Música

Chappell Roan deja afónico al Primavera con su apoteósico show

Primavera Sound ha celebrado este sábado la última jornada de su edición de 2025. Se estima que unas 293.000 personas han asistido al festival en total (unas 71.000 por día durante los tres días principales), según datos de RTVE. El 65% de la asistencia ha sido internacional, mayoritariamente de Estados Unidos, Reino Unido e Italia, y solo el 25% de la presencia en el evento ha sido barcelonesa. El festival ha ganado comodidad gracias a la nueva organización de uno de sus escenarios, el Auditori, que se ha externalizado a la Sala Apolo y la Paral·el 62, y el tiempo primaveral ha acompañado: al contrario que otros años, no ha caído una gota. Primavera Sound 2026 se celebra los días 4, 5 y 6 de junio.

¿Puede ser el directo de Raya Diplomática más obvio que su nombre? Sí. El objetivo es recrear una actuación de punk desquiciada y de apariencia antisistema, como las de la Movida, y Javier Calvo da el pego cantando sudado, con el torso desnudo y los ojos desorbitados. ¿Es posible hacer esta crítica sin señalar que toda la propuesta de Raya Diplomática -que incluye a miembros de El buen hijo y The Parrots en sus filas- parece una pose contracultural no muy creíble? ¿Nos estamos pasando de puretas? Ciñéndonos a lo estrictamente musical, las canciones son graciosas -en especial ‘Todo Rosa’-, no parecen simplemente parodias, y Raya Diplomática se adelantan al público adaptando al punk la canción de ‘Física o química’. El pequeño escenario de Aperol Island of Joy está bastante abarrotado para lo que acostumbra y, entre los asistentes, advierto a varios personajes amigos: Juanjo Bona, Martin Urrutia, Ruslana, Jimena Amarillo o hasta Gigi Goode andan por aquí apoyando el nuevo proyecto musical del co-director de ‘Paquita Salas’.

Me acerco a Amazon para presenciar brevemente el concierto de Black Country, New Road, probablemente los mejores músicos del festival. Pocas bandas traen, además de guitarras, batería y teclados, mandolina, banjo, saxofón y flauta, y menos aún saben integrar estos sonidos tan bien dentro de una misma canción. Además, cada integrante del grupo está ampliamente distribuido en el escenario, dejando a cada instrumento su espacio. El directo de ‘Forever Howlong‘ es elegantísimo y rico, pop barroco de una calidad suprema y, aunque la banda no cuenta con vocalista líder (Isaac Wood abandonó la formación en 2022), Tyler Hyde y -sobre todo- May Kershaw, con su voz casi lírica, suplen esa función con creces. El breve set, que empieza pasado de «sentimentalidad», como expresa Tyler, pero se va alegrando, es imperdible para todo aquel que busque pop hecho con buen gusto.

Gisela Jané

El concierto de ‘Si abro los ojos no es real‘ no deja grandes sorpresas para el que ya haya tenido la suerte de presenciarlo. La riqueza instrumental del disco se transmite muy bien en directo -suena potente el piano de ‘C’est la vie’- y Amaia capta toda la atención solo con su voz o sus pasos de baile, que en ‘Despedida’ se convierten en flamenco. Aunque ‘Tengo un pensamiento’ deja el clímax del concierto, interpretada junto a un coro, el momento más comentado ha de ser ‘Ya está’ porque Amaia logra callar a todo el público mientras toca el arpa con suma concentración. Claro, ella lo ha pedido antes, asegurando que, si hablamos mientras toca el instrumento, la «jodemos viva». Pero nos habríamos quedado mudos igualmente simplemente porque lo que hace es único.

El reino de Chappell Roan

¿Cuán grande puedes ser en tu debut? Se me ocurren pocos casos. Chappell Roan se ha hecho popular, en parte, gracias a los festivales. Y, cuanto más festivales ha tocado, más grande se ha hecho. A cinco minutos de empezar el show, a unas puntuales 22.05 de la noche, con toda la pista inundada de gorros de cowboy, botas y vestuario rosa, queda claro que el fandom de Chappell ya es enorme y no hay quien quiera quedarse fuera de la fiesta.

El show de Chappell es coherente con su propuesta, aunque no lo parezca. El montaje, inspirado en un castillo gótico, parece propio de un concierto de hard-rock europeo y no de una estrella del pop estadounidense. Pero Chappell tiene tablas para ser lo que quiera, de voz va sobrada y de actitud también, y el contraste entre sus pegadizas canciones y la escenografía funciona porque Chappell es una performer nata muy próxima a las estrellas del rock que ha crecido escuchando. A nadie puede sorprender que el show de repente incluya una versión de ‘Barracuda’ de Heart, grupo que Chappell no se cansa de reivindicar.

Clara Orozco

Es verdad que las producciones de ‘The Rise and Fall of a Midwest Princess‘ (2023) no son las más rompedoras que se han oído. También que algunos conceptos (‘Hot to Go’) parecen demasiado juveniles para cierto público. Sin embargo, Roan toca el disco prácticamente íntegro y logra que parezca un «greatest hits»: es ensordecedor el coreo de la pista inicial, ‘Super Graphic Ultra Modern Girl’, que introduce a Chappell en el escenario vestida con capa de bandas y un tocado de mariposa. Esta primera canción pone sobre la mesa la estética de fantasía medieval del show, que después incluirá chorros de fuego o piezas de atrezzo tan llamativas como un trono gótico cubierto de hojas. Chappell cantará ahí la balada ‘Coffee’ acompañada de su «mascota», un dragón bebé.

Menos dada a interactuar con su público que Sabrina Carpenter, quizá porque el show lo pide menos, Chappell suple cualquier límite gracias a su enorme presencia escénica. Con el poderío que transmite sobre el escenario nadie puede quitarle los ojos de encima. Chappell se luce especialmente en los números más apasionados, como ‘Naked in Manhattan’, ‘My Kink is Karma’ o la aún inédita ‘The Subway‘, que incluye un final propio de Roxette. Pero también encandila con la desnudez de ‘Kaleidoscope’ o la diversión camp de ‘The Giver’, que en directo no parece un flop en absoluto, sino un clásico. En este número, Chappell lee mensajes de fans dirigidos a ex parejas que les han complicado la vida, y ofrece un segmento cómico que recuerda que Chappell también viene del mundo del drag y que ha podido aprender el arte de entretener gracias a las reinas que allanaron el camino.

Cuando arrancan los acordes de ‘Good Luck Babe!‘, la pista se viene abajo. Es curiosamente una canción difícil de corear debido a su alto tono, y en el público básicamente la gritamos a pleno pulmón, arriesgando la voz con la certeza de que habrá valido la pena. Por suerte, aún quedan cuerdas vocales para vociferar la final ‘Pink Pony Club’, que avisa de su llegada con el relincho de un caballo. Con el público a mi espalda ya completamente enloquecido, gritan el estribillo como si fuera un reto de ‘El juego del calamar’, a vida o muerte. Terminado el show, durante el lento despeje de Mordor, aún hay quien conserva ganas de seguir cantando ‘Pink Pony Club’. Es imposible no querer quedarse a vivir en el mundo de fantasía de Chappell Roan.

Aminé presenta por primera vez en España su nuevo disco, ’13 Months of Sunshine’, que efectivamente habría agradecido un horario más temprano, y no nocturno, porque las canciones de Aminé juegan con el house y su estilo es liviano y, sí, veraniego (de hecho, Aminé sustituye «verano» por su nombre en una lista de las estaciones del año proyectada en pantalla). El show arranca con un set del DJ MadisonLST que parece durar más de lo que debería. Pincha, entre otras, ‘NUEVAYOL‘ de Bad Bunny para calentar motores. Pronto, Aminé sale escopetado al escenario y empieza a tirar sus barras sobre bases de hip-hop clásico, house o de beat deconstruido, algunos firmados por su colega KAYTRANADA. Los hits se van sucediendo, como ‘Caroline’ o la simpática ‘Spice Girls’, y la recuperación de un alegre beat de los Streets en ‘Arc de Triomfe’ da al público lo que quiere: marcha, buen rollo y mecha adicional para el resto de la noche.

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Publicado por
Jordi Bardají