Si Varry Brava siempre se ha concebido como un grupo para pasarlo bien, imaginad después de lo que les pasó con ‘Hortera‘. Su disco anterior se publicaba en pleno 2020: no hace falta decir nada más si estabas en este mundo. El lapso les ha traído muchas cosas buenas, de todas formas. Gracias a su simpática participación en Benidorm Fest, donde cayeron bien a absolutamente todo el mundo, se pudieron dar más a conocer; y gracias a lo buena que era ‘Raffaella’, recogieron su primer disco de oro.
Eufóricos por la idea de que este sea el primer álbum en más de 5 años que podrán presentar en una gira de salas, ‘Sharirop’ es un acercamiento descarado a la pista de baile. A simple vista, estamos ante un disco que, como ‘Confessions On a Dancefloor’ de Madonna, toma ideas prestadas de artistas admirados para desarrollar llenapistas propios. He perdido la cuenta de cuántos guiños a Radio Futura caben en la discografía de Varry Brava. Solo en ‘Tierra para bailar’ hay al menos 3: ‘Veneno en la piel’, ‘Escuela de calor’ y ‘Negra flor’. Y sin embargo, el pop-rock español se hace a un lado en ‘Sharirop’ para entregarse al tecnopop, a la Ruta del Bacalao, al Autotune, al trance, e incluso a la rumbita y lo urbano.
Como sexto disco ya, presenta un sonido más depurado bajo la producción de Tato Latorre. Ahora, si juegan con un beat de reggaeton, como sucede de manera muy puntual en ‘La tormenta’, es de manera subrepticia: casi ni notas que está ahí. Todo sigue sonando a Varry Brava. Atrás quedaron los tiempos de «vamos a hacer un reggaeton Loco«. Los estilos fluyen con mucha más naturalidad en ‘Sharirop’.
Para desarrollar sus historias de amor y desencuentros en discotecas, afters y festivales han contado con artistas femeninas en más de la mitad de los temas. Javiera Mena aparece en ‘Boomerang’, un romance en casa de unos amigos; Bely Basarte, en el festival apocalíptico de ‘El último festival’, cuyo «en un poly klyn te amaré hasta el fin» ya solo nos puede sonar a Kalorama, aunque datara de antes; Suu, en la exitosa ‘La tormenta’; o Ku Minerva, pasando de cantar «Estoy llorando por ti» a «Estoy loquita por ti».
La segunda mitad del disco se compone más de peculiaridades que de hits. Como ‘Fígaro’, que empieza con un guiño claro a Pet Shop Boys, solo que como tocado por Joe Crepúsculo; o la canción llamada propiamente dicho ‘Sharirop’, con la que Varry Brava tratan de crear un tarareo, una marca, un club personal que de hecho podría ser real, porque ya han dado con su sonido.
Aunque lo que mejor les sale es todo lo relacionado con lo españolete. Las guitarras y las palmas en ‘ROMAMOR‘ tienen tanta gracia como su referencia a Sergio Dalma; y ‘Georgina con Cristiano‘ es desde ya una de sus mejores composiciones. Oirás un bajo disco, y la cadencia es la de una canción 100% Varry Brava, pero aquí el fraseo de Óscar Ferrer (“Sigo bailando a tu lado y tu novio se pone flamenco”) es el de una rumbita sobre amor furtivo en la que María de Juan pone un contrapunto muy divertido.