Disclosure revienta el Primavera pasando de su último disco

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Disclosure revienta el Primavera pasando de su último disco

Entre los primeros conciertos de la jornada del viernes en Primavera Sound, The Last Dinner Party demostró que está a un paso, a un disco, a una era, de convertirse en la próxima gran banda británica. ¿No lo es ya? A The Last Dinner Party le sobran los temazos, tanto que el grupo se permite tocar uno inédito, llamado ‘Second Best’, que, por cierto, oposita a ser el mejor de su carrera. ‘The Feminist Urge’ o el coreado ‘Nothing Matters’ se encuentran entre los himnos favoritos de la audiencia.

El pop barroco de The Last Dinner Party halla su ideal escudera en la vocalista Abigail Morris, sobre el escenario un torrente de teatralidad física y vocal: si alguna vez imaginaste a Kate Bush liderando Queen, esto se parece bastante. En algún punto entre la banda de rock clásica y unas Spice Girls salidas del medievo, The Last Dinner Party se come el escenario Cupra y apunta a uno más grande en el futuro.

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Los encuentros festivaleros con Disclosure son ya prácticamente anuales, pero sus hits bailables no pierden un ápice de efectividad. El público sigue celebrando ‘Latch’ como si hubiera salido ayer, se sigue dejando extasiar por ‘White Noise’ como si no hubieran pasado diez años desde su estreno, sigue tocando el cielo con ‘When a Fire Starts to Burn’, y definitivamente ya acepta ‘Douha (Mali Mali)’ entre los grandes clásicos del dúo de hermanos. Guy y Howard, además, se lo pasan bomba sobre el escenario: se nota que, además de producir la música, la gozan como nadie.

En medio del furor provocado por el elegante house de Disclosure, uno de los mejores producidos de la actualidad, asoma el recuerdo de un nuevo disco que ha pasado injustamente desapercibido: ¿soy el único que ha escuchado ‘Alchemy’ hasta la saciedad? Disclosure le da cierta bola pinchando alguno de sus temas, como el espectacular ‘Higher than Ever Before’, que sirve de cierre, pero el repertorio que se visita es el clásico. El público, claro, sale encantado de su concierto. En este caso tampoco hay sorpresa.

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Christian Bertrand

La marabunta de gente en Primavera Sound hace difícil -si no imposible- acercarse a tiempo a algunos de los conciertos más interesantes. Es el caso de Jai Paul, cuyo concierto coincide brevemente con el de Lana Del Rey. Calculo que dispongo de media hora para disfrutar de su show pero, cuando consigo alcanzar el escenario Cupra, Jai Paul está tocando la última canción.

Me da tiempo para apreciar que 1) el mito que ha logrado es impresionante, pues su escenario está petado 2) ni él mismo parece creérselo. Jai Paul se prodiga poco en directo y, aunque se le perciben tablas encima del escenario, también transmite esa timidez del que nunca esperó nada de esto. Setlistfm me dice que su repertorio incluye una versión de ‘Crush’ de Jennifer Paige, pero a mí me basta apreciar la personas de las primeras filas saltando como locas brazos al viento con ‘Str8 Outta Mumbai’ para entender cuán especial es esto.

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Mabel diferencia su propuesta de la mayoría de conciertos del Primavera con un sonido deliberadamente comercial y disfrutón, de factura 100% UK. En su set caben ecos al pop de los 2000, en concreto a hits de Aaliyah y Destiny’s Child, aunque, irónicamente, a Mabel se la percibe incómoda encima del escenario y para nada defiende las canciones en vivo como debería. En cuanto al repertorio, “Meibel” estrena ‘Look At My Body Pt. II’ en vivo y, sobre todo, provoca la euforia colectiva con el pop de 24 quilates de ‘Don’t Call Me Up’, una canción que había olvidado por completo de mi memoria. ¡Qué temazo era!

Eric Pàmies

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