Hay una figura en el mundo del cine que para todos aquellos que lo ven como puro entretenimiento a veces ni existe. Hablamos, por supuesto, del productor, el encargado de levantar todos los proyectos y que rara vez gana más crédito que el de salir anunciado en el cartel de la película con el neutro eslogan “Del productor de tal y tal”.
Claro que en ocasiones hay productores que consiguen romper esa barrera y convertirse ellos en imagen de marca y sus nombres en señal de garantía. Y en España ése era el caso de Elías Querejeta, que tal y como anuncia El País, ha fallecido hoy en su casa de Madrid a los 78 años de edad.
Querejeta, además de un apellido que estos días se ha oído mucho gracias a que su hija Gracia acaba de estrenar la irregular pero sentida ’15 años y un día’, película ganadora del último festival de Málaga que reseñaremos estos días y que está precisamente dedicada a la figura de Elías; es el responsable de algunas de las imágenes más icónicas del cine español de las últimas décadas.
No es exageración ni exaltación del muerto, bastaría con saber que suyas son las dos películas que nos descubrieron la mirada de Ana Torrent siendo niña (‘Cría cuervos’, de Carlos Saura y ‘El espíritu de la colmena’, de Victor Erice), mirada que ya de por sí resume qué ha significado esta industria en nuestra vida.
Sí, sólo por haber producido estos dos títulos ya se habría ganado con creces estas palabras, pero lejos de conformarse con ello Elías también produjo otras obras maestras de aquellos dos directores que callan la boca a cualquiera que suelte el cliché de que el cine español es una mierda, ya que hablamos tanto de ‘El sur’ de Erice como de ‘La caza’, ‘La prima Ángelica’, ‘Peppermint Frappé’ y otras tantas de Saura. Por suerte Querejeta no era un hombre rendido a su pasado, y hasta hace bien poco su labor seguía siendo la de buscar y apadrinar nuevos talentos, que es lo que fueron en su día gente como Montxo Armendáriz, Manuel Gutiérrez Aragón o Fernando León de Aranoa.
Sería injusto terminar este recuerdo sin destacar que a pesar de trabajar por y para el cine suyo también es el crédito de haber hecho populares a dos artistas esenciales de nuestra música que quizás, de no haber salido en sus películas, serían algo minoritario. Hablamos, por supuesto, de Jeanette, cuyas canciones aparecieron en la banda sonora de ‘Cría cuervos’, y de los Australian Blonde, cuyas formaciones satélite de ahora seguro que todavía se acuerdan del impacto de haber sido los autores de ‘Chup, chup’, el tema principal de la banda sonora de ‘Historias del Kronen’, el gran éxito del cine español de los noventa que también produjo Querejeta.