“Oliver Paul, veinte años, cabeza llena de pelo, le preocupa quedarse calvo. Se levanta a las nueve, se cuela en la línea 19 del tranvía. Otra vez desayunando de camino, se da cuenta perfectamente de que está dejando migas de Vegemite con linaza y soja por todas partes”. ¿El comienzo de un relato? No, son los primeros versos de ‘Elevator Operator’, tema que abre el disco que parece destinado a confirmar a Courtney Barnett en la escena independiente mundial. Si así ocurre será merecidamente, porque lo que se entreveía en esa sucesión de singles que recopilaba el disco ‘A Sea Of Split Peas’ de hace año y pico lo confirman estas 11 canciones: Barnett tiene talento con la guitarra y lo tiene también con la pluma. A menudo leo las letras de un disco sin escuchar la música, porque no la tengo a mano o por el simple hecho de ponerlas a prueba sin acompañamiento. Y tengo que decir que en muchos años es posiblemente la primera vez que leer las letras ha sido un placer absoluto, suficiente en sí mismo: son textos que parecen microrrelatos, o páginas del diario de alguien con el poder de hacer de los detalles cotidianos algo fascinante, melancólico o hilarante.
Y sin embargo lo primero que engancha de Courtney Barnett es su sonido, que se podría resumir al oír el primer single de este disco (‘Pedestrian At Best’) como “Sheryl Crow cantando ‘Connection’ de Elastica”. Se trata -advierto- de un reduccionismo injusto: es cierto que la zurda australiana borda ese estilo vocal que surfea entre la melodía y el recitado crowiano, pero con tan puntiagudas letras recuerda también al Dylan de ‘Subterranean Homesick Blues’, cambiando el surrealismo por realismo “slacker”. Además su voz es de las que las multinacionales se habrían pegado por tener en su catálogo hace una década y media. Y en cuanto a la música, es indudable que el predominio guitarrero (‘Dead Fox’, ‘Nobody Really Cares If You Don’t Go To The Party’) tiene muchísimo gancho, aferrado a una fórmula de garage-rock sencilla pero eficiente. Y sin embargo hay más matices de lo que parece: detalles de inexactitud exacta a lo Pavement, guitar-pop a lo Triffids o a lo Lemonheads (no hay más que escuchar la melodía de esa seductora ‘Debbie Downer’), guitarrazos de grunge-pop o hasta un cierto contoneo a lo Rolling Stones (‘Elevator Operator’, ‘An Illustration Of Loneliness’).
Pero también hay espacio para números más reposados y atmosféricos. ‘Small Poppies’ es una pieza de seductoras guitarras trémulas, y ‘Depreston’ una de las melodías más bonitas del disco, con una letra que en su comienzo puede parecer un vacuo cuadro costumbrista h**ster (“desde que tenemos la nueva cafetera nunca había hecho un ‘latte’ tan bueno”) y que sin embargo sorprende a mitad de canción con un melancólico giro, completando otra espléndida canción. ¡Y todo con tan sólo dos acordes! En ese tipo de detalles, casi siempre en las letras, es donde el álbum sobresale, y lo que lo hace algo diferente y superior a los discos de indie con guitarras al uso. Música de por sí fresca, recubierta por todavía más frescura lírica. Versos como “I was driving down sun set strip / (Phillip Island, not Los Angeles)” son anticlímax que demuestran un excelente sentido del humor. La letra de ‘Nobody Really Cares If You Don’t Go To The Party’ contiene imágenes opuestas (“You say you’ll sleep when you’re dead / I’m scared I’ll die in my sleep”) que recuerdan a la muy ingeniosa letra de ‘Pickles From The Jar’ (un tema suyo del año pasado), un recurso que se repite a lo largo del álbum de una u otra forma: muchas de sus canciones son contraposiciones entre ella o su visión del mundo y el mundo mismo.
En otros casos son meros relatos llenos de humor, como en la genial ‘Aqua Profunda!’, en la que describe con precisión y agudo detalle un flirteo imaginado en una piscina con otro bañista. El monólogo interior de Courtney narra cómo intenta nadar más rápido y aguantar más tiempo sin respirar para impresionarle, pero cuando emerge el bañista y su toalla han desaparecido. Que letras como éstas vayan acompañadas de grandes canciones sólo ocurre una vez cada muchos años, habitualmente de la mano de un artista singular. Si además van acompañadas de una voz como la de Courtney estamos ante una propuesta realmente prometedora.
Calificación: 8,4/10
Lo mejor: ‘Depreston’,‘Baby Bye Bye’, ‘Debbie Downer’’, ‘Pedestrian at Best’, ‘Small Poppies’
Te gustará si: te gusta la música indie de guitarras de los 90, el garage indie de ahora mismo, las buenas letras.