Yendo al grano, como ha hecho el propio Floating Points, la primera parte de su nuevo disco ‘Cascade’ es lo más llenapistas que ha construido nunca. Lo más inmediato y accesible. Lo más alucinante para alguien que le siga desde una perspectiva hedonista. Especialmente desde ‘Key103’ hasta ‘Fast Forward’, desde la pista 2 hasta la pista 5, este largo es una «cascada» de hits que el artista explica no exento de humor.
Como muchos recordaréis, Floating Points firmó un disco con el ya desaparecido músico de jazz y saxofonista Pharoah Sanders, ‘Promises‘, que acabó en todas las listas de lo mejor de 2021. Además, el artista se ha involucrado en una obra de ballet en San Francisco y en una banda sonora de anime para Adult Swim que está por salir. Asegura que «a medida que escribía su ballet de día, por la noche echaba mucho de menos la comunión sudorosa con la pista de baile».
De ese anhelo es que nace algo como ‘Birth4000‘, la gran producción a lo Girgio Moroder de Floating Points. Hay ramalazos setenteros, electro, cosmic y, sí, sobre todo mucho «sudor» en el que ya es uno de los temas clave de su carrera. También tiene su cénit algo antes de su último minuto ‘Del Oro’; y se construye en torno a samples vocales y un beat techno la fantástica ‘Fast Forward’, que alcanza cuotas cósmicas más elevadas aún.
Una inspiración clave para Samuel Shepherd ha sido Manchester, tanto sus clubs como las tiendas de discos a que acudía al salir de clase. Se ha acordado mucho de los días en que «escuchaba a Autechre en Pelican Neck, a Dilla en Fat City, y los remixes de David Morales en la tienda de Factory Records». Los nombres de las canciones vienen de ahí, por ejemplo la brutísima ‘Key103’, que era una emisora de radio que oía «religiosamente».
La segunda parte del álbum tiene más trazas del desierto de California que conformaba el presente para Floating Points en el momento en que creó ‘Cascade’. La arpista Miriam Adefris lleva la batuta en el inicio de ‘Ocotillo’, con el permiso del clavicordio de la tía-abuela de Shepherd. Es un momento en el que la comparación con el Four Tet más folktrónico es inevitable, aunque el tema después se acelera hacia lo tribal y espídico. Como ‘Affecks Palace’.
’Tilt Shift’ conduce a la final ‘Ablaze’ hacia el ambient. Es como si la primera parte del álbum fuera la violenta caída de la «cascada», y la segunda, el remanso a su término. Considerado una continuación de su segundo disco ‘Crush‘ por pistas como ‘LesAlpx’, pero desprendiéndose de todo su poso clásico, es decir, muy lejos de los juegos con el free jazz de sus inicios en ‘Elaenia‘, ‘Cascade’ abre definitivamente una tercera o cuarta vía para este talento. La de llenarse los bolsillos levantando los brazos de decenas de miles de personas.