Es un rumor que corre por Internet (en páginas como The Daily Swarm), pero parece que tiene toda la pinta de ser real. Jared Swilley y Nathan Williams no se pueden ni ver, y han tenido algún que otro rifirrafe en Internet. De hecho, Pitchfork tenía pavor a que los dos se currasen en el P4k Festival cuando tocaron este verano, cosa que finalmente no sucedió… pero sí sucedió en un club en Nueva York. Las partes implicadas, como es normal, han hecho sus declaraciones:
Nathan Williams, de Wavves:
«Hablar mal sobre mí en Internet es una cosa. Puedo aguantarlo, pero cuando alguien va buscando pelea a las 4 de la mañana, insultándome y su novia escupe a la cara de todos mis amigos, es algo completamente diferente. No tengo ningún problema con Black Lips o con nadie más, pero Jared ha estado molestándome siempre que ha podido. Sólo quiero tocar y divertirme. Es desafortunado que hayamos terminado así, pero tiene lo que se merece».
Y según Jared Swilley, de Black Lips, un mensaje menos conciliador:
«Lo primero, es que Wavves NO estaba en esa pelea. Ese maricón ni siquiera me tocó. Nunca he acosado a ese niñato, esa no era mi novia, nadie escupió a nadie y nadie le atacó. No me importan una mierda ni ese niñato ni su música.
Lo que sucedió fue que, después de que terminásemos nuestra actuación, fui a Daddy’s con amigos y vi al maricón de Wavves hablando a un fotógrafo amigo mío. Lo único que hice fue acercarme y decirle: «Tú eres ese maricón de Wavves y no me gustas». Sonrió un poco, pero no dijo nada.
Después de eso, salí fuera y vi a su manager con otra gente. Empezaron a reírse de mí, pero no les hice caso. Más tarde, el manager de Wavves me pegó directamente en la cara con una botella. Empecé a sangrar y seis tíos me patearon hasta que perdí el conocimiento. Todo lo que recuerdo es el botellazo y a mis amigos llevándome a otro bar. Así que sí, perdí la pelea.
También perdí tres vuelos. Estuve todo el día en el aeropuerto mientras varias azafatas me limpiaban la sangre de la cabeza, cuya herida seguía abierta. No puedes embarcar si estás sangrando. Pero lo importante es que ese maricón ni me pegó, nunca llegó a tocarme. Y debería, porque podría haberlo hecho.
Sé que el 3 de octubre viene a Atlanta, y esto se va a poner feo. Vamos a destrozar su furgoneta, vamos a destrozar sus caras, nos vamos a volver locos con ellos.