Richard Hawley / Hollow Meadows

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Richard Hawley / Hollow Meadows

hawley-meadowTras el cambio que supuso ‘Standing At The Sky’s Edge‘, resultaba cuanto menos interesante intentar averiguar por dónde iba a tirar Richard Hawley. Una vez escuchado ‘Hollow Meadows’ se puede afirmar que el de Sheffield ha tirado por la calle de en medio. Ni tan guitarrero y sucio como su anterior trabajo ni con tantos arreglos épicos como ‘True Love’s Gutter‘.

Grabado en el estudio de su casa, Disgracelands, ‘Hollow Meadows’ fue producido por él mismo y por Shez Sheridan y Colin Elliot. Hawley aprovechó una convalecencia por una pierna rota primero y por un problema de espalda después para escribir y grabar las maquetas de su octavo trabajo. De hecho, algunas de ellas -la pista vocal de ‘I Still Want You’, por ejemplo- aparecen tal cual en un disco que, a pesar de estar exquisitamente producido, no peca de sobreproducción en ningún momento. Y es que, grabe lo que grabe, el autor ‘The Ocean’ siempre sonará, como dice en su propia página web, a «la luz de un salón de baile cayendo sobre una bola de espejos». Descripción cursi pero ajustada como pocas.

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Bautizado así por una zona de Sheffield en la que vivió la familia de Hawley entre los siglos XIV y XVII y que sirvió, en los años 50, como localización de un hospital psiquiátrico, este disco discurre por un costumbrismo un tanto pesimista, motivado quizá por la forma en que se gestaron y grabaron las canciones, que va desde una oda al amor como ‘I Still Want You’ hasta el síndrome del nido vacío con ‘What Love Means’. También hay lugar para esas baladas, marca de la casa, en las que el artista da lo mejor de sí mismo: ‘Nothing like a Friend’, con la colaboración de Jarvis Cocker, y ‘Tuesday PM’.

No hay, yo al menos no encuentro, absolutamente nada malo que decir de las 11 canciones que conforman ‘Hollow Meadows’. Es cuestión de escucharlo e imaginar a Hawley en la intimidad de su casa grabando con sus amigos cosas como «in the end, the things that hold you in are gossamer thin, disappeared with the wind»; de deleitarte con una producción detallista como pocas sin ningún elemento que desentone; y, por supuesto, de quedarte embelesado por las habilidades vocales de un tipo que, disco a disco, se ha ganado un lugar destacado dentro del panorama actual y que nada tiene ya que envidiar a Roy Orbison, Chris Isaak o al Scott Walker menos experimental.

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Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘I Still Want You’, ‘Tuesday PM’ y ‘Nothing like a Friend’.
Te gustará si te gusta: No me cabe en la cabeza que esto no le guste a alguien.
Escúchalo en: The Guardian

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