Confieso que cuando leí la última polémica, esta vez sexual, de Sinéad O’Connor, pensé que era cosa de algún tabloide británico y pasé de ella. Pero ahí estaba Sinéad, desde su web oficial, buscando sexo anal con un presentador irlandés y poniendo un anuncio para encontrar hombre, listando las cualidades requeridas (mayor de 44, que no use secador, ni after-shave, que quiera a su madre, largo etcétera). La historia no me cuadraba, porque hace sólo un año que estuvo actuando en Madrid, y lo hizo acompañada por el buen instrumentista Steve Cooney que, aunque nadie lo supiera, era su marido y padre del último de sus hijos. Resultó que ambos habían decidido separarse de manera amistosa a principios de año.
Después vino su enfado porque quisieran preguntarle cosas irrespetuosas en un programa de la tele, su crítica de la gente que piensa que está loca sólo por hablar de sexo en público, su comentario en Twitter (ya borrada su cuenta entera) sobre el probable buen olor de la vagina de Dolores O’Riordan o la noticia de que si no se suicidaba era por sus hijos (esta la tuvo que aclarar un día después diciendo que no se suicidaría, pero que tampoco había que avergonzarse de tener pensamientos así).
Es una pena que Sinéad O’Connor, que reconoció en el programa de Oprah en 2007 que en 2003 le habían diagnosticado un desorden bipolar, sólo aparezca en la prensa cuando hay que hablar de sus puntos débiles. Siempre se ha desenvuelto muy mal ante la opinión pública, y ahora esto se multiplica por mil porque alguien le ha dejado un smartphone o un portátil. Al margen de su inestabilidad, estrellas tan famosas como ella, en torno a los 50, y rodeadas de un halo místico, casi es mejor que no se comuniquen con sus fans a través de internet. ¿Cuántos puntos perdería Madonna abriéndose una cuenta en Twitter para instar a sus fans a que compren su single para que sea número 1 en iTunes? ¿Quién quiere saber qué ensalada se ha comido Morrissey? ¿Quién quiere soportar la morralla solidaria de Bono?
Sin embargo, ahí sigue, escribiendo para un medio irlandés y publicando lo que se le ocurre en una web ilegible que parece sacada de los años 90. Unos pocos adorarán más a Sinéad porque, desde estos mensajes tan confusos, la verán más auténtica y genuina, pero por lo que respecta al gran público, tiene una boca demasiado grande como para ganar algún fan. Por suerte, hoy hay un motivo musical para hablar de ella, aunque el mundo apenas se haya enterado. La cantante visitará cinco ciudades españolas el próximo mes de noviembre para presentar su nuevo álbum. Estará, según Nvivo, el 12 de noviembre en FIBES (Sevilla), el 13 en el Auditorio Diputación de Málaga, el 15 en el Teatro Compac Gran Vía de Madrid, el 16 en el Apolo de Barcelona y el 19 de noviembre en el Espacio Cultural de Caja Canarias (Santa Cruz de Tenerife). Teniendo en cuenta que puntuamos su último concierto en Madrid con un 10, no podemos sino recomendar una vez más aquello de lo que Perez Hilton no hablará.
‘Home’, el nuevo disco, se publica el año que viene. Un medio irlandés lo escuchó la pasada primavera, definiéndolo como un «retorno a la música pop que hacía en los 80 y los 90» y con grandes canciones propias junto a alguna versión como ‘Queen of Denmark‘ de John Grant. El conjunto lo definían como «mejor que cualquier canción de Prince». No sabemos si será para tanto pero al menos el buen gusto en la elección del tema de John Grant es incuestionable y actual. Igual no está tan loca.