Chanel apareció hace unos días en una semifinal de Eurovisión y, como el primer día, hipnotizó al público. La cantante, que quedara hace 2 años en 3ª posición gracias a su impresionante presentación de ‘Slomo’, presentó una nueva coreografía de la canción. Aparentemente, no puede usar la vieja porque está registrada y no tiene los derechos. De todas formas, era hora de renovarla.
Los nuevos pasos incluían varias acrobacias y saltos por los aires que tuvieron en vilo a los espectadores. Fue durante un minuto de gloria en ese «popurrí de perdedores ganadores» que Chanel compartió con Eleni Foureira, Eric Saade y el pañuelo palestino de este. Su actuación gustó muchísimo. Tanto que el comentario generalizado en las redes sociales fue, de manera sorprendente, que alguien tomara las riendas y «le lleve bien la carrera a Chanel». Que alguien «resucite su carrera». O que alguien le «construya» una carrera.
La carrera de Chanel ha sido accidentada. Le falta un pelo para consentir un biopic. La audiencia de Benidorm Fest la rechazó. Sólo obtuvo un 4% del televoto, perdiendo por mucho frente a Tanxugueiras y Rigoberta Bandini. La acusaron de protagonizar una canción machista que incitaba a la prostitución. Cuando arrasó en Eurovisión, abandonó su sello BMG en favor de Sony. No protagonizó el musical de Nacho Cano, ‘Malinche’, como había acordado. Tardó 2 años en sacar su disco. ‘¡Agua!‘ fue número 1, pero duró apenas un mes en la lista de ventas. Abraham Mateo fue invitado a actuar sin ella en televisión. Y ahora mismo su carrera es cierto que agradecería un nuevo hit.
En este discurrir de los acontecimientos, las decisiones desacertadas se han alternado con las acertadas, indistintamente. Lo suficiente como para concluir que las cosas están a tiempo de arreglarse. Y lo suficiente como para concluir que no tendría por qué ser una mano negra quien arreglara la carrera de Chanel. Lo mismo podría hacerlo ella misma, que parece implicada en las decisiones. Cuando no en la autoría de algunas de sus composiciones.
El gran acierto de Chanel de momento se llama ‘Clavaíto’. Aunque una parte del público tiene dificultades para asumirlo, es una canción que supera en éxito, en streams, a la mismísima ‘Slomo’. Chanel nos contó al visitar nuestro podcast que había querido grabar un tema con Abraham Mateo porque había tenido buena sintonía con él cuando le había conocido por casualidad en unos premios en Mallorca. Además, fue idea de ella hacer una bachata.
Y el gran desacierto de la carrera de Chanel ha sido desaprovechar lo que podría haber sido una presentacion en Operación Triunfo espectacular, para interpretar en su lugar la balada ‘Agua’. Y seguramente también fue idea de ella querer mostrar una faceta diferente a la que todos identificamos con Chanel (el baile rozando el desnucamiento).
Chanel es bailarina antes que cantante o incluso autora. Y no pasa nada. La historia de artistas intérpretes que no han destacado en cuanto a composición es tan larga que incluye a mastodontes como Elvis Presley o Raphael. En los últimos tiempos, cuando la venta de discos ha menguado tanto, hay una mayor guerra por ganar créditos compositivos. No existen los cantantes que no escriben. Se buscan los beneficios editoriales porque es lo único que le queda a los artistas, al margen de los directos, y en muchos casos, se inflan. Pero tampoco parece el caso de Chanel, que firma algunas de sus canciones sí, y otras no.
Chanel no tuvo créditos de composición en ‘Slomo’, pero sí los tiene en ‘Clavaíto’, que es mucho mejor canción y tuvo más éxito. Observar los créditos de su disco debut, que casi al 50% se divide entre canciones que tienen créditos de Chanel y canciones que no, no deja un mensaje claro sobre la relevancia de su autoría. La canción menos escuchada del disco, ‘Sin sal’, no ha sido escrita por ella, pero sí la penúltima en escuchas, ‘Lucky Me’. ‘Ping Pong’, lo más parecido a un hit que hubo allí, aparte de los 2 hits, no está entre sus composiciones. Como tampoco ‘Loka’ con Maikel Delacalle.
Podemos sacar toda la punta que queramos a los temas que contaron con créditos de Chanel y los que no. No parece haber nada realmente significativo ahí. Lo que sí es cierto es que, ya que no los había escrito ella, los intentos de terceros y cuartos singles de ‘¡Agua!’ podían haber sido mucho mejores. Uno no cruza el charco para entregar temas a medio gas.
Pero por otro lado, presuponer que una artista no está al mando de la dirección de su carrera, sea o no autora de las canciones, es pura aventura. Una que concretamente solo asociamos a las cantantes femeninas, como Rosa o Chenoa, pero nunca a los masculinos cuando se estacan: Sergio Dalma, David Civera, Bisbal, Bustamante, inserte aquí el nombre de cualquier artista masculino que haya pasado por Eurovisión o lo haya intentado.
Chanel ha dicho que «hay muchas cosas que no sabemos» hablando de los derechos de la coreografía de ‘Slomo’, pero en principio, el estilo veraniego, disfrutón y playero de las canciones que ha publicado parece su hábitat natural. No se la percibe incómoda o disfrazada, lo cual al final además siempre se nota para muy mal. Con sus altibajos, con sus tops y sus bottoms, quizá quien tiene que construir la carrera de Chanel es Chanel. Aunque solo sea porque tirarse al vacío y levantarse, es precisamente lo que mejor sabe hacer.
Podcast: Una conversación con Chanel