‘¿Y tú que clase de madre eres?’: un thriller de andar por casa

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‘¿Y tú que clase de madre eres?’: un thriller de andar por casa

y-tu-que-clase-de-madrCambio de tendencia: adiós thriller escandinavo, hola novela negra chick-lit. ¿La culpable? Gillian Flynn. El exitazo –merecido- de su ‘Perdida’ (que tendrá un nuevo repunte cuando se estrene la adaptación de David Fincher) promete inundar el mercado de thrillers protagonizados por mujeres y escritos por autoras anglosajonas. Los estantes estarán repletos de malas imitaciones bien vendidas y de (pocas) buenas novelas que pasarán por malas imitaciones. ¡Si hasta Isabel Allende se ha apuntado con ‘El juego de Ripper’!

De las primeras en llegar ha sido Paula Daly con su ‘¿Y tú que clase de madre eres?’; editado, como ‘Perdida’, por Mondadori, dentro de su muy fiable colección Roja y Negra (donde también se acaba de publicar ‘Heridas abiertas’, la novela debut de Flynn). El título no puede ser más elocuente: algo así como un test de la Cosmopolitan insertado en un contexto noir. ¿Quiénes son esas madres? Dos: Lisa, madre trabajadora con tres hijos y muchos problemas para conciliar la vida laboral con la familiar; y su amiga Kate, madre rica y desahogada, entregada en cuerpo y alma a la educación y el bienestar de sus hijos. Lisa envidia a Kate. Kate tiene un secreto.

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Los elementos dramáticos que maneja Paula Daly son sencillos pero eficaces: un idílico pueblo de la campiña inglesa, un suceso que perturba la tranquilidad de la zona, la aparición de un escurridizo pederasta, y una detective encargada de resolver el caso. Todo parece muy tópico, muy visto. Pero no lo es tanto. La autora consigue superar esas limitaciones con gran habilidad. Primero, a través de la estructura. Daly narra la historia por medio de tres voces: Lisa, la madre protagonista, en primera persona; la policía, en tercera persona; y el pederasta, también en tercera. Tres puntos de vista diferentes que se entrelazarán y darán lugar a un final sorprendente.

Y segundo, echando mano de esa fina ironía que es, sin duda, el rasgo más característico de este “nuevo” subgénero. Diálogos chispeantes y comentarios sarcásticos sobre la sociedad inglesa mezclados con una trama criminal, algo floja pero absorbente, y un costumbrismo generador de jugosas anécdotas. No resiste la comparación con ‘Perdida’, claro, pero como lectura ligera resulta tan amena y entretenida como, por ejemplo, una novela de Agatha Christie. 7.

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