Michael Kiwanuka debió vender millones con ‘KIWANUKA’, su tercer disco. Al menos, la mitad de los que vendió ‘30’ de Adele, otro trabajo producido por el renovador del soul Inflo (la mención no es casual, Adele ha declarado ser seguidora de Kiwanuka en alguna ocasión). ‘KIWANUKA’, publicado en 2019, valió a Michael el preciado Mercury Prize, pero no llevó al autor de ‘Cold Little Heart’ a los grandes escenarios del mundo. Para un artista reservado y tímido como él, quizá era lo mejor que podía pasar.
Un lustro después llega ‘Small Changes’, un álbum igual de “reservado y tímido” que su autor. El título parece una declaración de intenciones: son pocos, muy pocos los cambios que encontramos en él respecto a la obra previa de Kiwanuka. Simplemente, esta vez las canciones son más modestas. Demasiado.
Cuenta Kiwanuka que ‘Small Changes’ es un álbum inspirado en su paternidad (a su vida han llegado dos hijos) y en su mudanza fuera de Londres. Las letras plantean un escenario de amor incondicional a pesar de los conflictos conyugales: “aunque te lo hago pasar mal, estás dispuesta a quedarte”, canta el británico en ‘The Rest of Me’.
El ánimo de melodías y letras -como de costumbre- es decaído y, en ‘Live for Your Love’, Kiwanuka canta que «todos sus sueños están desapareciendo”. El single ‘Floating Parade’, sin ir más lejos, es una metáfora del escapismo. Pero a Kiwanuka le queda el amor, y las promesas de amor eterno se suceden a lo largo del álbum, como en la bella ‘One and Only’: “nunca te diré adiós, siempre estaré contigo”.
Junto a Inflo, por supuesto también Danger Mouse y una gran banda de músicos, la cual incluye una orquesta, Kiwanuka diseña un repertorio que “huye de lo cool” y aspira a equipararse a grandes obras de “Bill Withers o Sade”. La ambición, en este caso, se queda corta a pesar de los esfuerzos de Kiwanuka por hacer cosquillas a las emociones sobre todo mediante el uso de cuerdas, por ejemplo en el single ‘Rebel Soul’, otra de sus composiciones con ecos a los últimos Radiohead, o en la segunda parte de ‘Lowdown’.
Arreglos, producción e ingeniería de sonido de ‘Small Changes’ vuelven a ser exquisitos y Kiwanuka se vale de guitarras eléctricas, cuerdas, vientos y baterías secas de estilo setentero para vestir unas canciones que suenan especialmente maduras y serenas. Sobre todo relucen
‘Floating Parade’ o el smooth-pop-soul de ‘The Rest of Me’. ‘One and Only’ es otra emocionante composición de Michael que, con guitarras, cuerdas y coros, sabe dejar huella.
Sin embargo, ‘Small Changes’ termina muy pronto hipnotizado por su propia calma. El trémolo de las guitarras de ‘Small Changes’ -la pista 2- evoca la época de gloria de Portishead -aunque en clave orgánica- pero Kiwanuka no entrega una canción tan emocionante como las de ‘Dummy’ (1994). Las baladas se convierten en nanas en ‘Live for Your Love’ o ‘Stay By My Side’ y la pista final, ‘Four Long Years’, aparentemente una canción de ruptura, no es el gran cierre que Kiwanuka ha sabido escribir en el pasado.
Solo un sintetizador de textura vintage en ‘Follow Your Dreams’ imagina un camino diferente para el disco, pero Kiwanuka nunca decide tomarlo de manera radical. Puestos a apurar se podría comentar la influencia de Bob Dylan en la primera parte de ‘Lowdown’. Pero, al final, el camino que toma ‘Small Changes’ es uno seguro y poco arriesgado. Cinco años después, quizá era el momento para Kiwanuka de ofrecer algo diferente pero, en ‘Small Changes’, el autor de ‘I’m Getting Ready‘ suena adormilado y poco inspirado.