Antonio de la Torre entra en el podio de antropófagos de cine a pesar de que el vehículo en el que lo hace no termine de funcionar por culpa de la distancia y frialdad narrativa que impone Manuel Martín Cuenca a la película.
Fernando Franco debuta como director con una película complicada y fría que deja revuelto al espectador gracias, sobre todo, a la labor de Marian Álvarez.
Álex de la Iglesia firma una cinta que recupera el humor salvaje de sus primeros trabajos pero adolece de los errores de ritmo de sus últimas películas.