Música

Belén Aguilera / METANOIA

El éxito no dio la felicidad el año pasado a Belén Aguilera cuando consiguió su primer número 1 en España con ‘SUPERPOP‘. Todo lo contrario. La cantante catalana asentada en Madrid se encontró en un pequeño bache emocional. A posteriori, junto a su equipo de confianza, se dio cuenta de que algunas de las canciones que había ido componiendo durante esos meses de bajón tenían un hilo conductor, y eran suficientes para formar un EP. Eso es este ‘METANOIA’ que esta semana ve la luz.

Influida por grandes estrellas del pop internacional como Katy Perry o Lady Gaga, las canciones de Belén Aguilera solían sonar tan divertidas y hedonistas como las de aquellas. Sin embargo, en su mejor expresión reside una profundidad que no es tan habitual en las producciones de este tipo.

Si ya composiciones pasadas de la artista habían lidiado con la salud mental, como fue el caso de ‘INTELIGENCIA EMOCIONAL’ o su megaviral ‘ANTAGONISTA’, ‘METANOIA’ va un paso más allá, pues sus 7 composiciones hablan de una manera o de otra de autoexplorarnos para conocernos mejor, para comprendernos, para querernos a nosotros mismos. De hecho la artista entiende este trabajo como «un camino, como un puente, un sendero hacia dentro para poder proyectar distinto hacia fuera».

Una de las canciones se llama ‘QUIÉN SOY’ y habla sobre tropezar. Sobre volver a sentirse mal cuando creías que ya habías avanzado. «Me sentía tan orgullosa de mí… / Hace tiempo creo que me definí / Ahora mismo no entiendo por qué estoy así / Tenía alegría y la perdí / Y ahora pienso quе / últimamente, no sé muy bien quién soy».

GALGO‘, el single principal del EP, habla sobre «confiar poco» en una misma, sobre ese momento en que «se ha fundido la luz de todas tus ideas». ‘ILUSIÓN ÓPTICA’ es una distorsión de nosotros mismos y de cómo percibimos a los demás («La autoestima por los suelos, con el ego por los cielos / Nos salvamos por los pelos / Le tengo a la gente celos / Saben gestionar los duelos, parecen roles modelos»). Y en verdad todas las canciones parecen estrechamente relacionadas entre sí. ‘NADIE ME HA PREGUNTADO’ se queja «Siento que no me has escuchado cuando te lo he pedido», mientras ‘OFICIALMENTE’ ofrece «no soy a quién preguntar, pero yo te escucho si quieres hablar».

Hay algún momento demasiado gráfico como ‘PAS’ con Pimp Flaco, que bromas polisémicas aparte, sobreexplica lo que es y culmina con un rocambolesco «Ahora entiendo por qué el alcohol está en vitrinas en el súper». Pero lo bueno es que salvo algún momento celestial de ‘NADIE ME HA PREGUNTADO’ que podríamos vincular a la Madonna de ‘Ray of Light’ o al Moby de ‘Play’, ‘METANOIA’ es un disco hedonista, que tampoco se toma tan en serio a sí mismo. Se nota porque los recursos de producción se utilizan en favor del relato, de manera muy divertida. En ‘GALGO’, Aguilera se convierte definitivamente en dicho animal gracias a un ritmo trotón y a unos gritos que no pueden aullar más alto. En ‘QUIÉN SOY’ la locura se retrata con voces apitufadas y una conversión hacia el drum&bass inesperada.

Quizá la obra maestra al respecto sea ‘LICÁNTROPO’. Se trata de una canción que habla sobre una transformación. Para algunos puede ser cómica, una respuesta a ‘Lobo Hombre en París’. Pero también contiene cierto elemento de culpa, momentos de autolesión y podría hacer pupa a aquellos que lidien con algún tipo de adicción. «Me transformo en un licántropo / Luego me veo por la mañana, tengo la piel magullada / Casi no recuerdo nada y eso es trágico», dice en un momento. «A veces siento que puedo controlarlo, a veces miento para disimularlo», se autoengaña en otro. En el proceso, las distorsiones vocales retratan a los dos personajes diferentes, y también los momentos de la transformación en sí.

Pablo Rouss en 6 de estas 7 canciones y D3llano en ‘ILUSIÓN ÓPTICA’ son los productores que acompañan a Belén Aguilera, única autora de unas personales canciones que siempre parten de un piano o similar, aunque no lo parezca, para después volar. Y vuelan a estilos tan diversos como la modernidad hyperpop, el revival dance de los 90 o el electropop. Meras excusas para convertirnos en alguien mejor, no de cara a los demás, en espera de una enfermiza aprobación ajena, sino al mirarnos en el espejo sin más, cuando nadie nos está mirando.

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Publicado por
Sebas E. Alonso