Música

Self Esteem / A Complicated Woman

Rebecca Lucy Taylor se ha convertido en una de las personalidades más particulares de los últimos tiempos. Ya apenas nadie se acuerda de su paso por los reivindicables Slow Club: ahora es una de las voces feministas más importantes que ha dejado el pop británico. Como broma privada y de manera muy reduccionista, podemos considerarla la «Zahara inglesa», pues su segundo álbum ‘Prioritise Pleasure‘ contuvo denuncias #MeToo y reflexiones sobre autoafirmación y salud mental, unos meses después de que saliera ‘PUTA‘. Ahora, afronta el idéntico reto de sobrevivir al impacto mediático de su predecesor.

Self Esteem lo tiene claro: «Si simplificaba y me limitaba a hacer música pop de empoderamiento, me iban a meter en las playlists y en la radio, en programas de televisión mainstream», indica quizá refiriéndose a su paso por ‘Bake Off’. «Pero artísticamente no puedo». ‘A Complicated Woman’ es un disco «complicado» sobre una «mujer complicada», en honor a su irónico título.

El tercer largo de Self Esteem se regocija en sus contradicciones. El «spoken word» de bienvenida ‘I Do and I Don’t Care’ confiesa estar estancada en los 15 años porque «el paso del tiempo solo se mide por la niña de la que estás hablando». Es una canción que reconoce ser «cobarde» y «empoderada» al mismo tiempo; ser «fuerte» y estar «destrozada» a la vez. En esa línea, el disco se mostrará indistintamente potente y desafiante, como en la electrónica ‘Mother’, que invita a leer algo que no sea ‘El guardián entre el centeno’; y a continuación vulnerable, como en la balada ‘The Curse’, en la que Taylor lucha contra la adicción al alcohol. «No repetiría si no me funcionara, pero me funciona, y esa es la maldición».

La canción que mejor refleja esa dicotomía es el single ‘Focus Is Power’

, centrado en su vena neo-soul, sin duda la que mejor le sienta. Ella puede aproximarse a los territorios de Taylor Swift (‘Cheers to Me’), Coldplay (‘If Not Now, It’s Soon’), o incluso puede hacer música apocalíptica para cantar que no quiere hacer un ’69’ (una producción holgada y supongo que deliberadamente ridícula). Pero nada le sienta tan bien como el registro British más atemporal. El coro góspel y los juegos vocales tienen enorme protagonismo -no solo en ‘What Now’-, a lo largo y ancho de un álbum intencionadamente estridente, maximalista y chillón. Ahí tenéis la portada tipo ‘El cuento de la criada‘.

Las colaboraciones son tan anecdóticas como la de la artista Sue Tompkins al final de ‘Logic, Bitch!’, o la de la sudafricana Moonchild Sanelly en ‘In Plain Sight’, que llega para subrayar un mensaje de igualdad, al grito de «¿qué coño quieres de mí? ¡déjame ser!». Es decir, refuerzan el mensaje de Self Esteem. Ella es el centro de todo en un proyecto en gran medida pensado para el directo que ya se ha desplegado en un teatro de Londres 4 noches consecutivas. De hecho, Self Esteem ha participado recientemente en una representación de ‘Cabaret‘ en la misma ciudad, que también contó con Jake Shears. Quizá por eso absolutamente todo aquí es absolutamente histriónico.

El álbum termina en plan Portishead, con una mezcla de trip hop y jazz (la coda de ‘The Deep Blue Okay’), sin dar grandes respuestas. Tampoco en cuanto al sonido futuro de Self Esteem, que calca estrategias pasadas. En la letra de ‘Mother’ precisamente había planteado «no necesito soluciones, solo ser escuchada».

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: self esteem