Que si sí, que si no. Ni en Antena 3 sabían si esta noche se emitiría el primer capítulo de ‘Velvet’, como se anunciaba en la portada de su web, o si sólo se emitiría un avance de 15 minutos del episodio piloto como se anunciaba en su sección «programación» o en las webs de tele. Al final, como animada por la mala pinta que tenía su competidora ‘B&B’, la cadena emitía el primer episodio completo de esta gran apuesta de la productora Bambú (‘Hispania’, ‘Marco’ o ‘Gran Hotel’).
La sinopsis de esta serie inspirada en unas Galerías de moda en el centro de Madrid a finales de los años 50 (atención a su competencia, Almacenes Oxford, nombre nada «El Corte Inglés») daba vergüenza ajena: «Ella, una humilde costurera. Él, un joven destinado a heredar el majestuoso imperio de la moda que hasta ahora gobierna su padre». Sin embargo, sus cacareados efectos especiales a cargo de Entropy Studios para la recreación de la vieja Gran Vía, los coches de la época, las calles y las vistas generales de la ciudad sí despertaban curiosidad. Y lo cierto es que finalmente el producto, sin llegar a deslumbrar por su espectacularidad, está medio mimado. Como su reparto, en el que vemos a una Aitana Sánchez-Gijón algo excesiva en su papel rottenmeieresco, pero también a un bastante soberbio José Sacristán como tío de la protagonista Ana (Paula Echevarría), cuya relación con el señorito, el Duque, Miguel Ángel Silvestre, está muy mal vista porque ella es pobre y él, en teoría, rico.
Ese el centro de ‘Velvet’ pero no lo más interesante. El retrato de la relación de la pareja principal a través de los años ha sido bastante cinematográfico (de película navideña o cuento infantil a lo ‘Cenicienta’, pero cinematográfico al fin y al cabo) y la elegancia y la contención de algunas escenas hacían que hasta los defectos que podíamos achacar a la producción en su buen arranque (como un exceso de música) no sean precisamente los habituales de nuestra tele, revelando que ‘Velvet’, sin pechos ni culos ni niños enternecedores ni chascarrillos cutres, está por encima de la media. Y como ejemplo el taller de modistas femeninas, con alguna prometedora secundaria (¿guiños a ‘Grease’?), o el giro que promete la trama en torno a la alta costura en lucha con el prêt-a-porter (¿guiños a Zara?).
Es una pena que la recreación en el drama haya dominado la segunda mitad, con ese primerísimo plano de Miguel Ángel Silvestre llorando como una magdalena, ese final a lo ‘Oficial y caballero’ o ese avance del próximo episodio que han confirmado lo que nos temíamos de vuelta a la sinopsis inicial: que estamos viendo una telenovela. Los responsables dicen que «la historia crece, crece de manera espectacular y tiene matices», pero hoy por hoy no estamos muy seguros de si lo hará a lo ‘Mad Men’ o a lo ‘Crystal’, que también iba sobre moda.
Calificación: 6/10
Destacamos: su sobriedad en algunos momentos
Te gustará si: te ha gustado alguna vez ‘Amar en tiempos revueltos’
Predictor: durará.