Antagonista: el experimento lírico de Rosenvinge

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Antagonista: el experimento lírico de Rosenvinge

Christina Rosenvinge presentó el pasado viernes -por segunda vez tras su paso por Sevilla– ‘Antagonista’, una serie de recitales de poesía y música que está desarrollando junto con el poeta Alejandro Simón Partal (Málaga, 1983). Se trata de un nuevo frente abierto por la cantautora madrileña, que nos tiene bien acostumbrados a lanzarse a nuevas colaboraciones que aportan nuevos matices a su propia discografía.

Este experimento, como ellos mismos lo definen, está situado a medio camino entre la performance y el spoken word. Se celebró en la sala multiusos de La Térmica, un novísimo centro público de formación y producción cultural que abrió sus puertas hace unos días en Málaga, y con la que está cayendo. Ante unas 200 personas que abarrotaron el espacio -con entrada gratuita-, las canciones de la madrileña se alternaban con los versos de una poesía joven, profunda y exigente.

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A menudo, sobre todo en el tramo inicial, la correspondencia entre poesía y música se generaba de forma independiente, dejando algunas canciones intactas. En este aspecto musical -aunque en esta propuesta sea difícil separarlos-, Christina desgranó su sobresaliente repertorio tocando la guitarra eléctrica o el teclado, de forma pura pero abierta a la improvisación. Como es habitual en sus últimas actuaciones, se centró en sus dos últimos trabajos de estudio, los que la han encumbrado como uno de los referentes más exquisitos del pop nacional. Sobresalieron versiones especiales, desnudas pero contundentes, de canciones como ‘Jorge y yo’, ‘Animales vertebrados’, ‘Nadie como tú’ o, por supuesto, ‘Canción de Eco’ -el acercamiento más notable de la influencia literaria de sus letras-, o revisiones de temas anteriores como ‘1.000 Pedazos’ (de cuando Los Subterráneos) o ‘White Hole’ (del disco ‘Continental 62’), todas capaces de dejar al público en absoluto silencio.

La inyección de la poesía de Simón Partal se produce desde el principio, de forma espontánea y sin resultar forzada en absoluto. Sin embargo, con tales ingredientes, conseguir un resultado escénico impecable es una tarea muy delicada. Hay muchas audacias interesantes pero otras pueden llegar a chirriar, no ya porque algunas conexiones resulten algo frías al principio, sino más bien por la propia naturaleza de la propuesta: una de las circunstancias con las que se enfrenta el espectador es la de seguir el hilo narrativo de los poemas, que exigen un ritmo de lectura muy personal, sobre todo cuando éstos se recitan en silencio y corren el peligro de percibirse como pausas entre las canciones. Afortunadamente, esas sensaciones se corrigen a medida que transcurre el espectáculo. Poco a poco, los dos lenguajes juegan entre sí y terminan por entrelazarse, desdibujando las fronteras y estableciendo unos diálogos que tienen momentos esplendorosos, con canciones como ‘Eclipse’ o durante la soberbia interpretación de ‘Tok tok’. Es decir, el espectáculo resulta más atractivo cuando los acompañamientos permiten la relectura de las letras de la cantante, que se muestran matizadas, compartiendo un fértil protagonismo con los crudos versos de la voz de Simón Partal, que se perfila prometedora en el panorama actual de la poesía española.

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Aprovechamos la cercanía con el público para hablar con ellos acerca de este proyecto, en una sala anexa (donde descubrimos el regalo de un fan, en la foto). Nos contaron que todo esto surge a raíz de la propuesta de Simón Partal para que Christina escribiera el prólogo de su poemario ‘Módulo Noir’ (editorial Renacimiento), lo que provocó que la madrileña descubriera una poesía que se prestaba a establecer algún tipo de relación con sus letras. Sin ninguna materialización formal, quizás el paso natural de esta unión sea la participación del poeta como letrista en el próximo disco de Christina que, por cierto, empezará a grabar en primavera para que salga a lo largo de 2013. De hecho, estos recitales ya cuentan en su repertorio con varias canciones nuevas como ‘Pobre Nicolás’, y algunas se reconocen deudoras de los textos del poeta e influidas por otras fuentes literarias, según reconoce, desde Margaret Atwood o Wisława Szymborska hasta Rilke. También los nuevos trabajos del escritor y sobre todo sus poemas (ya que está ultimando su primera novela) muestran rasgos de esa estimulante retroalimentación. Sobra decir que para él esto también es un acto de valentía: «Si nos atreviésemos todos a buscar en lo que está oculto y nos arriesgáramos, nos iría mucho mejor y se harían cosas mas interesantes”. Lo que está claro, en definitiva, es que este ejercicio es un acto honesto de mutua generosidad y de atrevimiento, de una valentía inusual para afrontar nuevos y estimulantes retos artísticos. 7.

Las próximas fechas confirmadas de «Antagonista» son:

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Zaragoza: Teatro de las Esquinas, 1 de febrero.
Barcelona: Sala Heliogàbal, 5 y 6 de febrero.

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