A pesar de la edición de numerosos EP’s, singles y remixes, el madrileño Henry Saiz se ha hecho de rogar unos cuantos años para publicar este primer trabajo, un periodo de tiempo tan largo como su título. No es habitual en la escena electrónica (a la que no pertenece específicamente Fiona Apple) ver títulos del tipo ‘I Don’t Know What You Want But I Can’t Give It Anymore’, o incluso en el cine como ‘Todo lo que quiso saber del sexo pero nunca se atrevió a preguntar’, pero en este caso sirve como aviso de lo que podemos encontrar en este debut.
El disco consta de 17 cortes de los que casi la mitad superan los seis minutos, dando lugar a un doble CD, triple vinilo o cassette -para los más fetichistas- al que Saiz ha dado salida en su propio sello Natura Sonoris. Esta maniobra de autoedición, después de haber pasado por otros sellos, puede darnos una idea del afán del artista por hacer plenamente las cosas a su manera, admitiendo títulos medio imposibles de recordar, discos con numerosas canciones y además tan largas.
Con estas premisas, podríamos pensar que estamos ante un álbum experimental. Sin embargo, Henry Saiz marca su particular visión de la música electrónica a través de elementos de sobra conocidos y asimilados, casando un sonido que roza el minimalismo como indiscutible columna vertebral con el enriquecimiento de complementos que se van incorporando y marcan una seña de identidad propia.
En ‘Reality Is For Those…’ encontramos a grandes rasgos deep house como base de estímulo, mientras que en los pequeños descubrimos pop con vocoder al amparo de la new age como en ‘The Light’, trance con recursos R&B en ‘Fill Me Up’ -que para el propio Henry Saiz evoca a un fumadero de opio, como explicó en Siglo 21-, un saxo que aparece y desaparece marcando una ruta en ‘Sleepwalk’, electropop a lo Röyksopp en el primer single ‘All The Evil of This World‘, italodisco melodioso en ‘Love Mythology’ -que con una buena remezcla podría llegar todavía más alto-, o el western electrónico de ‘Golden Air’. Todas ellas son canciones con alguna particularidad, con una sensibilidad sonora apabullante, que en ocasiones se pueden emparentar con El Guincho (‘Natura Sonoris’), o no desentonarían tanto en la banda sonora de ‘Drive’ (‘Dead Drive’ o ‘Spiricom (See You Soon)’, donde una voz tuneada -la de una fan de Saiz- distorsionada hasta el infinito, se repite hasta las extenuación con un resultado tan excelente como el de Gonjasufi con las voces de Las Grecas en ‘Kowboyz & Indians’).
Al igual que John Talabot lo hiciera en su día, Saiz puede romper fronteras, y no solo como lo hace hasta ahora como Dj. No estaría mal que Papá Pitchfork reseñara para bien un trabajo que no debería pasar sin pena ni gloria.
Henry Saiz actúa hoy sábado 28 de septiembre con bRUNA en el Apolo, Barcelona.
Calificación: 8/10
Lo mejor: casi todas, pero imprescindibles ‘Natura Sonoris’, ‘Love Mythology’ y ‘All The Evil of This World’.
Te gustará si: eres un nostálgico de la electrónica individualista de Madelman, o de una más reciente e igual de individual como la de John Talabot y Undo, o algo más oscura que la de bRUNA.
Escúchalo: Deezer