Zara Larsson es una artista comprometida con hacer pop comercial de calidad. Después de publicar, en 2017, su debut internacional, ‘So Good‘, uno de los discos más reproducidos de la historia de Spotify, gracias al éxito de ‘Lush Life’, Larsson ha seguido entregando macrohits como ‘Words’ con Alesso y joyas del pop escritos con todo el gusto que esperas del pop sueco como ‘All the Time’, ‘Don’t Worry About Me’ o los contenidos en su tercer disco, el popero ‘Poster Girl‘, el que traía otro hit del tamaño de ‘Ruin My Life’. Más buen pop ofrece Larsson en su nuevo trabajo, ‘Venus’. Aupado por el éxito en Reino Unido de ‘On My Love’, ‘Venus’ reúne una colección de canciones tan variadas como el propio gusto musical de su autora. Zara nos atendió vía Zoom en los últimos días de enero para hablar de ‘Venus’ y de otros aspectos de su carrera.
¿También te parece que es 82 de enero?
Espera, ¿sigue siendo enero? Siento que este mes he hecho muchas cosas. En la industria musical el único momento en que te puedes relajar un poco es Año Nuevo. Después vuelves y yo por ejemplo he estado ultimando los últimos detalles de mi disco, y haciendo mucha prensa y promoción.
¿Qué hay de Venus en ti? ¿Por qué te representa en este disco?
He hablado mucho sobre amor y relaciones durante mi carrera, y Venus es la Diosa del amor. Representa la energía que quiero encarnar este año, el empoderamiento femenino, pero también la vulnerabilidad. Además, mis padres viven en Roma y los visito a menudo. Me inspira la historia de la ciudad. La figura de Venus une todas las historias del disco.
Dices que Venus une las canciones del disco conceptualmente, ¿y musicalmente?
No sé si hay algo que las una realmente. Rick Nowels y yo hemos tenido muchas conversaciones al respecto, pensando la dirección del disco, y yo he llegado a la conclusión de que no me quiero cerrar en un único estilo. Eso no soy yo y nunca lo he sido. Sigue siendo pop. Hay canciones rítmicas como ‘Ammunition’ y baladas como ‘The Healing’. Todas me representan como persona. De hecho, mi debut, ‘1’, acaba de salir internacionalmente en streaming. Se publicó originalmente hace 10 años, lo acabo de escuchar y muchas de las canciones las publicaría a día de hoy. Tienen una esencia que me representa.
¿Qué sería esa esencia? ¿La importancia de la melodía, quizá?
Sí, o simplemente aquello que me gusta. Me gustan muchas cosas. Mi gusto musical es amplio y variado. Cuando estás en el coche conmigo hasta flipas un poco. Tengo muchas playlists diferentes. Lo que me representa es mi propio gusto personal.
¿Consideras ‘Venus’ una evolución?
No es tanto una evolución porque considero que toda mi música es atemporal. Me refiero a que, cuando la escucho, aunque hayan pasado años, no me avergüenzo de ella. Me sigue gustando. Lo que ha cambiado es que ahora me involucro más que antes en la composición de las canciones o en la creación de los vídeos. Ahora me siento más artista que simplemente performer.
Tu disco anterior no tenía muchas baladas pero aquí cantas algunas incluso orquestadas.
¿Qué diferencia ‘Venus’ de ‘Poster Girl?’
‘Venus’ es un disco más dinámico que ‘Poster Girl’, abarca emociones diferentes. Además, haciendo este disco me he sentido más libre que cuando trabajaba en el anterior. Cuando hacía ‘Poster Girl’ sentía muchísima presión por cumplir las expectativas de las ventas y los streamings de ‘So Good’. Me preguntaba, ¿cómo voy a superar eso? Con ‘Venus’ no he sentido esa presión.
Has trabajado con Danja (Timberlake, Nelly Furtado, medio ‘Blackout‘) en varios cortes del disco. Me sorprende ver su nombre en ‘Can’t Tame Her‘, no tanto en ‘Ammunition’. ¿Cómo es trabajo con él?
Las canciones las escribimos con Rick Nowels y después se las llevamos a Danja para que metiera percusiones. Danja está también en ‘More Than this Was’ y en ‘None of These Guys’. (Rick y yo) queríamos que les diera ese toque a Danja. Él es un maestro de las percusiones. ‘Ammunition’ originalmente era una balada, y él le dio una vuelta. En el estudio, cuando terminábamos las canciones, se las pasábamos a Danja para que las convirtiera en lo que son ahora.
Adquiriste tu catálogo en 2022. ¿Por qué es importante para un artista ser dueño de sus masters?
Ola Håkansson, fundador de TEN, mi antiguo sello, me lo ofreció. Ola va a cumplir 80 años, fundó TEN cuando ya se había retirado, es una leyenda en la industria musical sueca, y quería dar un paso atrás. Me ofreció la propuesta cuando estaba pasando todo aquello con Taylor Swift. Ola no quería que pasara lo mismo conmigo. Me lo ofreció y acepté sin pensármelo dos veces por dos razones. Primero, es una buena inversión para mí y mis futuros hijos. Es un plan de jubilación. Segundo, me gusta poseer el derecho de mis propias canciones. Cuando empecé en la industria yo no escribía, pero ‘Lush Life’ y otras canciones siguen siendo parte de mí y de mi carrera. Ahora puedo decir qué hacer con ellas y con todas mis canciones. Creé mi propia empresa, Summer House, para darles cobijo. Compré mi contrato así que sigo licenciada por Sony, no soy completamente independiente, pero tengo más poder de decisión en mi carrera.
Sobre ‘Soundtrack’, ¿alguna banda sonora que te haga llorar o te emocione?
Me encantan las bandas sonoras. La de ‘Gladiator’. Todo lo que ha hecho Hans Zimmer. ‘Shutting Down Grace’s Lab’, de ‘Avatar’. ‘La lista de Schindler’. La banda sonora de ‘Das Boot’ es una pasada. ‘Soundtrack’ -mi canción- no tiene tanto que ver con películas, sino con escuchar una canción tantas veces que la asocias a recuerdos concretos, sobre todo en una relación. Cuando la escuchas piensas automáticamente en esa persona.