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Foster the People / Paradise State of Mind

Dicen Foster the People que cuando empezaron a escribir ‘Paradise State of a Mind’, su nuevo disco, les inspiraba la música de los 70 y que veían paralelismos entre la situación política de entonces y la actual. “Entonces vi las expresiones de alegría que suceden en la música”, señala Mark Foster, vocalista de la banda. “Y empecé a pensar en la alegría como acto de resistencia”.

Se ha puesto extrañamente de moda entre los artistas afirmar que ser feliz es una forma de lucha, o una cosa parecida; pero lo cierto es que ‘Paradise State of Mind’, aun con alguna referencia a Ucrania localizada en el corte titular, no es un disco político ni lo pretende. Pero sí es un disco muy personal de un Mark Foster que, a sus 40 años, reflexiona sobre su vida, sin dejar de bailar, ni mucho menos soñar.

El concepto de escribir canciones «bailables» con mensajes “tristes” también ha inspirado a Foster the People en su cuarto álbum. ‘Lost in Space’, el single de presentación, de sonido nu-disco, retrata el paso de “niño inocente” a adulto corrompido por la vida, y ‘See You in the Afterlife’ expone la ansiedad de Foster ante los problemas del mundo (“los titulares nos hacen pensar que vamos a morir”), mientras el ritmo disco-funk invita a olvidar toda preocupación.

Sorprende descubrir después de todo que ‘Paradise State of Mind’ no es un disco tan bailable. Los medios tiempos imperan y dejan exactamente la mejor canción del disco, ‘Take Me Back’, que, dispuesta a «mirar hacia adelante» en contra de lo que sugiere su título, parece inspirada en el city-pop japonés e incorpora un arreglo de cuerdas para chuparse los dedos. Otra de las canciones destacadas, ‘Chasing Low Vibrations’, sustituye la discoteca por un agradable viaje por el mar: a ese lugar llevan sus armonías aunque sea un “estado mental”.

Directa es la influencia de los 70 en ‘Paradise State of Mind’ en su “mezcla de disco, funk, góspel y jazz”. De esta fusión surgen algunas de las sorpresas del álbum, por ejemplo, el solo de saxofón del final de ‘Glitchzig’ o la pizpireta flauta que emerge en la parte última de ‘Sometimes I Wanna Be Bad’. Las cuerdas son espectaculares en ‘The Holy Shangri-La’ y la psicodelia es otra de las texturas utilizadas en un álbum. Todos estos sonidos aportan riqueza y fondo a las nuevas canciones de Foster the People, más de lo que hacía intuir el primer single de adelanto.

Curiosamente, en ‘Paradise State of Mind’ pueden funcionar mejor las excursiones psicodélicas que las directamente bailables. En ‘Feed Me’ se intuye una influencia cruzada de Prince y Cerrone, pero la canción carece del gancho de las mejores canciones de la banda. Por contra, ‘Paradise State of Mind’ -la pista titular- ejemplifica la buena madurez de Foster the People sin que la banda en absoluto tenga que renunciar al sonido idealista y fresco de sus inicios.

En otra época grupo fijo de las listas comerciales gracias al éxito de ‘Pumped Up Kicks’ o la enorme ‘Houdini’, Foster the People entrega otro trabajo de canciones de pop expertamente construidas que consiguen un buen equilibrio entre accesibilidad e inquietud creativa. Probablemente no repetirá el éxito de ‘Torches’ (2011) pero, después del viral de ‘Sit Next to Me’ o del éxito en streaming de su single de 2019 ‘Imagination’, subestimar a Foster the People no es una opción.

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Publicado por
Jordi Bardají