Televisión

‘The Curse’: la serie que maldice las ficciones “algorítmicas”

La variedad de talentos reunidos por A24 en ‘The Curse’ prometía mucho: los creadores Nathan Fielder (autor de la fabulosa ‘Los ensayos’) y Ben Safdie (director junto a su hermano Joshua de algunas de las mejores películas estadounidense de los últimos años, ‘Diamantes en bruto’, ‘Good Time’, ‘Heaven Knows What’), Emma Stone como protagonista, quizás la actriz de Hollywood más en forma del momento (ganadora del Oscar por ‘Pobres criaturas’); y, en la dirección, los hermanos Zellner, conocidos en el circuito indie por ‘Kumiko, the Treasure Hunter’ (2014) y ‘Damsel’ (2018).

El resultado ha estado a la altura de las expectativas. ‘The Curse’ (disponible en SkyShowtime) es una de esas series que, como las recientes ‘Cowboy de Copenhague’ o ‘Poker Face’, escapa a los corsés del gusto modelado a golpe de big data, desborda (de ideas) sus límites. No la ves venir. Es cierto que si conoces la carrera de Nathan Fielder (productor también de otra maravilla, ‘How to with John Wilson’), te esperas una ficción como mínimo singular. Pero no algo tan sumamente peculiar, desconcertante y fascinante como esta serie.

Un ejemplo: ¿cómo es posible filmar una comedia de diez capítulos a base de teleobjetivos y zooms… y que funcione dramáticamente? Hay una secuencia muy ilustrativa al respecto, una conversación entre los protagonistas vista a través de la ventana del interior de una casa, donde hay una señora en primer término viendo la tele mientras le da el aire del ventilador en la cara. Es una toma rarísima, un punto de vista desconcertante. Pero funciona. Provoca inquietud, desasosiego, como si la pareja estuviera siendo espiada, filmada a escondidas. Como un meta-reality loco. Es una estrategia parecida a la que intentó Jaime Rosales en ‘Tiro en la cabeza

’ (2008). Un recurso que era conceptualmente brillante, pero narrativamente un desastre.

Esta arriesgadísima decisión de puesta en escena adquiere todo su significado conforme avanza la trama. Estamos, como en ‘Los ensayos’, en el territorio ficcional y reflexivo de la telerrealidad. La serie sigue a un matrimonio de pijos woke (Stone y Fielder) que rebozan sus intenciones de explotar inmobiliariamente una zona deprimida de Nuevo México en kilos de retórica ecológica, condescendencia racista y (pseudo)conciencia social. Para ello, qué mejor que rodar un reality de reformas: ‘Fliplanthropy’. El problema surge cuando al director del programa (Ben Safdie) le empieza a interesar más filmar la relación de esta pareja que las casas sostenibles que pretenden promocionar.

Esta brillante mezcla de sátira (hace unos años lo llamaríamos posthumor), drama psicológico y melodrama matrimonial parte de un elemento perturbador: la “maldición” que da título a la serie. Un incidente aparentemente inocente pero de inesperado poder desestabilizador para una pareja llena de contradicciones que ha hecho de su vida un continuo simulacro. Un elemento siniestro, casi lynchiano, que atraviesa toda la serie y culmina en un capítulo final absolutamente antológico. Sin duda, una de las ficciones más estimulantes y gozosamente inclasificables del año.

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Publicado por
Joric