Que Pablo Alborán haya decidido publicar su nuevo álbum el mismo día que Rosalía puede ser una coincidencia… o no. ‘KM0’, curiosamente, también se ha presentado con un single arriesgadillo (‘Clickbait‘), y resulta que también es un disco políglota (incluye letras en portugués y japonés) y que explora diferentes estilos globales (flamenco, afrobeat, salsa, merengue, hasta country).
Las comparaciones son odiosas, sin embargo, y que Warner Music presentara ‘Clickbait’ como un single «vanguardista» de Alborán en una nota de prensa, hace flaco favor al malagueño. ‘Clickbait’ puede ser arriesgado en su carrera por su mezcla de electrónica y rap, pero no es vanguardista. Más bien, toma el testigo de ‘Reputation‘ (2017) de Taylor Swift, pero con menos sentido del humor (y ya es decir).
La relación de Alborán con la fama marca otras pistas de ‘KM0’, como la gélida balada ‘Mi talón de aquiles’ («crees que me conoces, cuando solo has visto parte de la silueta») o el afrobeat ‘Te invito’ («no busco ni fama ni gloria, solo camino despacio»), pero el séptimo trabajo de Alborán vuelve a centrarse principalmente en el desamor, aunque llega marcado por un duro bache personal. El «kilómetro cero» para Alborán es su hogar, el lugar donde empieza todo.
La experiencia de un familiar cercano con la leucemia, que le obliga a recibir un transplante de médula ósea, inspira la balada titular («casa vacía, corazón lleno, historias que casi me arrancan el pecho»), y la mejor composición del disco. ‘Planta 7’, una colaboración con el guitarrista de flamenco Vicente Amigo, rinde homenaje a los hospitales y también a Valencia, pero lo mejor es su estructura libre, pues la canción, preciosa, se extiende hasta los nueve minutos.
Ese tipo de composición flamenca épica podría haber supuesto un riesgo más interesante para Alborán que coquetear con el rap en ‘Clickbait’, pero ‘KM0’ nunca se tira a la piscina ni de una idea, ni de otra. La fórmula termina imperando en el álbum, especialmente en las baladas, tan recargadas y empalagosas como siempre, recordando especialmente a Alejandro Sanz (‘KM0’, ‘Mis 36‘, ‘Me quedo’), o en ‘Inciso’ junto a Ana Belén, apostando por una pieza más clásica.
Son particularmente fallidos los experimentos con diversos géneros. Alborán recurre a los clichés del country en ‘Vamonos de aquí’ (ese solo de armónica parece IA), y ‘Si quisieras’ es un merengue que suena forzado y descafeinado: nunca este ritmo sonó menos alegre. En ambos casos da la impresión de que Alborán intenta encajar estos ritmos a su estilo compositivo, y no al revés, resultando en fusiones que no suenan naturales.
‘Copiloto’, en el tramo final del álbum, tira un cable a ‘Clickbait’, aproximándose al urban-house, pero ni este tardío intento, ni el verso en japonés de Lilas, vocalista de YOASOBI, en la balada ‘Perfectos imperfectos’, que recuerda el futuro de un amor que pudo haber sido, usando imágenes típicas de mapas y trenes, cuajan en un álbum que toma diferentes direcciones sin ni tan solo atisbar una cohesión.
El mejor aspecto de ‘KM0’ -aparte de ‘Planta 7’- es la calidad vocal de Alborán, inmejorable en todos los sentidos (no solo las florituras, sino también las notas sostenidas), y la verdad es que el dramático estribillo de ‘Mis 36’ construye un potencial clásico. Está a años «LUX» de ‘Clickbait’ por estilo y resultado.
