Música

Kokoshca / La juventud

En la portada de ‘La juventud’, el octavo disco de Kokoshca, vemos a Iñaki tomando un copazo perdido en sus pensamientos. Amaia sostiene un periódico, mientras mira a la cámara. Íñigo es quien más reta al osado comprador del vinilo, agarrando una chaqueta en plan «fucker». Y Álex, trabaja de camarero. Los cuatro miembros de la formación navarra representan varias formas de afrontar la vida, el paso del tiempo.

Hartos del mensaje de que hay una edad para cada cosa, y de que la sociedad penalice el envejecimiento, Kokoshca hablan en ‘La juventud’ de algunas de la disyuntiva de la mediana edad: seguir saliendo, estar «siempre de ciego» o ser esclavos del trabajo, un tema que ya había aparecido en su discografía. La gentrificación y el capitalismo aparecen también de manera tangencial en letras como ‘Mi barrio’ o ‘Parkour’.

Pepe Mújica es quien abre el álbum con un «speech» en el que nos recuerda que «la vida se escapa, pero tú puedes darle una orientación». Es el preludio de un disco divertido, en el que en general prevalecen los mensajes optimistas sobre el sinsentido de la vida, incluso a pesar de que por supuesto topemos con trabas.

‘Lo que hay en mí’ odia «tanto trabajar» resultando todo un canto a la libertad: «solo quiero salir de esta jaula y volver a volar». Otro mensaje universal encontramos en ‘Mi barrio’, que apela a todo el mundo de la siguiente manera: «Canto esto para los borrokas, para los pijos, y las monjas / Canto esto para los tarados, para tus padres y mis padres / canto esto por los obreros, insumisos y gitanos / Canto esto para mi barrio».

El single ‘Parkour’ celebra toda una carrera a contracorriente, utilizando como metáfora esta práctica: «paso la vida boca abajo, y así me encuentras tú, haciendo parkour». Y ese «pasar la vida» salpica también las canciones de amor. Es el caso de ‘El verano’, una misiva llena de coros muy Cohen y preguntas hacia alguien de quien ya no sabemos nada; y de ‘Huella de ti’, que habla igualmente de alguien a quien no podemos olvidar, conteniendo un homenaje a Astrud expreso: «hace justo un año que me puse un año de plazo para estar mejor».

La unidad temática es total, bien cerrada con el regreso de Pepe Mújica para la última pista, en contraste con una producción musical que se mueve más libre que nunca, ciertamente a veces, «haciendo parkour». Amaia se ha atrevido con un corrido tumbado, ‘Mi barrio’, porque a estas alturas si se ríen de ellos «les da todo igual«. el álbum pulula, sin miedo alguno, entre el kraut pop (‘Sácame a bailar’), el sonido Stone Roses insólitamente pasado por el Autotune (‘Lo que hay en mí’) o el reggae (‘Nos pasa siempre’).

Su fuerte continúa siendo el rock de corte urbano, y por eso temas como ‘Huella de ti’ o ‘Parkour’ prometen funcionar igual de bien que en el álbum anterior ‘Te sigo esperando‘, que no fue single. Y es que las oscilaciones estilísticas son lo de menos cuando como autor/a puedes dar con un tema del impacto de ‘Es una suerte verte (siempre)’. La balada final es una respuesta maravillosa para todos los que creen en el amor de la clase que sea; para muchas de las preguntas que contiene este álbum: «Veo mis sueños arder, se esfuma mi juventud, no temo envejecer, temo que no estés tú». Tan bonito y eterno como el final de ‘Grease’.

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Publicado por
Sebas E. Alonso