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La loba herida de David Guetta y Sia

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“Un culo. Un culo solo en un acantilado”, así podría empezar el guión para el videoclip que David Guetta ha preparado para su nueva colaboración con Sia, ‘She Wolf (Falling To Pieces)’. Como la letra de la canción habla de lobos y parajes helados, se han montado un historia de una mujer lobo herida que huye de unos cazadores. Un clip de corte cinematográfico en el que no hay rastro de ninguno de los dos intérpretes y que ha sido dirigido por Hiro Murai, autor de vídeos de Scissor Sisters, St. Vincent, Usher y The Shins.

Justin Bieber vomita en un concierto

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La cantidad de chistes que se nos ocurren para adornar esta noticia son infinitos, pero no vamos a hacer ninguno. Todo ocurrió durante la inauguración de la nueva gira mundial de Justin Bieber. La estrella infantil se encontraba en medio de su concierto en Arizona, interpretando el tema ‘Out Of Town Girl’, cuando no puedo evitar girarse de espaldas a su público y vomitar en el suelo. Seguidamente el cantante abandonaba el escenario para volver minutos después y disculparse con su audiencia. “Es difícil para mí no encontrarme bien y vomitar delante de tanta gente. Yo quería ofreceros mi mejor concierto así que, ¿os importa si lo dejamos aquí? ¿Me seguiréis queriendo aunque haya vomitado en el escenario?”, le dijo a los asistentes. Bieber ya se ha encargado de tranquilizar a las masas aclarando que se encuentra mejor e incluso posteando en Twitter una foto suya en cama. Aquí el vídeo impagable del momento.

George Michael cancela gira por ansiedad

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George Michael tenía que ofrecer una serie de conciertos en Australia, pero los ha cancelado por problemas de salud derivados de la neumonía que casi le cuesta la vida a finales del año pasado. Al parecer sufre constantemente de ansiedad. «Todo lo que puedo decir esta vez es que desde la enfermedad que sufrí el año pasado, he intentado en vano salir adelante y huir del trauma que los doctores que salvaron mi vida me dijeron que sufriría. Me recomendaron reposo absoluto y el tipo de apoyo psicológico post-traumático que es requerido en casos como el mío, pero me temo que creí erróneamente que hacer música y tocarla para la gente me traería la felicidad equiparable a una terapia», indica el cantante en su web, antes de disculparse por las cancelaciones con los fans australianos y prometer que recibirá la atención médica que necesita.

WTF: Mercedes Milá, en topless en Interviú

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La revista Interviú nos da los buenos días este lunes con el WTF de hoy: el desnudo de Mercedes Milá. Las imágenes fueron tomadas mientras Mercedes estaba de vacaciones en las Islas Baleares. Lo mejor en este caso es el CV de la presentadora de ‘Queremos saber’ en cuanto a nudismo: ya pactó una entrevista con Lecturas en agradecimiento por no sacar unas fotos suyas comprometedoras al mercado y también fue pillada el año pasado por el Cuore.

Muse versionan a Prince

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¿Hablábamos de la influencia del funk en la música de Muse, quizá no tan perceptible como la rockera pero presente en múltiples puntos de su carrera? La banda ha versionado a su paso por la BBC una de las canciones estrella de la carrera de Prince, el ‘Sign O’ The Times’. Este es el resultado.

Spoilers de ‘Tu cara me suena 2’

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Esta noche vuelve ‘Tu cara me suena‘, el programa de imitaciones de famosos hechas por famosos que el año pasado despuntó por su puntito kitsch. Las webs de televisión publican el listado de artistas que participan y aquellos artistas a que tendrán que imitar en este programa número 1. Santiago Segura interpretará a Javier Gurruchaga, Arturo Valls a Pedro Marín, Dani Diges a Whitney Houston, Javier Herrero a Sergio Dalma, Anna Simon a Kylie Minogue, María del Monte a Georgie Dann, Roko a Nancy Sinatra y Ángeles Muñoz a Laura Pausini. ¿Habrá seguimiento en vivo en nuestros foros?

FIZ 2012

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Doce ediciones van ya del Festival Independiente de Zaragoza, el evento ideal para empezar a saborear las Fiestas del Pilar de la capital maña. Esta última cita tuvo lugar el pasado sábado en la Sala Multiusos del auditorio, recinto donde casi siempre se ha celebrado. Para los tiempos que corren, probablemente se recuerde el FIZ de este año como uno de los más exitosos de los últimos que ha habido, tanto por la elección de los artistas que han conformado el cartel como por la asistencia de público. Como siempre, hubo dos ambientes separados, con el escenario Ambar por un lado (donde se celebraban los conciertos) y el FIZ Club, con sesiones de DJ’s como las de Tachenko o Chelis. Contar con caballos ganadores como Lori Meyers, Love of Lesbian o La Casa Azul hacía prever una asistencia masiva, como así sucedió. Por si eso fuera poco, cerrar con una sesión de DJ Amable aseguraba un fin de fiesta perfecto. Además, la elección de otros artistas como Maxïmo Park o El Brindador fue de lo más acertada, a juzgar por las excelentes actuaciones que presenciamos. A favor también la puntualidad con la que los músicos salían a escena y, por poner una pega, el sonido deficiente en algunos momentos de los conciertos.

Eric Cihigoyenetche, alias El Brindador, dio el pistoletazo de salida a las actuaciones de la noche acompañado por miembros de Big City y Picore al bajo, teclados y batería, respectivamente. Presentó algún tema de lo que será su próximo LP, además de interpretar canciones de su EP ‘Weird Stories‘ (2011) como ‘The Trick’ o ‘Forks & Knives’. Su peculiar voz hace que su folk coqueto fuera muy disfrutable, ideal para ponerse en situación y disfrutar con calma. La instrumentación adicional proveía un colchón que venía como anillo al dedo a los temas que sonaron. Hay ganas de conocer al completo su próxima propuesta.

Poco tiempo hubo para prepararse ante la avalancha de público que supuso el show de Lori Meyers. Pese a la temprana hora (las nueve de la noche son más propias de un artista principiante que de alguien digno de encabezar un cartel), Noni, Alfredo, Alejandro y compañía pusieron a bailar a la sala desde el minuto uno, en la que sería una de los últimas fechas de su gira. Recorrieron sus cuatro álbumes, haciendo las delicias de los presentes con ‘Nuevos Tiempos’, ‘Dilema’, ‘Sus Nuevos Zapatos’, ‘Mujer Esponja’ o ‘Luciérnagas y Mariposas’. La euforia fue creciendo a medida que pasaban los minutos y para el final de su concierto tenían guardado un trío de ases, formado por ‘¿A-Ha Han Vuelto?’, que enlazaron con ‘Mi Realidad’, provocando la locura colectiva. El colofón lo puso la siempre efectiva ‘Alta Fidelidad’, que desmadró tanto a audiencia como a banda, con un Noni descamisado y fuera de sí, invitando a todos a corear, con algún acople que otro al acercarse con el micro al frente del escenario. Pecata minuta al valorar una actuación más que notable. Que su (esperemos) vuelta al estudio traiga muchos más triunfos.

La noche estaba destinada eminentemente al producto nacional, pero el espacio destinado a Maxïmo Park como oferta de fuera de nuestras fronteras (sí, ya sabemos que Eric Brindador es francés, pero su proyecto está afincado en Zaragoza) fue muy bien aprovechado por los de Newcastle, que salieron a comérselo todo nada más presentarse. Comandados por la inagotable energía del frontman Paul Smith, ofrecieron un concierto muy divertido, al que dieron comienzo con un clásico como ‘Graffiti’. Siguen presentando su relativamente reciente álbum ‘The National Health‘ y por eso tocaron destacadas canciones de éste como ‘Hips & Lips’, el tema titular o ‘This Is What Becomes Of The Brokenhearted’, pero también recordaron el resto de su discografía con otros cortes como ‘Books From Boxes’, ‘Questing, Not Coasting’, ‘Our Velocity’, ‘Girls Who Play Guitars’ o ‘Limassol’, con tanta melodía como rabia. Hay que recalcar de nuevo la puesta en escena de Smith, que apenas paró quieto para quitarse la corbata y poco más, pero no nos olvidemos de la competencia del resto de la banda, ya que interpretar según qué temas con la velocidad y precisión de la que hicieron gala no siempre es posible. Con otro de sus clásicos, ‘Apply Some Pressure’, se despidieron entre fervorosos y merecidos aplausos. Bravo.

En otro tipo de entorno, podría parecer que con los conciertos de los granadinos y los británicos, lo mejor había pasado ya, pero nada más lejos de la realidad. Quedaba mucho por vivir y gozar y gran parte de ello vino dado de la mano de Love Of Lesbian, a la postre las grandes estrellas de la noche. Ya vivimos momentos similares cuando los vimos actuar en el pasado Sonorama y por tanto era de imaginarse lo que iba a suceder: contando con el mayor llenazo de la noche (y eso que con Lori y Maxïmo ya estaba a reventar la sala), la banda de Santi Balmes arrasó, dejándonos rendidos ante su majestuosidad y poder de convocatoria. Tal y como están haciendo en los conciertos de presentación de su notable ‘La Noche Eterna. Los Días No Vividos‘, comenzaron ambientando con ‘La Noche Eterna’ y provocando los primeros gritos de euforia al continuar con ‘Nadie por las Calles’ y otras como ‘Los Seres Únicos’. Volvieron a emocionarnos con ‘Allí Donde Solíamos Gritar’ en su nueva versión y con ‘Club de Fans de John Boy’, a la vez que las cantábamos a voz en grito. Uno de los momentos más especiales se vivieron con ‘Incendios de Nieve’ y sus silbidos y «lololos». Cerraron de manera (más aún) festiva su set con ‘Los Toros en la Wii (Fantástico)’ y la siempre presente ‘Algunas Plantas’, confirmándose como los triunfadores de este FIZ.

Bien entrada la madrugada, no cabía otra opción que la de mantenerse despiertos y Guille Milkyway tenía en sus manos la receta para seguir bailando. De vez en cuando, entre tanto salto y bailoteo, convenía echar la mirada al frente, pues La Casa Azul es muy posiblemente el proyecto nacional que mejor puesta en escena tiene: su indie-pop electrónico ya es lo bastante enérgico y mágico para dejarse llevar, pero las proyecciones y demás atrezzo son para quitarse el sombrero una y otra vez. Aún con su estupendo ‘La Polinesia Meridional‘ como excusa para visitarnos, ofreció un set variado en el que cupieron composiciones de su ya dilatada carrera, entre ‘Chicle Cosmos’, ‘Colisión Inminente (Red Lights)’, ‘El Momento Más Feliz’ o la inicial ‘Los Chicos Hoy Saltarán A La Pista’. En medio, Guille coló algún tema intimista para relajar la marcha, porque en algún momento había que parar para tomar aire y algo, pero la fiesta fue incontestable.

Patrick Wolf pide a Pitchfork que deje de hablar de él

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Patrick Wolf lleva tiempo enfadado con el portal de música Pitchfork. Cuando publicó ‘Lupercalia’ y el gigante norteamericano lo puntuó con un 5,3, escribió en su cuenta de Twitter lo siguiente: «Pitchfork, a todos los discos que me encantan les hacéis malas críticas y a todos los discos que odio les hacéis críticas estupendas. Me lo tomaré como un cumplido». Ahora, este medio ha puntuado con un 6,8 su disco de autoversiones ‘Sundark and Riverlight’. Lo malo es que el texto no es muy generoso, indicando que algunas versiones son «desconcertantes» y que los resultados no son muy buenos cuando las «tranquiliza». Patrick Wolf ha utilizado su cuenta de Twitter de nuevo para contestar: «Hey, Pitchfork, lo pillo. Pensáis que soy un gilipollas, yo pienso que sois unos gilipollas IRRELEVANTES. ¿Podríais por favor dejar de escribir sobre mí de una vez? Gracias».

Muse / The 2nd Law

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Desde un principio, Muse jugaron al despiste con el lanzamiento de su sexto LP: con un anticipo en forma y título de ‘Unsustainable‘, nos hicieron pensar que, en un intento desesperado por seguir en boca de todos, se habían pasado al dubstep. Después escuchábamos ‘Survival‘, tema que compusieron para los Juegos Olímpicos de Londres, una canción muy fiel al estilo grandilocuente de los de Teignmouth y que podía adelantar que su nuevo álbum no iba a ser tan distinto a lo que conocíamos de ellos. Pero de nuevo hacían tambalear las expectativas de público y crítica con el single ‘Madness‘, donde manda la electrónica minimalista en vez de los grandes artificios. Entre tanta confusión sale a la calle ‘The 2nd Law’, un disco aparentemente conceptual, con la segunda ley de la termodinámica como hilo conductor.

Como el grupo avanzaba en las entrevistas previas a su salida y como demostró en las canciones de adelanto, su nuevo disco apunta hacia diversas direcciones musicales, pero no es la primera vez que hacen algo así. En 2006 ya sorprendieron con el single ‘Supermassive Black Hole’, coqueteando con el funk y una manera de cantar al estilo de artistas como Prince, y esa sensación de heterogeneidad la volvieron a dar con ‘The Resistance’ en 2010 en temas como ‘Undisclosed Desires’, en el que se acercaban a su modo al R&B. No es, por tanto, la primera vez en la que se atreven con cosas nuevas, pero tal vez sí sea la ocasión en la que menos miedo han tenido de hacerlo.

Comienzan en terreno familiar con ‘Supremacy’, con unos arreglos orquestales que bien podrían formar parte de una película de la saga James Bond. Guitarra, bajo y batería contundentes, con la operática voz de Matt Bellamy y todo el dramatismo que tan bien les sienta. De repente llega la citada ‘Madness’ para desbaratarlo todo con su electrónica contenida, como U2 en ‘Zooropa‘ (1993), como David Bowie en ‘Hours…’ (1999), aunque no puedan evitar exaltarse en sus movimientos finales. Con ‘Panic Station’ es donde rematan abiertamente sus querencias funk y si nombrábamos recientemente a INXS como posible influencia de una de las canciones principales de lo último de Green Day, aquí sí que se ve verdadera afición por los compositores de ‘Suicide Blonde’. Como queriendo redimirse de tanto experimento, en ‘Survival’ vuelven a su cauce natural con más fuerza y carga dramática que nunca, y es que el tema principal de unos Juegos Olímpicos no podía ser algo tranquilo, había de ser potente, como los coros que realzan la canción, alcanzando unos niveles celestiales de los que Brian May estará orgulloso si los llega a escuchar.

El vertiginoso viaje al que nos someten en los cuatro primeros cortes no acaba según se acerca la mitad del álbum. Muse siempre han tenido la electrónica muy presente en su excesiva visión del rock, pero es en ‘Follow Me’ donde fusionan esos dos mundos con más tino. Hemos de mencionar de nuevo a U2 a colación de este último tema, ya que en algunas partes vocales se acercan bastante a las maneras de Paul Hewson. Los irlandeses, por cierto, no serán los únicos en desfilar por la pasarela de las influencias obvias de lo nuevo de Muse: nada más pasar a ‘Animals’, el siguiente tema, no podemos dejar de pensar en Radiohead, gracias a su delicado piano eléctrico y ese bajo sacado del manual de Colin Greenwood. No nos debe importar el préstamo, porque ni es la primera vez que se les compara con la banda de Oxford ni conviene centrarse en ese detalle: al fijarnos en la canción en sí, descubrimos lo bonita que es y lo mucho que se agradece que el trío sepa de vez en cuando compaginar explosividad con contención, ya que es en esos contrastes donde mejor se aprecian tanto unas aptitudes como las otras.

Por suerte, no bajan la guardia en la segunda mitad y, tras ‘Explorers’ y ‘Follow Me’, más fieles a su sonido tradicional, llega otra grata sorpresa con la etérea ‘Save Me’, donde el bajista Chris Wolstenholme lleva el peso de la voz principal con bastante autoridad. Coronan la canción unos deliciosos punteos de guitarra, por momentos deudores de The Edge. ¿Os ha gustado la voz de Chris? Pues sigue tomando el protagonismo vocal en ‘Liquid State’, esta vez con mayor energía.

‘The 2nd Law’ termina explicando el porqué de su concepto en un tema homónimo compuesto de dos partes: la ya conocida ‘Unsustainable’ y su coda, titulada ‘Isolated System’. No podían cerrar el álbum de mejor manera, para deleite de sus seguidores. En la primera de éstas, plasman su intento de hacer dubstep con los instrumentos que dominan y, francamente, salen bastante bien parados del envite, para acto seguido dar rienda suelta a la electrónica en una segunda parte soberbia, con una melodía que envuelve a la vez que escuchamos la voz de una narradora que nos habla de los peligros de una economía basada puramente en el crecimiento y en la distopía que supone la insostenibilidad de tal sistema. Con este lanzamiento, Muse han logrado renovarse, aportar oxígeno a su fórmula y en definitiva seguir teniendo algo que decir, aunque para ello hayan tenido que hacer más de un saqueo. Al abrirse este abanico de posibilidades, justificarán cualquier préstamo si en el futuro confirman que estos pasos que han dado son firmes y no un capricho.

Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Madness’, ‘Survival’, ‘Animals’, ‘The 2nd Law’, ‘Save Me’
Te gustará si te gustan: los Muse de siempre, pero con un espectro más amplio y obvio de influencias
Escúchalo: Deezer

Alejandro Sanz / La Música No Se Toca

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Lo más fácil al acercarse a un disco de Alejandro Sanz es hacerlo a la defensiva. Entrar con todas las alarmas activadas y tener todas las frases aprendidas que decir en su contra. A su favor hay que reconocer que Sanz lleva 20 años sacando discos y continúa ganando premios, en principio tan prestigiosos como los Grammy, pero tampoco esto significa tanto.

Existen dos factores determinantes en la publicación de ‘La Música No Se Toca’. Primero no hay que olvidar que este es el primer disco del cantante con su nueva discográfica, Universal, después de toda una carrera al amparo de Warner, culminada con ‘Paraíso express‘. No es cuestión de quedar mal con tus nuevos jefes. No es momento de ponerse a juguetear, porque ni la industria ni el público están para caprichos de artistas. Por otro lado, en todos estos años, Sanz no ha contado con un competidor tan cercano a su estilo y que le haya robado tantas seguidoras como ha hecho Pablo Alborán con sólo un disco. Alborán es más joven, más guapo y tiene un timbre de voz más bonito que el de Sanz. Sería inútil por su parte competir con lo evidente. Es momento de ser más Alejandro Sanz que nunca.

Por tanto, todos aquellos que acusan a Sanz de repetirse una y otra vez de manera incansable, encontrarán aquí una excusa perfecta para volver a quejarse de lo mismo. Porque a pesar de que Sanz ha intentado en algunas ocasiones desmarcarse de sus lugares comunes, siempre acaba volviendo al medio tiempo y a la balada de rimas adolescentes marca de la casa. Hay contadas excepciones. El toque de rock español de los 80 en ‘Llamando a la mujer acción’ y el riff de piano que se parece poderosamente al de ‘Clocks’ de Coldplay en ‘Yo te traigo’ son ejemplos de los intentos de Sanz por no sonar igual. Pero el balance general del disco es otro. Por encima de todo siempre terminan saliendo esas rimas “soy el comandante de tus pasos elegantes” y un uso del lenguaje que nos puede parecer inaceptable a todos menos a sus fans (por ejemplo la palabra “hembra” en ‘Mi Marciana’).

Dice Sanz, en el título del disco, que ‘La Música No Se Toca’, y aunque muchos hayan pensado que Alejandro se había dejado llevar por ideales políticos, lo que ha hecho básicamente ha sido volver para recuperar su trono en las listas de ventas. Es por ello que este disco cubre todas las vertientes que el cantante ha tocado en sus años de carrera: absolutamente todas, desde el tono efusivo de ‘Me Sumerjo’ hasta el intento de R&B en spanglish de ‘Down’. Y aunque el primer single no sea un claro ejemplo de lo que podemos encontrar, entre las 14 canciones que incluye este disco hay más de un tema de esos que podríamos sorprendernos cantando en algún momento en el futuro. Eso no significa nada. Es innumerable la cantidad de canciones mediocres que hemos cantado alguna noche cuando la situación lo requería. Y este disco no es una excepción…

Calificación: 3/10
Lo mejor: ‘Me Sumerjo’, ‘Llamando a la Mujer Acción’
Te gustará si te gusta: Los discos anteriores de Alejandro Sanz
Escúchalo en: Deezer

Adele sí cantará para James Bond

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Era un secreto a voces, pero parece que por fin se confirma. Adele seguirá la estela de Sheryl Crow, Shirley Bassey o Madonna y será quien ponga voz al tema principal de la nueva entrega de James Bond, ‘Skyfall’. Según parece, la autora de ‘21’ ha estado trabajando con Paul Epworth en un tema que podría titularse ‘Let The Sky Fall’ y del que en alguna web incluso se atreven a adelantar parte de la letra.

Si la canción resulta nominada el año que viene a los Oscar, como todo el mundo da por supuesto rollo ya, será una nueva oportunidad de volver a Adele interpretar el tema en la ceremonia, ya que los productores de la entrega de premios han prometido que volverá la música a la gala.

Se rumorea que el single saldrá el martes 2 de octubre.

James Franco y Smokey Robinson, el dúo

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Ya habíamos hablado de las aspiraciones musicales de James Franco. Pero el actor sube un peldaño más en su proyecto Daddy junto a Tim O’Keefe. Para su nuevo single ha invitado a la leyenda del soul Smokey Robinson. Juntos interpretan el tema de influencias r&b titulado ‘Crime’. Al parecer ambos se conocieron en un viaje en avión cuando Robinson se acercó al actor y le confesó su admiración. Aquí el resultado.

Violencia rosa para Christina Aguilera

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Melina Matsoukas, una de las directoras de videoclips más famosas del mercado (Lily Allen, Rihanna, Beyoncé, Gaga), se ha encargado de realizar el correspondiente a ‘Your Body‘ de Christina Aguilera. En él todo es un gran acierto: estamos ante uno de los vídeos más divertidos de la temporada. Empezando con un rótulo «Ningún hombre fue herido durante este rodaje», el clip muestra a una Aguilera en plan devorahombres que termina además convirtiéndolos en sus víctimas.

Plagado de tonos rosas, el vídeo no muestra violencia, sustituyendo lo que tenía que ser una explosión, por humo de ese color, y la sangre por confetti. Lo mejor es que el videoclip se recrea en las redondeces del cuerpo de Christina Aguilera. Donde las imágenes filtradas se prestaban, cómo no, a su ridiculización, las definitivas se recrean en su punto kitsch. ¿Logrará revitalizar las ventas ya algo apagadas de ‘Your Body’? De momento el single es top 34 en EE UU, aunque con bastante pinta de perder muchas posiciones en su segunda semana.

Festival de gif’s, aquí.

Grushenka / Técnicas subversivas

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Los catalanes Grushenka publicaron en junio su disco largo de debut después de haber visto sonar su nombre durante un par de temporadas por diferentes blogs y revistas musicales. El pasado año editaban un notable EP asistido por su ex compañero de sello Joaquín Pascual y ahora se lanzan a la piscina produciendo estas 10 canciones por su cuenta.

Ambos factores son importantes para entender esta obra. En primer lugar su sello, El Genio Equivocado, donde también publican otras bandas apegadas al shoegaze y al noise; y en segundo, la decisión de autoproducirse, común a otros grupos de la misma pequeña discográfica y de Barcelona, como Odio París. Podía ponerse algunos peros al sonido del álbum de los de Àlex Marull. Sin embargo, donde sus canciones rebosaban frescura y adolescencia, pese a los defectos, las de Grushenka suenan demasiado atolondradas, con un contraste confuso entre voz y guitarras que no termina de sacar brillo a unas composiciones que, por lo demás, cuentan con varios atractivos (igual tiene que ver que Odio París no son en realidad post-adolescentes y Grushenka, sí).

Juegan a favor sus letras. Es un acierto absoluto abrir un disco de debut con ese «No nos sienta bien el blanco / Eso me dijiste mientras te casabas» y a veces el grado de misterio logrado es máximo («Hoy no será nuestro día / piel de naranja / dices que tenemos / yo no veo la fruta / he borrado el menos / de mi calculadora / y ya no sé restar / ¿Qué haré ahora?»). Aunque se echa de menos algún hit del EP al que ya han renunciado, como ‘Visión nocturna’; ‘Técnicas subversivas’ y ‘Orgullo amordazante’, junto a títulos ya conocidos como ‘Punset me lo dijo’ o ‘Piel de naranja’, recuerdos a Surfin’ Bichos (‘Ese gran lunar en tu espalda‘) y buenas líneas de teclado (‘Los chicos del futuro’), siguen manteniendo a Grushenka entre los grupos de los que estar pendientes en el futuro.

Grushenka tocan hoy 29 de septiembre junto a Tremenda Trementina en Barcelona.

Calificación: 5,9/10
Lo mejor: ‘Técnicas subversivas’, ‘Orgullo amordazante’
Te gustará si te gustan: los grupos emergentes
Escúchalo: Bandcamp

YouFest 2012, el nuevo Woodstock

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En Madrid llueve a veces: 20 minutos y se quita. Pero ayer te podías quedar horas debajo de un balcón esperando a que escampase, así que a eso de las 20.45 no hubo más remedio que dirigirse hacia el Matadero para ver qué era exactamente aquello de «gala youfestera» que prometía el programa del festival de la plataforma de vídeos de Google. La organización había anunciado en Twitter chubasqueros y pronosticado la desaparición del tema del agua «a última hora de la tarde», pero no se supo nada ni de lo uno ni de lo otro. Allí no paró de llover en ningún momento, dando lugar a un barrizal en la zona de los baños que ni en Woodstock. Eso sí, el jueves va a hacer 26 grados.

Mientras el par de recintos cubiertos del recinto permanecía inutilizado (sólo en ellos estaban programados Vive la fête y algunas cosas durante la tarde), unos pocos cientos de personas aguantaron el chaparrón con paraguas, capuchas y, sobre todo, sin nada. ¿De dónde sacaron la fuerza de voluntad los que se presentaron allí a pelo después de estar todo el día lloviendo? De las ganas de ver a las estrellas de Youtube en vivo y en directo, da igual cómo. ¿Mereció la pena? Sí.

Abrió la gala La Tigresa de Oriente, embutida en un traje dorado que podría pertenecer al vestuario de Alaska, y dejando caer la que sería una de las dos revelaciones de la noche: los visuales. Era hilarante ver a la artista contonearse y entonar sus letras de aquella manera, mientras animaciones tigrescas -¡claro!- nos amenazaban gigantes desde la parte trasera. A su término, una caja transparente llena de globos apareció en el escenario. De ella salió Wendy Sulca interpretando ‘La tetita’ (olvidaos de Madonna con el ‘Future Lovers / I Feel Love’ del ‘Confessions Tour’), mientras su «animador» (sic), tras ella, increpaba al público: «¿Dónde están los niños de más de 18 años a los que les gusta la tetita?». Wendy, vestida con su traje regional, se acercó al público, bailó girando sobre sí misma, se mojó y cantó también en riguroso directo ‘Cerveza’. Ya sólo por esto, había merecido la pena el festival.

Pero había mucho más. Delfín Hasta El Fin apareció un minuto después (fantástica la coordinación de artistas sobre el escenario principal) volando, colgando de unos arneses. Fantástica idea. Hay canciones a las que el tiempo pasa factura, pero no es el caso del techno machacón de ‘Torres gemelas’, que sigue alzando cejas de incredulidad como la primera vez. Delfín preguntó al público quién era del Madrid y quién era del Barça, pero allí todos, de lo que éramos, era de Delfín. El hombre bailó y lo dio todo mientras en las pantallas veíamos imágenes suyas y de Nueva York. «¡No puede ser!», gritaba como parte de la letra de su canción. Pues eso.

A su término, La Tigresa, Wendy y Delfín se unieron para interpretar su canción conjunta de ‘Qué bonito es Israel’. Daban ganas de irse a casa después de verlo. ¿Cómo se podía superar algo así?

Antes decíamos que una de las dos revelaciones fueron los visuales. La otra fue la orquesta que le pegaba a todo: daba igual que fuera un tema regional de Perú que los experimentos collageros de Kutiman, el siguiente protagonista, entre eléctricas y vocoder. Mientras Marquese Scott hacía break dance, entre otros, por aquí y por allá, se fue dando paso a un espectáculo de canciones de raíces R&B por donde pasó por ejemplo una versión de ‘Stand By Me’.

A eso de las 22.00 saltaban al escenario los chicos de la franquicia Locomia, que uniendo viejas y nuevas generaciones en su formación, mostraron la misma destreza con los abanicos de antaño. Dejaron ganas de más. Aunque la estrella más esperada (todavía) a esas horas era Chimo Bayo, que apareció con un mono con varias luces de neón verde y linternas que al final de su actuación dejaron de funcionar. El público se vino arriba con un ‘Así me gusta a mí’ que está claro que nunca morirá. El show se cerró con la rumba de Javi Cantero y un homenaje en pantallas a El Fary. Para terminar la gala youfestera, centro de todo el universo durante dos horas, todos los mencionados (menos Madonna, Alaska, Vive la fête y El Fary) salieron a saludar.

Por momentos pensamos que el concierto de El Guincho lo íbamos a ver cinco personas (exactamente), pero no, era la prueba de sonido. Hasta que no terminó lo de la gala, el grupo de Pablo no saltó al escenario, con bastante retraso. A pesar del tiempo que ha pasado desde ‘Pop negro’, el repertorio no presentó sorpresas, pero sí se desplegó ameno, rítmico y sólido, desde ‘Kalise’, ‘Ghetto fácil’, ‘Soca del eclipse’ y ‘Lycra Mistral’ hasta el final con ‘Bombay’ y ‘Antillas’, logrando mantener despierto y entregadillo al público, de nuevo, a pesar de la lluvia.

Cuando sonaba el último acorde de El Guincho arrancaba el primero desde el otro escenario de Primal Scream, que por suerte, no venían a presentar otra vez ‘Screamadelica’ (ya eran demasiadas veces). Los de Bobby Gillespie tocaron un par de las composiciones nuevas que están trabajando en el estudio para publicar el año que viene (una de raíces de rock and roll clásico y pegadizo estribillo «it’s alright, it’s OK», otra más inclasificable con varios giros estilísticos), pero el show fue más que nada un «greatest hits».

Ya en segundo lugar entregaron la espídica e infalible ‘Swastika Eyes’, dejando caer enseguida obras maestras como ‘Movin’ On Up’, trallazos como ‘Shoot Speed/Kill Light’ o canciones para la levitación colectiva como ‘Come Together’. A pesar de algún acople puntual en el sonido, y ahora acompañados de la bajista de My Bloody Valentine (¡nivelón!), con la que parecen compartir total química (Bobby la abraza de vez en cuando), Primal Scream siguen tan profesionales como siempre sobre las tablas, digan lo que digan. ‘Country Girl’ y ‘Rocks’ cerraron, como es habitual, su setlist, mientras de allí no se iba nadie. Sólo faltaron ‘Some Velvet Morning’ y ‘Miss Lucifer’ para morir en el YouFest de felicidad.

Lana Del Rey también anuncia coches

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Ya Lana del rey tiene su traje de terciopelo azul por la gracia de H&M y ahora también tiene un coche de la marca Jaguar. La cantante es la encargada de poner banda sonora al nuevo spot de la marca de coches de lujo. El tema del que apenas se puede escuchar un poco de la voz de Del Rey en el spot ha sido bautizado como ‘Burning Desire’. Además, la campaña irá complementada con un cortometraje producido por Ridley Scott. Este es el spot:

Y este es el tema que Lana ha creado en exclusiva para la presentación del vehículo.

Lana Del Rey – Burning Desire by LanaDelRey

Twin Shadow, en Barcelona

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Si te quedaste con ganas de ver a Twin Shadow a su paso por nuestro país hace unos meses, ahora que ya todos hemos digerido bien el excelente ‘Confess‘, el artista vuelve a visitarnos. Twin Shadow estará en la Sala Apolo el 29 de octubre, traído por el San Miguel Primavera Sound, lo que se traduce en que a través de su portal, las entradas serán más baratas (18 euros). Para el resto, la anticipada serán 20 y en taquilla, 23.

WhoMadeWho, en España

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Los siempre infravalorados WhoMadeWho presentarán en nuestro país las canciones de su último álbum ‘Brighter‘. Suponemos y esperamos que también caiga algo de su «EP» o mini álbum anterior, ‘Knee Deep‘. Las fechas son el 18 de octubre en el Music Hall de Barcelona y el 19 de octubre en la Sala Copérnico de Madrid. Por si a alguien le interesa, el 20 estarán en Lisboa. Mientras, han subido una versión de ‘Sweet Dreams’ de Eurythmics a su Soundcloud realizada para la radio danesa.

Lee Fields, en un antro

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‘Faithful Man’ es una de las cumbres del último álbum de Lee Fields y también lo fue de su concierto al sol en el pasado Día de la Música. Después de meses en que la canción ha estado en Youtube asociada a un clip en directo, al fin se ha rodado un videoclip para el tema famoso por su estribillo «siempre he sido fiel hasta que te he conocido». Dirigido por Tiombe Lockhart, se sitúa, como no podía ser de otro modo, en un antro de hombres.

Los gigantes de Neil Young & Crazy Horse

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El próximo 30 de octubre se publica un nuevo álbum de Neil Young & Crazy Horse, llamado ‘Psychedelic Pill’ y sucediendo a ‘Americana‘. Esta vez serán canciones originales. De momento se ha dado a conocer el vídeo para una de las composiciones, ‘Walk Like A Giant’, un collage de imágenes de los años 30 y 40, entre otros, y caleidoscópicas actuales, que supone sólo un aperitivo de los 16 minutazos que en realidad, en el disco, durará la canción.

Último día para apuntarse en Girando por Salas

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Hoy 28 de septiembre es el último día para apuntarse en Girando por Salas, la convocatoria del Ministerio de Cultura que permitirá girar en 2013 a 56 grupos noveles por 5 provincias que no son la propia. Cada seleccionado recibe un caché fijo y 2700 euros para desarrollar su carrera artística. Para registraros, pinchad aquí. Muy pronto el público podrá votar.

‘Frank 2’, filigranas del clima

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La segunda entrega de ‘Frank’ ha llegado a nuestro país, después de una primera compilación de historias mudas de un personaje que se antoja entre gato, ratón y conejo sin una resolución definida. En ‘Filigranas del clima’ se recogen las primeras aventuras de Manhog, híbrido entre humano y cerdo, otro de los protagonistas de las primeras historias de Jim Woodring -que comenzó a editar en Estados Unidos hace casi 20 años-, y donde también aparece Frank, aunque menos, con sus fieles y oníricas mascotas.

Si en ‘Frank’ no existe una línea argumental y todo se estampa como sueños fugaces, aislando al lector en una burbuja de fantasía con el propósito de plasmar una existencia surrealista, en ‘Filigranas del clima’ el mundo espontáneo de Woodring es bastante más sencillo y menos difícil de comprender. El razonamiento es menos enrevesado y las peripecias, siendo igualmente hipnóticas, son más convencionales.

Los personajes, caminando a dos patas, y su entorno cambian en un parpadeo entre viñetas. Todo crece o se reproduce o incluso cambia de forma fuera de todo tiempo y espacio. Una construcción que da vigencia a una animación que parece antigua o aparenta estar inspirada en grabados de hace siglos, pero que funciona en un doble nivel: compartiendo una imaginería repleta de detalles que envuelve al lector entre tentáculos, y manteniendo la máxima ya reconocible, en beneficio propio, de alimentar historietas con la ausencia total de palabras en las ilustraciones.

La edición de Fulgencio Pimentel, en cartoné de lujo con sobrecubierta, está culminada con una reproducción inédita de Jim Woodring para la ocasión. Una portada inspirada en una de las obras más enigmáticas de la historia del arte, ‘La tempestad‘ del pintor italiano Giorgine, y que sirve con cada trazo para defender el lirismo de esta ficción real. 8,5.

El indie en España: las escenas locales

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Si algo trajo consigo el día después de la gira Noise Pop 92 fue movimiento. La escena independiente de nuestro país dio un estirón y se desarrolló de manera portentosa entre 1993 y 1995, y fue gracias al bullicio que se desató en muchas provincias a raíz del toque que supuso tal iniciativa. Es obvio que no todo nació entonces, pero lo existente y lo incipiente (las bandas que llevaban tiempo como casos aislados y las que surgieron jovencísimas) coincidieron de manera oportuna, y haciéndose compañía en su demarcación, ganaron en peso y notoriedad. Los jóvenes con ideas daban finalmente un paso al frente y se alzaban como protagonistas de un nuevo movimiento social y creativo que tomara el relevo al zarandeo cultural del primer lustro de los ochenta, y en comparación con lo ocurrido en aquella ocasión, muchos de los focos artísticos más importantes no tuvieron lugar bajo las faldas de la señora capital.

Lo hemos oído infinidad de veces: «Sin escenas locales, no hay escena», y es cierto. En lo que ocurría y trascendía de las comunidades autónomas estaban los cimientos para la anhelada (y por entonces casi ilusoria) solidez del panorama independiente a nivel estatal. El dinamismo no fue solo definitorio en el ámbito artístico, sino que al fin hubo confianza para apoyar estructuralmente a todo lo que se movía: a dar voz y programar conciertos de grupos noveles, a publicarles singles y discos, a hacerse eco de todo en la prensa especializada de manera regular. Sería de forma más o menos precaria pero lo que contaba era que las cosas tenían lugar; que surgían más fanzines, que había más público curioso y voraz. En enero de 1994, Rockdelux estrena una nueva publicación trimestral llamada Factory, hecho que resulta muy gráfico para entender el gran volumen de producción musical del momento y el interés que había por los sonidos que se cocinaban en el subsuelo alternativo a raíz de la eclosión de Nirvana dos años atrás. Fue precisamente en Factory donde empezaron a publicarse una serie de informes sobre los grupos que estaban surgiendo en diferentes puntos de España, a complementar con un quién es quién de la nueva hornada integrado por ni más ni menos que 100 bandas, aparecido en el número que conmemoraba el décimo aniversario de Rockdelux, a finales de 1994.

Si bien no debería simplificarse en exceso, porque había grupos de naturaleza dispar en cualquier comunidad, sí que se dio a entender que había un estilo o una determinada actitud que se imponía en cada una de las regiones, y a partir de esa conclusión empezaron a crearse una serie de etiquetas imposibles que hay que tomarse más a la ligera de lo que parecía en la época, quizás teniendo en cuenta que a pesar de utilizar la palabra «sound» con frecuencia, no se quería definir un sonido sino un movimiento local. Seguramente empezó como un juego en la prensa: ante un torrente artístico de tal magnitud era difícil resistirse a encauzarlo como harían en el New Musical Express británico, pero lo cierto es que esos apelativos -que tanto aborrecían los grupos- han quedado para la posteridad a pesar de todo.

En el árbol genealógico trazado bajo el nombre de Donosti Sound (algo parecido a lo que intentó ordenar Ricardo Aldarondo en el Rockdelux 108, mayo 1994) podíamos encontrar coincidencias genéticas como el romanticismo, el pop suave, el costumbrismo -doliente o mágico según la ocasión- y el uso del castellano. Discos publicados por Elefant y Siesta. Era en realidad una etiqueta que se utilizó en los ochenta para hablar de un movimiento más rockero encabezado por bandas como UHF o Puskarra y que se redefinió en la nueva década. Los artistas marcados con ella aseguraban que lo que se llamaba escena en San Sebastián no era más que una casualidad, quitándole importancia y reduciéndolo al hecho de que tan solo eran unas cuantas personas haciendo algo en España que les diferenciaba de lo demás. Por negar, incluso negaban una tangible afinidad estilística entre ellos.

De entre las nubes húmedas del cielo azul-grisáceo donostiarra aparecieron para perdurar en el tiempo artistas de largo recorrido y tan imprescindibles como los componentes de La Buena Vida, Le Mans o Family, combinados en múltiples proyectos además de los grupos madre. Nada de recién llegados: Le Mans no era más que un cambio de nombre para los precursores Aventuras de Kirlian, que pasaron de ser unos incomprendidos en manos de DRO durante la resaca de la Movida a ser alabados de manera unánime por su exquisitez minimalista en los noventa, y aunque se separaron demasiado temprano para algunos (en 1998 orquestaron una despedida en dos EP’s y un álbum) en la actualidad podemos seguir disfrutando de las canciones de Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin en Single desde hace casi una década, así como de la labor como productor y compositor de él para otros artistas.

Aunque lo de Family fue conmocionarnos con un único golpe en forma de disco mayúsculo para no regresar, Javier Aramburu e Iñaki Gametxogoikoetxea habían coincidido ya en la banda La Insidia en 1983 y posteriormente en El Joven Lagarto, nombre bajo el que ya enmaquetaron en acústico las canciones que luego aparecerían -envueltas en mimo sintético- en ‘Un Soplo en el Corazón’ (Elefant, 1994). El dúo no volvió a manifestarse musicalmente, pero Aramburu desarrolló su colorida faceta de ilustrador y diseñador ensamblando la imagen gráfica de innumerables discos de pop facturado en nuestro país hasta nuestros días.

La Buena Vida también llevaba cuatro años de andadura antes de su presentación formal en la primera fiesta que organizó el sello Siesta en Madrid, en 1992. El entusiasmo con el que se recibió ese mismo año su primera maqueta -una delicia que recogía el testigo del pop más sofisticado existente entre los años 60 y 80- fue el inicio de una carrera que se ha cimentado en siete discos de larga duración, muestra de una refinación instrumental y argumental creciente, y que tras los golpes que han supuesto la marcha de la vocalista Irantzu Valencia en 2009 y el triste fallecimiento de Pedro San Martín el pasado año ha dejado el futuro de la banda en puntos suspensivos.

Además de estos tres incuestionables pilares, quedan otros proyectos que no se mencionan a menudo pero que merecen una revisión, como El Joven Bryan Superstar (tres variaciones del nombre -The Young Bryan Superstar antes y El Joven Bryan después- ilustran sus diferentes etapas, desde una primera en inglés a una última más mate y alejada de las coordenadas del sonido Donosti), Daily Planet (exquisitez instrumental y tan ecléctica como los gustos de Ibon Errazkin, que estaba al mando) y Parafünk, nombre bajo el que Javi Pez se sacó de la manga uno de los primeros discos de pop mezclado con estilos como el hip hop, el funk o el acid-jazz creados en el estado a base de samples (‘Parafünk’, La Fábrica Magnética 1993).



Tres discos imprescindibles:

Family / Un Soplo en el Corazón (Elefant, 1993): Difícil añadir un adjetivo más a un disco que funciona como artefacto musical, icono generacional y hasta fetiche (los precios en Ebay del vinilo dan cuenta de ello). New Order, Vainica Doble, Everything But The Girl, Pet Shop Boys… para una miniatura que esquiva lo cursi para una inmersión en lo sublime.

Le Mans / Entresemana (Elefant, 1994): Menos de 25 minutos condensados en ocho canciones precisas y preciosas en las que el aparataje ensayado desde Aventuras de Kirlian cobra verdadero sentido. Gainsbourg, Vainica Doble, esqueletos de sonido Motown… donde la tristeza siempre aparece tras una burla irónica.

La Buena Vida / Soidemersol (Siesta-Mercury, 1997): Con el presupuesto necesario para plasmar las ideas en resultados, con arreglos de lujo a cargo de Louis Philippe, un disco que marca un antes y un después en su carrera y en el indie nacional. Por el acabado prometía su paso al mainstream y en cambio los llevó a la gloria. Eterno.

Según lo expuesto y a pesar de ser también donostiarra, un grupo como Nuevo Catecismo Católico (enraizado en el punk-rock americano) guardaría mayor parentesco con otro movimiento más o menos inventado en el mismo País Vasco, el Getxo Sound. En este caso la etiqueta venía a delimitar un círculo alrededor de una serie de bandas de un corte rock ruidista, con un sonido a veces disonante, acelerado, robusto y rematado con letras en inglés. En una entrevista para el número de verano de 1994 de Factory, Ricardo Andrade (guitarrista de Los Clavos) negaba que lo que estaba ocurriendo en la ciudad destacara más allá de ser un conjunto de gente que se conocía hacía años y que daba conciertos regularmente. Getxo era ya una ciudad culturalmente muy dinámica gracias a la ayuda financiera del aula de cultura del ayuntamiento, que por entonces contribuía dinero para cosas como maquetas, vídeos o carteles. Los sellos Goo y Radiation, ambos con oficinas en Bilbao, aparecieron para publicar la mayoría de referencias de los grupos surgidos en ese círculo.

Los Clavos fueron verdaderos pioneros de la escena local a finales de los ochenta cuando lo que había a su alrededor era sobre todo grupos de pop cantando en castellano, pero fue el revuelo mediático que causó El Inquilino Comunista el que hizo que todo el mundo fijara sus ojos en Getxo. El cuarteto debutó con un EP en 1992 (un año después de su formación) y fue recibido con verdadero entusiasmo por la solidez de sus directos y su solvencia instrumental (líneas de guitarra retorcidas al estilo Sonic Youth 1988-1990, dinámicas cambiantes entre guitarras limpias y broncas como las de Pixies), materializadas en un primer disco editado en un momento favorable (el interés por el noise-rock no tenía mesura entonces) y aupado al podio de las listas de lo mejor del año. En los tres años consiguientes a su aparición surgieron una serie de bandas noveles que engrosaron enseguida la lista del Getxo Sound, como Los Nadie, Lord Sickness, Cujo o Bonzos (la mitad de Los Clavos tras su separación), grupos que se movían en unas coordenadas estilísticas análogas. Javi Letamendia, batería de El Inquilino, reconocía a la revista Rockzone (julio 2008) que Los Clavos habían sido un referente incuestionable para ellos cuando empezaron, lo mismo que los bilbaínos Cancer Moon, dúo formado por Josetxo Anitua y Jon Zamarripa que se adelantó al resto al introducir -no solo en el País Vasco, sino en España- un rock más abrasivo y experimental cantado en inglés.





Tres discos imprescindibles:

Los Clavos / Rare World (Goo, 1993): auténticos pioneros de la escena, en ellos hay rastros de los Stones más chulescos, del hardcore ochentero de bandas como Husker Dü o de la angustia post-punk pero sobre todo una voluntad de desmarcarse de la música que se hacía entonces. Se fueron en su mejor momento.

El Inquilino Comunista / El Inquilino Comunista (Radiation, 1993): curioso que el tiempo los haya convertido en un mito reivindicado cuando su separación pasó bastante (e injustamente) desapercibida. Sin esconder influencias (Charlotte Says, The Fall) este maravilloso debut suena más 2012 que casi cualquier disco de 2012. Tocaron con Sonic Youth, Cat Power, Pavement… cuando ser telonero tenía significado propio.

Cancer Moon / Moor Room (Radiation, 1994): Un disco tan especial como el propio grupo y su líder Josetxo Anitua, elegido disco del año por RockdeLux empatado con el de Family y en Mondosonoro en solitario. Un disco para descubrir y redescubrir una y mil veces con canciones construidas entre imaginativos riffs que huían del mimetismo imperante.

Sin movernos del norte, desplazándonos hacia el oeste, damos con la escena que sin duda dio más bandas en esos años y de la que, casi dos décadas más tarde, conservamos a algunos de los mejores músicos y compositores de nuestro país. Cuenta la historia que una noche, en el bar La Plaza de Gijón, Luis Mayo (cantante del grupo local Screamin’ Pijas, ahora en Indienella), Javier Rodríguez (guitarra de Kactus Jack) y Roberto Nicieza (entonces batería de Australian Blonde) consensuaron la idea de fortalecer el enorme movimiento musical asturiano presentándolo de cara al exterior como algo firme y afianzado, y lo hicieron creando un eslogan («Córtate el pelo, cambia de vida») que estamparon en una camiseta en la que aparecían listados una docena de grupos de Gijón y Oviedo, luego integrantes del cartel de un festival celebrado en las afueras de la ciudad. El apelativo Xixón Sound se lo apropió la prensa procedente de un concierto en la madrileña sala Siroco -en el que tocaron Penelope Trip, Eliminator Jr. y Manta Ray-, que se anunció con tal gancho como reclamo.

El mayor bullicio tenía lugar en la Universidad de Oviedo, más concretamente en la cafetería del Campus del Milán, lugar en el que se encontraban todas las facultades de humanidades a las que iban a estudiar la mayoría de componentes de las bandas que surgieron en esos años (que solían estar en más de un grupo a la vez hasta que tocaba decidirse por el que parecía que tenía más trabajo). Además de compartir pasión por las letras, la compartían por la música, y fue allí donde pudieron empezar a intercambiar ideas, discos y a inventarse sus primeros grupos. Mencionar aquí una corriente de sonido en la que se hiciera énfasis para identificar a esta etiqueta se hace más difícil que en los casos de Getxo o Donosti, porque conocimos a muchos grupos populares venidos de Asturias que formaban un conjunto muy ecléctico dentro de lo que se llamó Xixón Sound.

Penelope Trip y Australian Blonde quizás permanezcan como los más recordados y asociados con el apelativo, porque su aparición y popularidad crecieron notablemente al mismo tiempo que se acuñó el término. Los primeros, sin duda una de las propuestas más singulares y estrambóticas que dio la década de los noventa, demostraron que podían cogerse ideas del noise-pop anglosajón y crear algo de otro mundo sin caer en la mímesis. Cambios de ritmo, distorsión quebradiza, frágiles arpegios, ausencia de letras en favor de fonemas de azúcar… Su aventura tuvo una muerte abrupta cuando se decidieron a crear su propio sello discográfico junto a Roberto Nicieza para publicar su tercer disco (Astro Discos, que editó referencias de montones de bandas de dentro y de fuera de la comunidad; en 2009 dejó de centrarse en su actividad como discográfica para abrirse a otras áreas y tareas dentro del mundo musical). Meterse de lleno en esa parte de la industria les acabó afectando y pertenecer a Penelope Trip no les aportaba la misma satisfacción y diversión de antaño, por lo que se separaron en 1997 -algo que Rockdelux consideraba uno de los factores clave en el diagnóstico de la muerte de la edad del indie. Además de por la originalidad de su música y su manera de presentarla, se les recuerda por su actitud y su integridad.

Que ‘Historias del Kronen’ (Montxo Armendáriz, 1995) fuera una película oportunista y fea alumbrada bajo el cebo del «retrato generacional» no quita que colar en la banda sonora la pegadiza ‘Chup Chup’ (sin leerse el guión siquiera) fuera una espléndida decisión de Australian Blonde. En las entrevistas, el trío -artífice de un pop-rock más inmediato que tenía su reflejo en la música venida de Boston en esa época y que ya tenía su debut en la calle cuando quedó finalista en el concurso de maquetas de Rockdelux- no manifestaba tener grandes pretensiones más allá de divertirse, pero a mediados de los 90 esa canción suya supuso un hito que les acercó a un público mayoritario (protagonizaron incluso un anuncio de Pepsi, algo que luego se convertiría en una fórmula recurrente de promoción para grupos indies tentados a ir más allá) que les puso en bandeja la posibilidad de poder trabajar a un nivel más profesional. Su segundo álbum ya se había editado a medias entre Subterfuge y RCA, multinacional que aportó capital para promoción bajo el acuerdo de que si se vendía determinado número de copias pasarían a formar parte de su catálogo, algo que efectivamente ocurrió a lo largo de 1995. Con ellos se desencadenó el furor mediático por la escena como moda en publicaciones como El País de las Tentaciones.

Otro hito artístico de altura lo marcó Manta Ray, una banda que transgredió encasillamientos y etiquetas desde el principio. Aunque se hablaba alegremente de Xixón Sound cuando se publicó su primer EP en 1994, para cuando se les empezó a ver en directo rodando las canciones de lo que sería su debut en formato largo (‘Manta Ray’, Subterfuge 1995) ya no había quien andara con niñerías, ni quien identificara su música con las figuras de unos chicos que habían recién estrenado la veintena. Simplemente se hablaba de un rock mayúsculo e inédito en su impecable ejecución comparado con sus compañeros de generación. Su tensión dramática se comparaba con la de nombres como Tindersticks, PJ Harvey o Afghan Whigs, y se hacía hablando del sentimiento, no de la copia sonora. Crecieron rápidamente y evolucionaron hacia un rock mucho más experimental, matemático e instrumental, siendo laureados en varios países europeos hasta su separación en febrero de 2008.

Son muchísimas las bandas relevantes de las que podríamos seguir dando detalles, desde lo afilado de los insólitamente desafiantes Medication al noise-rock que mutó en un minimalismo de aliento entrecortado de Eliminator Jr. (que se quedó en Jr. para su revampirización); desde el garage más punk y asilvestrado de Doctor Explosion (otros veteranos históricos que ya van a por su 25 aniversario) al garage que se fue revelando más pop y preciosista de Undershakers; desde el rock más robusto de Kactus Jack o Los Buges al encanto de las Nosoträsh de la primera maqueta y los singles previos a ‘Nadie Hablará de…’ (RCA, 1998)… De todos estos grupos nos quedan hoy artistas en activo y absolutamente vigentes como Nacho Vegas (que compaginaba militancia en Manta Ray y Eliminator Jr.), Tito Pintado (ahora anti), Jose Luis ‘Rubio’ García (ahora en Elle Belga) o Mar y Alicia Álvarez (ahora en Pauline en la Playa). No podemos dejar de mencionar a Paco Loco, influyente miembro de los pioneros Los Locos que en los años noventa (además de formar el grupo Los Sangrientos) fue poco menos que el productor estrella de la escena independiente, seguramente el que más trabajo tuvo. Grupos de todos los rincones viajaban hasta Gijón para que él les grabara en sus estudios ODDS.





Tres discos imprescindibles:

Australian Blonde / Pizza Pop (Subterfuge, 1993): El disco de ‘Chup, chup’, primera canción que trascendía la escena indie (hasta en tres ocasiones: como single, al incluirse en ‘Historias del Kronen’ y por un anuncio de Pepsi). Primeros en vender más de 10.000 copias, primeros en cobrar un millón de pesetas por tocar y primeros en muchas cosas. El disco rebosa frescura, entusiasmo adolescente y verdad.

Manta Ray / Manta Ray (Subterfuge, 1995): La apertura instrumental con ‘Adamo’ avisaba de que este disco era otra cosa. Todo un shock en su momento que unos debutantes pudieran conjugar tanta pericia instrumental (sus conciertos eran extraordinarios) con una imaginación compositiva tan abrumadora. Tan difícil se lo pusieron a los demás y a ellos mismos que quizá jamás lo superaron.

Penelope Trip / ¿Quién puede matar a un niño? (RCA, 1996): Que en RCA pensaran que un disco absolutamente suicida tenía cabida en su catálogo (la industria musical en España no era y, por supuesto, no es Estados Unidos) dice mucho de cierta locura de aquellos tiempos. El grupo entrega su mejor colección de canciones, mejor grabadas y arregladas, más pulidas, mejor cantadas por Tito Pintado, en resumen más todo, de los últimos supervivientes del Noise Pop 92. Un testamento con vistas a la inmortalidad.

Hubo otros puntos geográficos que destacaron por la notoriedad de sus bandas aunque no se creara un apelativo para agruparlas. En Barcelona, gracias al empuje y a la actividad del sello B-Core, se dio especial (y merecida) cobertura a bandas que venían del circuito hardcore (24 Ideas, Innocents) y que tiñeron las dogmáticas coordenadas de ese estilo con dosis cada vez más generosas de melodía (Corn Flakes, Aina, Childhood, de los que luego salieron Fromheadtotoe), pero de la misma provincia salieron propuestas ajenas a esa escena que tuvieron igual o mayor relevancia, como Beef, The Faded Flower, Paperhouse o Alias Galor. Mallorca también dio para un informe en el número 3 de Factory (julio-septiembre 1994) en el que se destacaba a unos primerizos Sexy Sadie, que acabarían a la cabeza (algo que avala una exitosa carrera de más de diez años) de un montón de grupos venidos de las Islas Baleares entre los que se hicieron oír Honey Langstrumpf, The Frankenbooties o The Tea Servants. Del circuito de Zaragoza salieron grupos que hoy olvidamos (Nothing, Ana Tere Experience) y que Pedro Vizcaíno se decidió a publicar mediante Grabaciones en el Mar a partir de 1994, pero también otros imprescindibles como El Niño Gusano y El Regalo de Silvia (de hecho, la principal motivación de Vizcaíno para crear el sello fue dar a conocer de manera oficial a los primeros).

En Valencia hubo también un despertar destacable, con la aparición de pequeños sellos (como Experience y Baladas) y de muchas iniciativas de autoedición (como la del pub Tranquilo Niebla, financiando EPs a grupos) gracias a las cuales -y a la creciente popularidad del fanzine Wah-Wah- se dio testimonio de lo que ocurría en la comunidad autónoma, del trabajo de bandas como Big Score, Furious Planet, Kindergarten, Los Canadienses o Silvania, aunque los últimos se instalaron definitivamente en Madrid a mediados de los noventa. Por último, del sur de la península cabe destacar a dos formaciones andaluzas que reintentaron el pop en castellano de nuestros días y que no necesitan presentación alguna como son Los Planetas y Sr. Chinarro (de Granada y Sevilla, respectivamente; los componentes de ambos grupos se encontraban entre el público en la fecha sevillana del Noise Pop 92 cuando aún no habían debutado), precedidos por los pioneros Lagartija Nick (también granadinos), además de otros inactivos hace años como Los Hermanos Dalton y Maddening Flames (Cádiz), Pequeñas Cosas Furiosas, Amphetamine Discharge y Hébridas (Sevilla) o Automatics (Jaén). Nuclear Sí, Estanis Solsona.

Aimee Mann / Charmer

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La cantautora norteamericana pionera en esto de labrarse su propia carrera al margen de la industria (más o menos), sufrió un pequeño bajón con la edición de ‘The Forgotten Arm’, un disco tan ambicioso en concepto que crítica y público no lograba empatizar con sus canciones de una manera tan fácil como venía ocurriendo en sus anteriores álbumes. Aimee Mann se resarció de ello retomando sus maneras más sencillas y eficaces para su muy buen anterior álbum, ‘@#%&*! Smilers’, y este ‘Charmer’ es una dulce prolongación del mismo estilo.

Hace tiempo que Mann perfeccionó su propia fórmula de pop adulto y elegante, que bebe directamente y sin tapujos de los mejores cantautores pop de los años 70 (Billy Joel, Elton John, Elvis Costello, etc), que no necesita de efectismos ni vacuas sorpresas para interesar y encantar. Su verdadero talento está en que, disco tras disco, consigue conservar el equilibrio entre magia y eficacia con una soltura y aparente facilidad sorprendentes. La noticia es que no hay noticia: producido, una vez más, por su bajista Paul Bryan, que continúa apostando por los teclados de sonido retro como sustituto de arreglos más clásicos y pomposos, el octavo álbum de estudio de Mann es otro álbum brillante.

De nuevo nos hallamos ante una imponente colección de canciones encantadoras y exquisitas, que parece que estén ahí desde hace décadas pero, qué cosas, solo la ex ‘Til Tuesday haya sabido dónde ir a buscarlas. No hay sobresaltos. Los singles ‘Charmer‘ y ‘Labrador’ destacan un par de dedos, no más, por encima de ‘Slip & Roll’, ‘Crazytown’, ‘Gumby’ o ‘Soon Enough’, con mención especial para el momento guitarrero de ‘Gamma Ray’, el punto folkie de la final ‘Red Flag Diver’ y el fantástico dueto con James Mercer, ‘Living A Lie’, que parece dar explicación a los derroteros de los últimos The Shins.

Y de nuevo, tras la aparente dulzura de sus melodías, están los amargos mensajes de sus letras, mordaces y ácidas para con la humanidad contemporánea. En este caso, se decide por desmitificar lo que aparentan ser grandes virtudes: las personas encantadoras esconden siempre un narcisista (‘Charmer’) y la lealtad es un claro signo de una baja autoestima (‘Labrador’). La regularidad de Mann es ya intachable, pero ‘Charmer’ en su conjunto está incluso por encima de su media, empujándonos a afirmar que estamos ante uno de los tres mejores álbumes de su carrera (junto a ‘Bachelor No. 2’ y el infravalorado ‘Lost In Space’), lo cual es mucho decir.

Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Labrador’, ‘Crazy Town’, ‘Charmer’, ‘Living A Lie’, ‘Slip & Roll’
Te gustará si te gusta: Ron Sexsmith, Elvis Costello, Joe Henry
Escúchalo: Spotify