‘El lado bueno de las cosas’: locura(s) de amor

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‘El lado bueno de las cosas’: locura(s) de amor

Empecemos echando mano del tópico: “el tiempo lo pone todo en su lugar”. También a esta película, a la que el paso de las semanas no le ha sentado muy bien. Me explico. El pase de prensa de ‘El lado bueno de las cosas’ fue hace más de un mes. En esos momentos aún no tenía título de libro de autoayuda y conservaba el original, ‘Silver Linings Playbook’ (la novela en español editada por Viamagna se llamó ‘Final feliz’). Después de salir del pase, no es que estuviera entusiasmado, pero sí muy satisfecho con lo que había visto. Me había parecido la mejor película de David O. Russell desde ‘Tres reyes’ (1999), una irresistible tragicomedia romántica sustentada por el sobresaliente trabajo de sus intérpretes.

Ahora, pasadas las semanas, me doy cuenta de que la película se ha diluido en mi recuerdo. Apenas queda nada de ese buen sabor de boca. La satisfacción fue intensa e inmediata, pero muy poco duradera. Esta sensación me lleva a rebajar mi entusiasmo inicial y afirmar lo siguiente: ‘El lado bueno de las cosas’ es una comedia romántica amena e ingeniosa, de ocurrentes diálogos. De acuerdo. Pero es mucho más ligera y convencional de lo que aparenta. Su discurso sobre el amor, el desequilibrio mental, el optimismo y las segundas oportunidades es de corto alcance, sin apenas calado; contiene menos cargas de profundidad de lo que parece.

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A pesar de ello, hay algo que sí continua intacto en mi recuerdo: las interpretaciones. Aunque, cuando antes escribí “sobresaliente trabajo de sus intérpretes”, no me refería tanto a los protagonistas -para mi gusto algo sobrevalorados- como a los secundarios: los excelentes Robert De Niro y Jacki Weaver, padre y madre del protagonista Bradley Cooper.

El actor neoyorquino lleva más de una década trabajando con el piloto automático puesto, aceptando papeles en películas que no escogería ni el último Nicolas Cage: ‘El puente de San Luis Rey’ (2004), ‘Showtime’ (2002), ‘Manuale d’amore 3. Las edades del amor’ (2011)… En ‘El lado bueno de las cosas’ hace de patriarca de una familia disfuncional (otra más en la filmografía de O. Russell), un jugador empedernido y muy supersticioso que utiliza a su hijo como talismán. Y lo borda. Suyas son las réplicas más divertidas y los momentos más emotivos de la película. Le han vuelto a nominar al Oscar más de veinte años después (la última fue por ‘El cabo del miedo’) y, aunque no lo tiene fácil compitiendo junto al favorito Christoph Waltz, su trabajo quedará como uno de los mejores del año.

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Como contrapunto a De Niro, nadie mejor que Jacki Weaver. Redescubierta por su papel de abuela mafiosa en ‘Animal Kingdom’ (2010), la veterana actriz australiana es, como comenta el propio director, “el pilar que sujeta la película”, el punto de cordura y equilibrio que permite que ni la familia ni la propia estructura dramática del filme se vengan abajo. También ha sido nominada, pero tiene aun menos posibilidades al lado de Amy Adams o Anne Hathaway.

Después de recibir ocho nominaciones, ya se empieza a hablar de ‘El lado bueno de las cosas’ como la posible sorpresa de los próximos Oscar. Después de la ausencia de ‘The Master’ y las pocas nominaciones de ‘Django desencadenado’, los hermanos Weinstein se han volcado en buscar apoyos para esta película. Y ya sabemos lo bien que se mueven por la Academia: ‘El discurso del Rey’ (2010), ‘The Artist’ (2011), ‘No es país para viejos‘ (2007)… 6,8.

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