Beck / Morning Phase

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Beck / Morning Phase

morningphaseQue Beck no haya sacado un disco en seis años no significa que haya dejado de hacer cosas. Beck no para quieto. Esta frase, que fue un posible titular para un artículo de JENESAISPOP que nunca vio la luz, quería sintetizar lo que había estado haciendo el californiano en todo este tiempo tras ‘Modern Guilt’ (2008). Nos quedamos con una parte residual porque el resultado, de lo amplio que es, marea. En estos años Beck se ha encargado de producir ‘IRM’ de Charlotte Gainsbourg, dirigir un homenaje al ‘Glassworks’ de Phillip Glass (‘Rework’), crear un «club del disco» donde interpretar rarezas (Oak, de Alexander ‘Skip’ Spence) o no (The Velvet Underground, homónimo) de la música con amigos tan ilustres como Feist, Thurston Moore o Jeff Tweedy. En cualquier caso, también tuvo tiempo para sí mismo y se embarcó dentro de Song Reader, un ambicioso proyecto donde el músico liberó unas partituras para que cada cual las interpretara como quisiera.

Si unimos Song Reader con el homenaje a Phillip Glass, nos encontramos ante un hecho: en este tiempo Beck se ha interesado por llegar a un concepto más clásico de la música. También tiene que ver la implicación de David Campbell, su padre y figura muy importante en este álbum. ‘Morning Phase’ se abre con ‘Cycle’, canción que está muy relacionada con otras dos incluidas, ‘Wave’ y ‘Phase’. De estas tres, ‘Wave’ es la única con coros aunque todas tienen en común los arreglos orquestales compuestos por Campbell. Volvemos a la idea de lo clásico.

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Otra de las razones por la que este ‘Morning Phase’ puede considerarse eso, un clásico desde el primer momento, es por la esencia de sus canciones. En este ‘Sea Change’ mejorado encontramos temas que parece que siempre hubieran estado ahí: ‘Heart Is A Drum’, ‘Say Goodbye’ e incluso el dramático single ‘Blue Moon’, que por supuesto crece dentro del tracklist, envejecerán tan bien como ‘Guess I’m Doing Fine’ o ‘Lost Cause’. Se decía de ‘Sea Change’ que iba a ser un fracaso. Acabó colándose en el Top 10 de ventas en Estados Unidos y fue disco de oro en este país como ‘Mutations’ o ‘Midnite Vultures’, considerándose además una pieza fundamental dentro de su carrera por su cambio de registro.

El carácter de ‘Morning Phase’ es similar al de su primo ‘Sea Change’: canciones sutiles en cuanto a la instrumentación, pero con un toque luminoso. Y lentas. El propio Beck afirma que ninguna pasa de los 60 beats por minuto y no se arrepiente de ello. Que sean lentas no significa que tengan que estar asociadas con la decadencia, pueden ir enlazadas a un momento particular como el del amanecer, –es el caso de ‘Morning Phase’- donde uno se va desperezando poco a poco. ‘Morning’, con un doble sentido sobre la esperanza de empezar de nuevo, o ‘Unforgiven’ forman parte de ese instante. ‘Turn Away’ funciona de banda sonora para un cowboy moderno y ‘Blackbird Chain’ podría encajar en lo último de Cass McCombs, quizá por el protagonismo del lap steel.

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‘Morning Phase’ no es un disco apto para aquellos que piensen que no hubo vida más allá de los 90 para el autor de ‘Odelay’, pero sí una vuelta más que notable y esperada. En definitiva, deja claro el afán preciosista del músico californiano y se sitúa como un disco de madurez. Y además, podría ser sólo una cara del artista: de la otra, la bailable, también se esperan noticias pronto

Calificación: 8,3/10
Lo mejor: ‘Morning’, ‘Turn Away’, ‘Blue Moon’, ‘Blackbird Chain’
Te gustará si te gusta: ‘Sea Change’, Cass McCombs, Wilco, Radiohead
Escúchalo: NPR

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