark, Algora o El Último Vecino, que escribía: «No puedo decir lo que pienso porque me iría a prisión, pero siento mucho que hayas pasado por eso».

Más allá han ido Carolina Durante, otrora portavoces del desencanto juvenil, de los jóvenes desempleados por un sistema que les ha olvidado, que no actúa de manera más eficaz contra el paro juvenil o el suicidio entre los menores de 30 años. «Negro como el gobierno», bromeaba una de las canciones de su reciente segundo disco. Pero esta vez han pedido a la gente en Twitter que vaya a votar el 23-J. Y lo han hecho referenciando a Rigoberta Bandini: «Resulta que sí que dan miedo unas tetas. Nos vemos el 23J».

El aviso a Rocío Sáiz de que podía ser detenida por enseñar sus tetas durante un concierto ha sido un despropósito de proporciones épicas. No había delito de ningún tipo, y la ley mordaza -que sigue vigente porque el gobierno no ha podido alcanzar un acuerdo con sus supuestos aliados, ERC y Bildu- no aplica en este caso, porque no hubo actos obscenos, ni exhibicionismo, ni acto de carácter sexual. Como hay elecciones en breve, Murcia ha resuelto el tema rápidamente abriendo un expediente al policía, pero hay una frase del agente que quedará para los anales de la historia: “Esto es lo que habéis votado”.

Que la derecha haya sido mayoritaria en Murcia dio alas a este representante de la autoridad a proceder de esta manera, sin ampararse en ninguna ley. Ningún delito se había producido. Pero parece que la victoria en las urnas de PP y VOX en algunas autonomías hace pensar a la autoridad primero, y por extensión, a la gente en la calle después, que se pueden rebasar estas líneas, en contra de los Derechos Humanos más básicos. Hay gente que entiende que el discurso de VOX anti-LGTB+, anti-feminista, anti-ecologista, plasmado en una lona del odio en Madrid, que ha sido retirada únicamente por haberse colgado antes del periodo pertinente de campaña electoral, está legitimado por los resultados recientes de las urnas.

La mala noticia para la derecha es que su resultado el 28-M fue exiguo, y para muestra la que tienen liada, desde hace semanas ya, en Extremadura. Aunque VOX ha ganado poder municipal y autonómico, su retroceso en número de votos respecto a las generales del 10-N ha sido muy acusado: en las últimas generales tuvieron 3,7 millones de votos. En las municipales 1,6 millones. El PP se ha hecho con la práctica totalidad del voto de Ciudadanos, y parte del de VOX, pero ni por esas ha superado por más de 3 puntos al PSOE. Y ojo, Rajoy ganó por más de 10 puntos al PSOE en 2016 y no logró terminar la legislatura. Cosas de no tener casi aliados (ahora tiene a VOX).

El mayor problema para la izquierda ha sido la abstención, y la dispersión del voto a la izquierda del PSOE en multitud de partidos. Unidas Podemos ha quedado fuera de las instituciones de Madrid y Valencia al no llegar al 5% del voto, y el ejemplo más palmario es el caso del ayuntamiento de Huesca, donde 4 partidos de izquierdas sumaban entre todos un 18% de voto pero ninguno obtenía representación al quedar cada uno de ellos por debajo del 5%. Esto podría resolverse con la casi veintena de partidos que Yolanda Díaz ha logrado aglutinar en Sumar… a lo que también hay que «sumar» la «gira» mediática protagonizada por Pedro Sánchez, que anoche arrolló a Pablo Motos en El Hormiguero en lo que podría ser un punto de inflexión en la campaña. Hay partido, en contra de lo que muchos quieren hacer ver, y se nota porque los votantes del PSOE se están apropiando de lo del Sanchismo y de lo de Perro Sanxe, exactamente igual que los maricas y las personas trans tuvimos que apropiarnos de los insultos que nos profirieron, como única forma de supervivencia.

En cualquier caso, el avance de la ultraderecha es claro en toda Europa, y la ola de homofobia también sacude a esta casa. En JENESAISPOP no podemos sino estar agradecidos por mantener una audiencia 17 años después. Hemos sobrevivido una pandemia, al algoritmo de Facebook, al de Twitter y a un Google Core que ya no quiere saber casi nada de la cultura ni de la música. Pero como hoy es 28-J me voy a permitir una reflexión.

Decenas de veces gente que estimo me ha dicho que JENESAISPOP estaba muy bien pero que tenía que ser “menos gay”. Y lo peor es que yo algunas de esas veces, dependiendo de cuán familiar fuera el interlocutor, he asentido, concordado, o he reído la gracia. Cuando en primer lugar, tengo la certeza de que una mayoría inmensa de los contenidos que pasan por esta web corresponden a artistas cisgénero y heterosexuales. Por cada Samantha Hudson, salen 30 Bad Bunnys. Por cada Christine and the Queens, 30 grupos tipo Viva Suecia.

Y segundo, tengo la seguridad igualmente de que nadie ha presentado sus quejas a medios amigos y que admiro tanto como Radio 3, Mondosonoro o Rockdelux por ser “demasiado heterosexuales”. Es decir, parece que se está diciendo a los periodistas de un medio de comunicación que no muestren una sexualidad, a menos que esa sexualidad se presuponga heterosexual. «Nos parece muy bien que el director de este medio sea gay, pero no lo muestres todo el rato». ¿No se parece esto un poquito al denostado “Don’t ask, don’t tell” del ejército americano?

Luego está el debate sobre si se puede ser LGTB+ y de derechas. Desde luego, no parece el mejor momento. Preguntado por si se puede ser gay y de derechas, como ese Maroto en el PP -el partido que presentó un recurso de inconstitucionalidad contra el matrimonio gay- que raudo y veloz se casó con su marido, Bob Pop decía: «Me lo discutirán muchísimo, pero hay una cosa que es clave para mí: la cultura LGTBI tiene que ver con la memoria histórica, con las reivindicaciones de lucha y con saber de dónde venimos. Si algo desprecia la derecha de este país es la memoria histórica de cualquier tipo». Eduardo Rubiño, de Más Madrid y ahora Sumar, dijo hace 4 años que «se puede ser gay y de derechas, pero no pactar con VOX». En ese sentido, este mes de junio de 2023 hemos rebasado una línea de no retorno. No solo se prohíben las banderas gays allá dónde gobiernan PP y VOX, sino que el PP asume en solitario ese discurso para no perder votos en la ultraderecha. Entre las primeras decisiones urgentes del nuevo gobierno de Ayuso, de mayoría absoluta, sin dependencia ninguna de VOX, está la derogación de la ley trans. Esa ha sido la emergencia de derogar el «sanchismo»: atacar a todo correr a la comunidad LGTB+, todavía recuperándose de una marginación histórica. Diluir los colores de la bandera del Orgullo hasta dejarla irreconocible.

Hace poco hablé en un podcast, quizá llevado por la emoción del directo sobre el programa número 100, de lo que significa ser periodista musical LGTB+, del descrédito que puede suponer tener pluma para un locutor radiofónico en según qué ámbitos, de que nadie te diga que tienes una voz radiofónica por tener pluma. El público aplaudió y, la verdad, me emocioné. La alegría me duró poco, más o menos lo que puede durar esa ley trans si gobierna Feijóo (ya ha dicho que la va a derogar). Justo al terminar de grabar este podcast en directo, esa misma noche, me encontré esta cita en las Stories de Instagram (las negritas son mías):

«JENESAISPOP es un portal de cultura que, desde hace muchos años, ha orientado su línea editorial hacia el izquierdismo más irracional, hacia el adoctrinamiento barato y hacia la censura de cualquier idea que, aunque sea expresada desde el más absoluto respeto, vaya en contra de su discurso dictatorial. Me dirijo a los señores que llevan JNSP, aunque creo que no se puedan dar por aludidos con el género masculino, porque no creo que se sientan hombres, como yo lo soy. Por mucho que me hayáis intentado callar, siempre voy a tener la oportunidad de decir que la violencia no tiene género y que cualquier persona es susceptible de sufrirla y de recibir los mismos apoyos por parte del Estado. No me pondréis una mordaza para evitar que diga que yo también tiro a la basura la bandera del imperialismo LGTBQ+, que trata de desnaturalizar a la sociedad y confundir a los niños, a los más vulnerables, para que se cuestionen lo que son y para darles libertad para tomar decisiones de adultos cuando todavía no levanten un palmo del suelo. Lo vais a tener crudo para borrar este post en el que afirmo que la inmigración ilegal ha de ser combatida, que a España solo se debe venir para aportar, y que cualquier persona de fuera debe perder su derecho a permanecer en nuestra tierra si comete delitos de especial gravedad. Soy libre para decir que el gobierno comunista de Sánchez y sus ratas aliadas ha dado lugar a la liberación de violadores y pederastas, al blindaje de los okupas y el desahucio de los propietarios, a la mayor indefensión de las mujeres y la mayor desigualdad entre estas y los hombres. Vosotros, los que lleváis JNSP, sois esbirros de un régimen abyecto, y viviréis en la indignidad mientras algunos como yo tengamos memoria».

No tengo ni idea de quién es el autor de esto -solo conozco su nick de IG- ni puedo dar más datos sobre el origen de su enfado: no recuerdo haberme posicionado públicamente sobre la mayoría de temas de que habla, ni tampoco lo ha hecho ninguno de nuestros colaboradores. Votantes de derechas y en contra de la ley trans se han expresado en nuestra sección de comentarios hasta el punto de que hemos sido cuestionados por la misma comunidad LGTB+. Algunas de las personas trans que nos leen se han sentido desprotegidas por no censurar algunas opiniones que era difícil dilucidar si rozaban la línea de invadir la libertad de los demás, o no.

Lo que sí está a la vista de todos, con mensaje como este, es que los que se creen de verdad que la okupación es un problema gravísimo en España, que Pedro Sánchez es comunista y que JENESAISPOP censura las opiniones de derechas -3 bulos, y hay alguno más, entre líneas- están híper movilizados, mientras el votante de izquierdas tiende a quedarse en casa, como pasó el 28-M, descontento con los matices de la ley trans y lo que costó sacarla adelante, o decepcionado por los efectos indeseados de la ley del sí es sí.

A punto de observar cómo todas las personas LGTB+ damos un paso atrás de 20 años -yo diría que más-, Alberto de Miss Caffeina aprovechaba estos días su paso por el Orgullo de Sevilla para hacer un llamamiento más allá de la comunidad. «Hoy no quería dirigirme a vosotros, la gente del colectivo LGTBI, en el que me incluyo, sino a los amigos, a los familiares, a los conocidos. Si de verdad queréis apoyar a vuestros amigos, a vuestros familiares y conocidos, el próximo 23 de julio tenéis que votar responsablemente, porque lo que quieren es joderle la vida a vuestros amigos, a vuestros familiares, a vuestros vecinos, así que id a votar, por favor, y votad con cabeza». Ya lo decía James Baldwin: «nuestra corona ya está comprada y pagada. Todo lo que tenemos que hacer es ponérnosla».

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Publicado por
Sebas E. Alonso