Bebe / Cambio de piel

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Bebe / Cambio de piel

bebe_cambio_de_pielQue Bebe no se haya atrevido a dar un paso más después de ‘Un pokito de rocanrol‘ es una enorme derrota. Aquel disco realizado junto a Renaud Letang, productor de Feist y Gonzales, conformó una de las mejores producciones del mainstream español reciente. Aunque odies a Bebe, es bastante difícil negar que las percusiones en ‘K.I.E.R.E.M.E.’ eran completamente excitantes, que coló y a lo grande su acercamiento a los ritmos trepidantes de Pony Bravo en la reivindicativa, crítica y adelantada a la oleada de canciones sobre el 15-M ‘Compra/paga’, o que el R&B aflamencado de ‘Mi guapo‘ estaba lleno de sensualidad y gancho.

Sólo ahora sabemos que Bebe no puede hacer nada de nada (monada) para caer bien al target de la citada banda sevillana o al de La Mala. Si ya era polémica por su supuesto «perroflautismo» generando una aversión propia de aparecer en el próximo libro de Víctor Lenore, un enfrentamiento con la prensa en la Sala El Sol, producto de los nervios en una situación extraña (una rueda de prensa improvisada justo después de un concierto con una cantante sin don de gentes), terminó de hundirla, echando por tierra el disco entero, el peor vendido de su carrera. Creía que los periodistas musicales caíamos mal, pero parece que hay alguien peor visto que quienes vamos a conciertos y festivales gratis, recibimos discos o escuchamos música antes de tiempo. Entre la prensa musical y Bebe, el público dio la espalda a Bebe.

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Con este pastel, seguir apuntando hacia el underground era más o menos lo mismo que pegarse un tiro, así que la única opción posible era dar un paso atrás volviendo a los brazos de Carlos Jean. ‘Cambio de piel’ recibe su nombre de la necesidad de la artista de partir de cero. En las entrevistas habla tímidamente de aquel episodio con la prensa, aunque prefiere no darle más bola en sintonía con ese título del disco, que en verdad se refiere a lo personal, a lo que parece una ruptura… en el año de los discos post-ruptura (de Björk a Natalie Prass pasando hasta por Marta Sánchez). La buena noticia es que el cuarto álbum de Bebe no es una vuelta a ‘Malo’ ni una búsqueda de un hit desesperado. Más bien al intimismo de aquel segundo álbum llamado ‘Y.‘ que incluía temas tan sobrecogedores como ‘Me fui’, ‘Busco-me’ y ‘Nostaré’.

El single ‘Respirar’ es una composición bastante justa pero buen ejemplo de lo que encontramos por aquí, abriendo la secuencia muy acertadamente. Enseguida da lugar a dos temas inquietos: el frustrado ‘Borrones’, al piano, también con una sección electrónica tremebunda y un cambio de ritmo agitado; y el también muy adecuadamente unido ‘La cuenta’ (cambiando el sentido de aquello de «borrón y cuenta nueva»), muy claro en su temática. «Empiezo a reconocer que ninguno fuimos bueno / descubrí el monstruo que habita en mí / y aún intento demolerlo», indica, antes de un brillante estribillo con cambio de acordes e instrumentación.

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En el desarrollo de esta canción y en el de ‘Tan lejos tan cerca’ seguimos percibiendo a una cantante talentosa, con una sensibilidad especial y propia para trasladar sus emociones al mundo del pop. La oscuridad de ‘Animales hambrientos’ es un buen fondo para la intensidad que transmiten esas mejores canciones del disco, pero la balanza se termina inclinando hacia el optimismo, como manda el nombre del álbum. Es difícil adivinar el techo de ‘Ganamos’, una medio luminosa canción de despedida de melodía algo incómoda en la primera escucha que después va creciendo (¿será favorita de sus fans? ¿se convertirá en hit? ¿pasará desapercibida totalmente como el disco anterior?), pero sí está bastante claro que los momentos dedicados a la hija de Bebe e incluso con su participación suenan demasiado edulcorados entre «sandías» y «princesas», más cerca de lo que Alejandro Sanz ha hecho con su hijo que de lo que Christina Rosenvinge ha logrado transmitir con voces infantiles. ‘Que llueva’ se termina pegando, pero ‘Una canción’, como gran parte de ‘Más que a mi vida’, es más infumable.

Igualmente, es paradójico que este disco, que incorpora elementos swing y blues, suene menos vivo y más enlatado que el anterior, que era totalmente orgánico pero parecía electrónico. Las guitarras de ‘Chica precavida’, una canción bastante pava por otro lado, suenan totalmente apagadas, todo lo contrario de ‘Un pokito de rocanrol’, que si algo era era vivaz, enérgico, subyugante. No comulgo con esa Bebe que suena a triunfita, que no corrige tics cuando todo lo que le falta sería recurrir a una co-autoría con alguien de confianza que escriba un poco mejor que ella. Sin embargo, visto lo infravalorada que está como artista, desde luego me quedo con lo bueno: la belleza de las melodías y la fragilidad de su voz en la mitad de las canciones, en general las más oscuras, y que ya puedo añadir a mi playlist de grandes canciones de Bebe. Y van unas cuantas.

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Calificación: 6,9/10
Lo mejor: ‘La cuenta’, ‘Tan lejos tan cerca’, ‘Borrones’, ‘Ganamos’
Te gustará si te gusta: el segundo de Bebe, ‘Y.’
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