Anicet / Ensayo sobre la Generación Perdida

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Anicet / Ensayo sobre la Generación Perdida

Si algo puede valorarse de antemano en el trabajo de Benja Villegas y su banda Anicet (antes Anicet Lavodrama), es su olfato e ingenio para el márketing. El clip promocional que crearon como reclamo para el crowdfunding que ha permitido financiar su álbum de debut les llevó a protagonizar portadas de diarios generalistas y ocupar minutos en canales de televisión normalmente negados a bandas debutantes, y mucho menos sin el respaldo de sello alguno, como es el caso. Villegas y su equipo supieron conectar con la desazón de un amplio espectro de la juventud, sobre todo porque no hay nada como sentir y pensar de verdad lo que se cuenta para transmitir un mensaje. Benja Villegas sufre en primera persona el desamparo y desasosiego de buena parte de nuestra generación, y acierta de lleno al transformar toda esa frustración en el motor de un disco que habla, con ingenio y gracia, de algo tan universal como el temor y la incertidumbre ante la edad adulta. Solo que, en el caso de esta generación, el síndrome de Peter Pan está irremediablemente adherido a nuestro ADN.

Anicet se sirven de la estructura lineal de una novela biográfica para desarrollar este ‘Ensayo sobre la Generación Perdida’, dividiéndolo en tres partes diferenciadas: la infancia, la adolescencia y la etapa previa a la edad adulta. Esas divisiones se marcan con mini canciones como ‘Introducción’, en la que se narra el mismo momento de la concepción del protagonista, ‘Acotación I’ y ‘Acotación II’ (inicio y fin, respectivamente, de la adolescencia), que pese a su brevedad resultan tan cruciales en el desarrollo del disco como el resto de los temas. Es en estos últimos en los que la banda barcelonesa se detiene con detalle en los héroes y miedos infantiles, las primeras contradicciones, decepciones y rechazos y el siempre torpe aterrizaje en los primeros estadios de la adultez, ayudándose de numerosas referencias a la cultura popular, de M. Night Shyamalan a Marvel pasando por algunos antihéroes deportivos de imborrable impronta.

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Estas canciones se caracterizan por cierta simplicidad en lo lírico y ocurre que hay frases que pueden resultar previsibles o manidas, pero esto es algo casi lógico cuando uno llega a identificarse en tantos rincones de este disco. Pronto se descubre una doble intención detrás de esa aparente sencillez, por ejemplo cuando habla del lado más oscuro y humano del Capitán América, de la amargura de los eternos segundones personificados en el baloncestista Quique Villalobos, o ese ‘Epílogo’ en el que nuestro «héroe» se imagina enseñando a su propio hijo a afeitarse (brutal estribillo: «ahora el indefenso eres tú / confías en mi protección. Para dormir yo no apago la luz / estar a la altura es mi obsesión»). Incluso en esos espacios de aparente inocencia se esconden la frustración de alcanzar la treintena y encontrar un desolador panorama (muy bien retratado en ‘La ciudad del suicidio’) que no se asemeja en absoluto a todo lo que nos habían prometido y que nos aboca a la apatía (‘El truco del escapismo’) y a la introspección (‘Diario de abordo’). El mensaje es rotundo y está explicado con una sinceridad terrible, y por eso al oyente le resultará fácil empatizar rápidamente con este ‘Ensayo…’.

En lo musical, Anicet se centran en un rock con clara influencia del post-hardcore y el grunge de los 90, que por momentos remite a Sunny Day Real Estate, los primeros Afghan Whigs o a The Posies, aunque casi siempre lo hacen enarbolando melodías tan implacables como las del single ‘La ecuación de la mediocridad‘, ‘Archienemigo’, ‘Cráneo Rojo’ (con la voz invitada de Víctor Algora) o la acelerada ‘Cientos de monstruos cotidianos’ (que cuenta con la intervención del ex The Unfinished Simpathy Joan Colomo). Pero también demuestran cierta versatilidad en los toques folkies de ‘Tu «no» me dolió como el codazo de Tasotti’ o introduciendo un tan inesperado como acertado acordeón en ‘El truco del escapismo’, ‘Diario de a bordo’ y ‘El último mate de Quique Villalobos’, una suerte de western-rock en el que la voz ragga de Yacine Belahcene (Cheb Balowski) aporta un fantástico matiz mestizo.

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‘Ensayo sobre la Generación Perdida’ es un gran disco por varios motivos. Es una tarjeta de presentación perfecta (es justo apuntar al gran sonido logrado por el grupo junto a los productores Jordi Solans e Iban Puigfel en los estudios Nautilus) para un grupo que muestra que el rock contundente, el pop y el potencial comercial todavía pueden conjugarse con sentido. Además, demuestra que la falta de medios no es un problema tan grande si se cuentan con buenas ideas y la pasión necesaria para plasmarlas. Y, como apunta su título, Anicet cumplen con creces en el nada fácil papel de cronistas de la desazón y la incertidumbre a la que los jóvenes de este país se han visto condenados por el desinterés y el egoísmo de la misma sociedad que los ha creado.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘La ecuación de la mediocridad’, ‘Cráneo Rojo’, ‘Tu «no» me dolió como el codazo de Tassotti’, ‘El último mate de Quique Villalobos’
Te gustará si te gusta: el pop rock de calidad cantado en castellano, de TAB a Amaral.
Escúchalo: Deezer

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