El otro día alguien en casa abrió una inesperada conversación sobre fantasmas. Estaba sonando el nuevo disco de Jenny Hval de fondo. En aquel momento aún no me había dado cuenta de que algunos de los títulos de las canciones eran ‘You died’, ‘All night long’ o ‘Spirit mist’. En efecto, el noveno álbum de la noruega es uno de los que saben cómo llevarte al más allá. En teoría, en verdad nos habla sobre perfumes.
‘Iris Silver Mist’ es el nombre de una fragancia realizada por el perfumista Maurice Roucel para la casa francesa Serge Lutens. No por ello estamos en una boutique cuqui de París donde la plebe no puede entrar. El uso que Jenny Hval hace de la palabra «olor» es visceral y nos alcanzará a todos. Llega hasta las entrañas. Atención a su descripción de la canción ‘Lay down’: «el feto puede oler y saborear la comida de su madre en los meses finales de un embarazo. ¿Puede aún escuchar un fantasma desde su ataúd a los pájaros cantar por encima?».
La «fragancia» en la música de Jenny Hval es una manera de acercarse o de alejarse de la muerte. No hay lugar para la violencia de Patrick Süskind en esta ceremonia de dream pop: ‘Iris Silver Mist’ es más un álbum de new-age que una banda sonora tétrica de Wojciech Kilar. Lo que sí caben son las preguntas incómodas y el dolor del final inevitable: «Casi mueres, pero aún hueles a vida / Éramos humanos, pero ahora somos resina, somos polvo, disperso por todas partes», dice la explícita ‘You died’.
Lo que termina de convertir ‘Iris Silver Mist’ en una obra única es la vinculación entre la muerte y la fama. El single principal del álbum nos habla de «soñar con ser una rosa, pero estar lejos de ser una rosa». Un tema que comienza hablando de más olores: «Ahora, imagina un escenario decorado con intención / Este escenario está obviamente desmoronándose / Una rosa es una rosa, es una rosa, es un cigarro».
Cómo se siente Jenny Hval en el escenario es otro de los temas primordiales de un álbum aún marcado por la pandemia. Aunque el anterior trabajo de esta formidable autora, ‘Classic Objects‘ (2022), ya trataba el mismo tema, este no está agotado para la también escritora. ‘Huffing my arm’ habla de un escenario desmantelado y la muy Leonard Cohen ‘A ballad’ se pregunta: «no sé por qué estoy aquí arriba, quiero decir, en el escenario / Tantos años, toda una vida, en una causa perdida / Una gran parte de mí quiere bajarse, pero si lo hago, no podré volver».
El clímax de ‘Iris Silver Mist’ es el paso de ‘I don’t know what free is’ a ‘The artist is absent’, la cual a pesar de durar poco más de 1 minuto, está resultando una de las favoritas del público. Plantea ‘I don’t know what free is’: «he intentado preguntar qué es una performance, qué es escribir, ¿quién lo dice? Cuando nadie quiere hablar, alguien escribió: «una performance es algo que tiene lugar o, incluso mejor, alguien que está presente». Purificadora, la canción continúa hablando de más cenizas, más tabaco, y más formas de respiración, y al final se acelera en sus últimos 5 segundos para dar lugar a ‘The artist is absent’, que se sitúa en un escenario desierto: «Que alguien me ayude ahora / Un escenario sin espectáculo / Una silueta borrosa / Alrededor de un espacio vacío / Un club sin club».
Si esto último te lleva a David Lynch, y en concreto a ‘Mulholland Drive’, espera a escuchar ‘I want to start at the beginning’. Casi la mitad de las pistas en ‘Iris Silver Mist’ se mueven en torno a los 2 minutos de duración, como si su único propósito fuera crear un ambiente «fantasmagórico» o llenar la estancia de una fragancia. El humor alivia aunque sea a través de algún título y Jenny Hval decide terminar con una pista titulada «Quiero que el final suene así». No haré «spoilers» sobre cómo suena. ‘Iris Silver Mist’ es una pequeña obra de arte que ha de descubrir cada cual.