No Age, en el bucle de la contradicción

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No Age, en el bucle de la contradicción

Hace unas semanas anunciábamos que No Age, los autores de ‘Nouns‘, actuaban en Barcelona el 18 de diciembre como parte de un evento «Make Noise» patrocinado por Converse. El grupo la lio durante su actuación, ya que ellos mismos decidieron interrumpirla para proyectar unas imágenes en las que denunciaban a la marca por las condiciones laborales a que somete a sus empleados en Asia.

Indiespot publicaba ayer una crónica en la que relataban cómo, tras interpretar una serie de canciones, «el batería Dean Allen Spunt dejó de tocar, y el guitarrista Randy Randall empezó a distorsionar sin sentido y sin pausa el sonido de su guitarra». Según esta crónica, mostraron entonces un vídeo con «las condiciones laborales y humanas de las fábricas de Nike y Converse en países como Indonesia; donde se citaban testimonios y declaraciones de trabajadores, y aparecían imágenes grabadas muy precariamente». Después de 10 minutos, volvieron a tocar sus canciones un ratito y finalmente se despidieron con un simpático «thank you, Converse».

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Don Disturbios para Mondo Sonoro se ha manifestado abiertamente en contra de la acción, publicando un interesante texto. «Un feo que no tiene demasiado sentido si luego el dúo estadounidense no hace público que el dinero cobrado por su actuación ha sido donado a alguna ONG que luche por mejorar las condiciones de trabajo de estas factorías. Porque, vamos a ver, si las bambas están manchadas, el dinero de su caché también lo está. No sería demasiado consecuente, ni elegante, aceptar tocar para una marca a la que luego dejas en evidencia en su propia fiesta y encima te embolsas el dinero». Un usuario en Twitter, j_duran_r, consideraba esta crítica «conservadora», a pesar de lo arriesgada e impopular que podía resultar, siendo a su vez retwitteado en cuatro ocasiones.

La polémica está servida, y la conclusión es tan difícil como la vida misma, llena de contradicciones. No Age, que son veganos y han participado en acciones como un concierto en contra de que se construyan unos grandes almacenes Walmart en medio de Chinatown en Los Ángeles, han aceptado probablemente tocar en un evento patrocinado por una marca a la que pensaban engañar, por aquello que se llama «luchar contra el sistema desde dentro». Una decisión algo extraña si recordamos que en cuanto a influencia musical en el extranjero ni Barcelona ni ninguna otra ciudad europea es Londres y que el dúo habría logrado muchísima más atención mediática colgando en su web un sonoro «No Age no tocarán para Converse», junto al correspondiente vídeo explicativo, en lugar de dar este espectáculo en la pequeña del Apolo, produciendo una noticia que -con esto de las listas del año acechando por doquier- apenas logrará ninguna notoriedad.

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Y la poca que consiga llevará de regalo una promoción gratuita para Converse que, recordemos, ha vendido las entradas para ver a uno de los mejores grupos en directo sobre la faz (no a Rosario, que también compra en la calle Fuencarral), junto a dos bandas interesantes más (L’Hereu Escampa y Please Wait), a un precio de 5 euros, casi lo mismo que un paquete de tabaco, menos que una copa, la mitad o un tercio de lo que vale un CD. ¿Todavía queda alguien por enterarse de que sin el patrocinio de «x» no veríamos un montón de conciertos?

Ignoro si desde la organización de la fiesta entonan un condescendiente «quien con niños (alternativos) se acuesta…» que eleve aún más el carácter punk de todo esto, pero estoy seguro de que habrá alguien que crea que esta noticia forma parte de un oscuro plan tramado por No Age y Converse, por mucho que la publicidad mala suela ser una estrategia de márketing bastante mejorable. Y es que ambos pueden salir mal parados. No Age pueden despertar conciencias y salir victoriosos de su espectáculo, ganándose el respeto facilísimo del sector de público más reivindicativo, pero también es cierto que habrá quien los critique por embolsarse la panoja y además darse bombo a costa de no ir de frente, no actuar con buenas intenciones y faltar a valores como la confianza para criticar los valores que no respetan los demás. Por un lado, es inevitable pensar que han podido adoptar esta pose para cubrirse de gloria y respeto en un mundo en el que todos conocemos ya las condiciones en que se producen muchos productos que consumimos a diario (no estamos en los 90). Por otro, no parece que esas condiciones hayan cambiado mucho con los años por ser bien conocidas por todo el mundo. Más bien parece que las nuevas generaciones las ignoran abiertamente e incluso se jactan de ello por ser «un rollo». Ya sabéis, el mítico «no tengo yo el cuerpo para una guerrilla ahora mismo» de Almodóvar.

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Con todas sus paradojas, igual hasta hay que agradecer que alguien saque de vez en cuando ese debate tan manido que empieza en «x» pero termina siempre en: «tanto criticas a Nike, y luego tienes todos los gadgets de Apple», esa empresa tan angelical

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