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La anticlimática ‘Joker: Folie à deux’ destruye la saga desde dentro

No es que hayan pasado muchos años desde la primera ‘Joker’, pero todo va ahora a la velocidad de la luz, así que parece que hace una década. Quizás por eso, el pensamiento general hacia ‘Joker’ ha hecho olvidar a muchos que, al principio, las críticas fueron muy buenas, que la película llegó a llevarse el León de Oro en Venecia e, incluso, que María Guerra llegó a decir que se trataba del “superhéroe de izquierdas”.

Señalo esto último porque poco después empezaron las críticas por una supuesta apología incel (no del todo alocadas), y voces que alertaban de que ‘Joker’ era “peligrosa”, algo de lo que nos hicimos eco al reseñarla en JENESAISPOP. Yo comentaba en ese momento que, aunque entendía esas críticas, no veía un contenido político estructurado, más bien un discurso vacío… pero que me encajaba, porque el Joker de Arthur Fleck es el villano del caos y de la rabia.

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Os acordáis de todo esto, ¿verdad? Muy bien, pues ahora olvidaos. Una secuela suele anunciarse con “más”, “más X que nunca”, y, aunque puede tirar por un enfoque más minimalista y dar buen resultado, quizás contando una pequeña historia alejada de la anterior, no es éste el caso de ‘Joker: Folie à Deux’. Más bien, termina y no sabemos qué ha querido contar.

Desde luego, se van a evitar cualquiera de esas críticas que recibió la primera parte, empeñándose una y otra vez en subrayar que el personaje es malo, que sus acciones están mal, que sus seguidores son malos, etc. Es un tremendo error de una película que parece tener miedo a causar cualquier tipo de polémica, y no solo en el tema incel; hay cierta escena carcelaria que en la primera parte se habría mostrado, y que aquí se queda en una sugerencia (bastante evidente). Todd Phillips no es Cronenberg, es el director de ‘Resacón en Las Vegas’, pero ‘Joker’ conseguía incomodar, y él mismo se pasó parte del tour con el discursito de “ya no se puede hablar de nada”… para ahora hacer esto.

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Las propias canciones de este “musical” (ahora hablaremos de esto) inciden en ello. En la primera parte se usaba, en la escena donde más se estilizaba y encumbraba al villano, ‘Rock n Roll Part 2’ de Gary Glitter, elección curiosa teniendo en cuenta que el cantante fue condenado por abuso sexual infantil. Aquí, en cambio, pasa algo parecido a lo que ha ocurrido con el álbum de acompañamiento de Lady Gaga: se vende suciedad, se vende maldad, se vende locura, se vende terror, y lo que tenemos es una corte de canciones completamente inofensivas, interpretadas también de esa misma manera.

Con la excepción de cierta escena en un plató (aun así, más inofensiva que la de Robert DeNiro en la primera entrega), todo lo demás está en un código extrañísimo. Durante la promo, todos se han encargado de asegurar que no es un musical para no espantar al público general, pero en el fondo hacen bien: esto es como un musical hecho por alguien a quien no le gustan los musicales (y no, no es ‘Bailar en la oscuridad’ precisamente).

Phillips ha coescrito con Scott Silver esta secuela, y, además de con el propio Joaquin Phoenix, ha vuelto a contar con Zazie Beetz en el reparto, sumando a dos pesos pesados como Catherine Keener y Brendan Gleeson y, por supuesto, el cacareadísimo fichaje de Lady Gaga. ¿Pero para qué? No la hemos nombrado hasta ahora para hacer honor al peso que le dan: pese a ser uno de los principales reclamos de esta secuela, Gaga no puede estar más desaprovechada aquí. ‘House of Gucci‘ no era ninguna maravilla, pero ella destacaba. No es el caso; aquí no hay nada con lo que ella pueda jugar: si querían una actriz que cantase bien, hay muchas, si querían una actriz que diese un aire desquiciado, hay muchas. Coger a Lady Gaga para esto es, desde luego, una decisión.

El personaje de Germanotta solo funciona en el primer tramo de la película, a su vez el mejor tramo (junto al curioso opening), porque todavía piensas que hay una dirección para esta historia… pero no. Ni la película ni su Harley Quinn llegan nunca a levantar el vuelo, y no se entienden los giros que dan los dos personajes principales hacia el final.

Lo único a lo que sí se atreve ‘Joker 2’ es a destruir la saga desde dentro con una película reiterativa que para nada necesita dos horas y pico de duración; nadie diría que el concepto “secuela de Joker con Gaga” iba a ser aburrido, pero aquí estamos. Y si os estáis preguntando si es un circo, si es “tan mala que es buena”: been there. Pero no. Por hacer comparación con los discos de Lady Gaga: yo ya iba sabiendo que esto no iba a ser ‘The Fame Monster’ o ‘Born This Way‘, y me esperaba más bien un caótico ‘ARTPOP’… pero esto, como mucho, equivale más a ‘Joanne‘. Solo que aquí no hay nada equivalente a ‘Perfect Illusion’.

No es que hayan pasado muchos años desde la primera 'Joker', pero todo va ahora a la velocidad de la luz, así que parece que hace una década. Quizás por eso, el pensamiento general hacia 'Joker' ha hecho olvidar a muchos que, al principio,...La anticlimática 'Joker: Folie à deux' destruye la saga desde dentro