Discos

Natalia Lacunza / DURO

Ahora que vuelve Operación Triunfo conviene recordar la tremenda anomalía que representa Natalia Lacunza dentro de este ecosistema de estrellas fabricadas en televisión. Cada vez más lejos de ser esa artista que colaboraba con Guitarricadelafuente o que publicaba una canción que sonaba sospechosamente a Billie Eilish aunque ella dijera que no era intencionado, Lacunza ha encontrado su propio sonido con la ayuda del productor Pau Riutort (ex integrante de Extraperlo) y vinculándose -con mucho ojo- al colectivo Rusia IDK: ella era una de las primeras artistas que colaboraban con mori, mucho antes de que el sello madrileño captara la atención de medios internacionales.

Cuando Lacunza decía que la música de Rusia IDK era el “futuro del pop”, sabía de lo que hablaba. Por eso ‘DURO’, su nuevo EP, cuenta con la participación de DRUMMIE, además de con el regreso de Riutort, que ya se encargó de la producción del debut largo de Lacunza, ‘Tiene que ser para mí’.

Era aquel un disco de melodías reconfortantes, preciosas, amasadas con tranquilidad y cantadas con una profunda melancolía, que dejaban una impronta imborrable. Canciones como ‘Mi sitio’ o el hit ‘Muchas cosas’ hallaban a una artista cómoda en un registro ligeramente alternativo, con producciones llenas de detalles y recovecos. En ‘DURO’, Lacunza parte del mismo sonido integrándole códigos propios del hyperpop y la electrónica, y entregando cinco canciones que pueden estar apuntándonos a su futuro musical.

Son cinco buenas canciones que vale la pena descubrir. ‘Intro (DURO)’ arranca con unas preciosas notas de arpa y piano y derrapa en un estribillo tecno-house que, aunque no suena tan integrado como debería, ni tan natural, funciona. Lacunza “ya no se mira en el espejo” y se quiere “esconder de su reflejo”, presa de una inseguridad que va dejando atrás a medida que avanza el epé. ‘Verdadero’ repite la fórmula y la mejora, inclinándose al tropical-house, mientras Lacunza se desprende de la “amargura” sin dejar de validar sus propios sentimientos, que son tan “verdaderos” como “perecederos”.

Las canciones de Lacunza hablan de madurar y del dolor -pero también la felicidad y liberación- que ello conlleva, y por tanto tiene sentido que sus melodías y, en definitiva, sus canciones, lleguen cargadas de una gran melancolía. Una melancolía extrañamente feliz, sin embargo, como la que expresa ‘P.D.P’, que se despide de la “pena del pasado” y, asumiendo la difícil tarea de confiar, de “dejarse caer”, le da una inspirada vuelta hyperpop al ritmo clásico del dancehall, sonando triste y feliz al mismo tiempo.

Es la mejor canción de ‘DURO’, mucho mejor comparada con el reggaetón de ‘LA PRÓXIMA’, una composición menos inspirada aunque los trucos de producción de Riutort, siempre tan detallados y laboriosos, propios del artesano musical que él es, sigan siendo tan enriquecedores como siempre. El single ‘Nunca llega 05’ resume muy bien el contenido del EP, esperando un final trágico e inevitable que “nunca llega”… pero abrazándose, a su vez, a un sonido de aires afrobeat que suena tan colorido y cuqui como los peluches de la portada. Las misma ganas de achucharlos dan estas cinco pequeñas -pero indispensables- canciones.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Jordi Bardají