¿Aburrido de leer noticias sobre la piratería a favor y en contra, siempre con los mismos argumentos y sin que ni la industria, ni la SGAE, ni el Gobierno, ni los artistas inventen algo realmente revolucionario? Nosotros un poco. Pero la verdad es que la campaña «Si eres legal, eres legal» que nos estamos tragando en el metro y en la tele merecía una respuesta, y el artículo que publica hoy El País, basándose en asociaciones de internautas, blogs y otros colectivos ciudadanos relacionados con la red, es muy interesante.
La campaña del gobierno se basa en un decálogo. Sobre 10 afirmaciones populares, el Ministerio de Cultura afirma que son falsas y el artículo de El País dice que son verdaderas.
El ejemplo más ilustrativo y seguro que vuestro favorito, por aquello de que cuando analizamos las listas de descargas y hacemos alusión a las «descargas legales» en lugar de a las «descargas pagadas», nos dais un justificado tirón de orejas, es el número 2.
La afirmación popular es:
«Bajarse música o películas de Internet es legal».
La respuesta del Ministerio es:
«¡Falso! Cuando los dueños de contenidos autorizan la descarga gratuita, sí es legal. Si la descarga no está autorizada por los titulares de los derechos, tiene lugar una infracción de la propiedad intelectual».
Y el antidecálogo popular dice que es verdadero, basándose en una sentencia de 2006 del juzgado de lo Penal número 3 de Santander, que absolvió a un internauta que había descargado y compartido música en Internet por considerar que esa práctica no es delito si no existe ánimo de lucro.
Una esperable vuelta de tuerca ante una campaña desacertada. Ahora el artículo de El País corre como la pólvora por Internet, el target al que va dirigido está menos concienciado todavía y seguirá descargando o descargará con más ganas todavía. Igual hasta un anuncio de un chico leyendo las letras de un CD en su cama habría funcionado mejor.