American Horror Story «Freak Show»: (casi) todo da lo mismo

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American Horror Story «Freak Show»: (casi) todo da lo mismo

sarahpaulson‘American Horror Story’ ha cerrado esta semana su cuarta temporada, «Freak Show», evidenciando que nunca igualará la primera, cometiendo errores muy similares a los que ya veíamos en la temporada «Aquelarre», también conocida como «Mujeres Desesperadas». De nuevo partíamos de una idea y cásting excelentes. Quizá mejor todavía que el del año pasado, pues en este circo de «freaks» se alternaba a Jessica Lange, Angela Bassett, Kathy Bates o Sarah Paulson ¡con dos cabezas!, con adquisiciones que incitaban a indagar en sus historias en la vida real: Jyoti Amge (la mujer más pequeña del mundo), Rose Siggins (la mujer sin piernas), Ben Woolf (Meep)…

Este último personaje ponía en evidencia que una sola carrera desesperada en una celda puede transmitir más que los guionistas de la serie de Ryan Murphy durante 13 agónicos episodios. Totalmente desenfocada, la trama no ha podido dar más bandazos, perdiendo hasta tres millones de espectadores en Estados Unidos a medida que (no) avanzaba. Lo de siempre: se nos ha presentado a personajes que pronto han pasado a pintar poco (la recuperación del payaso a última hora no es suficiente, ¡con lo que nos habíamos reído con GijonClown!), no hemos visto lo suficiente las dos cabezas de Sarah Paulson, a menudo cortadas en plano suponemos que por razones presupuestarias (¿o será de holgazanería?), y se ha profundizado en los personajes literalmente tarde, mal o nunca, en algunos casos cuando algunos ya habían desaparecido, dejándonos méritos tan dudosos como que en un episodio mueran dos protagonistas y te dé absolutamente lo mismo.

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Pero lo que más me enfada es que la serie siga presentando algunos ganchos que impiden abandonar a lo ‘True Blood‘. Visto lo visto, y como la carrera de Meep, parecen fruto más bien de puntuales golpes de suerte, pero ahí están. Y no me refiero a las reiteradas reivindicaciones de David Bowie a través de una Jessica Lange cuya marcha parece que se esté preparando (¡ese final!). El episodio dedicado a Pepper y la introducción de la maravillosa conexión con ‘Asylum‘ (temporada 2) a modo de flashforward, es de los pocos en que logras empatizar 100% con la historia, abandonada ya la idea de que esta sea una serie de miedo. De hecho el episodio de la declaración de Sarah Paulson nos recuerda que el amor puede inquietar más que una piscina llena de cadáveres. También, alguna vez, la serie sí nos ha dejado planos horrorosos para el recuerdo, como el personaje rapado y tatuado, la creación de la marioneta o la muñeca del ventrílocuo Neil Patrick Harris, que ha ejercido satisfactoriamente de artista invitado.

El problema es que los atractivos de todo esto han llegado cuando parte de la gente ya había abandonado la serie. Y entre ellos hay que destacar el personaje de niño mimado de Finn Wittrock (no tanto al actor) y su vestuario imposible. O la ausencia del mismo. Aunque su desenlace y el que ha producido a su alrededor no haya sido el más imaginativo. Para bien y para mal, cómo se nota quién está detrás de ‘American Horror Story’. 5,5.

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