Bertín, no sé qué les das (que les haces volar)

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Bertín, no sé qué les das (que les haces volar)

bertinEl otro día, mientras hablaba con un conocido que trabaja en la industria televisiva, me reconocía sin tapujos que los miércoles se han puesto imposibles, y que es muy complicado competir con el programa de Bertín, «porque se lo come todo». Y yo le reconocí que soy uno de los sorprendidos con el éxito imparable de este mediocre programa de entrevistas, que sin embargo tiene unos números que no dan lugar a discusiones: ‘En la tuya o en la mía’ es líder indiscutible de audiencia la mayoría de los miércoles. Y lo que es más, es líder de audiencia en un país que ha desplazado la mayor parte de sus programas de entrevistas, en favor de engendros como ‘El Hormiguero’.

¿Qué pasa entonces con Bertín? El programa del jerezano sube como la espuma y gana nuevos adeptos, a pesar de que el panorama -a priori- no parece adecuado para semejante crecimiento. ¿Cuáles son los motivos de su éxito?

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1. Un planteamiento que atrae a la España más cotilla. En un país al que le encanta meterse en casa del vecino «a ver cómo la tiene puesta», un programa como este es lo más parecido a porno duro que pueden dar por televisión en horario de máxima audiencia. El programa de Bertín parece ideado para satisfacer esa curiosidad, y en cada capítulo el presentador recibe en casa o se traslada a casa del entrevistado, contentando así a la España más voyerista.

2. El espaldarazo que ha supuesto que tanto el Presidente del Gobierno como el líder de la oposición lo hayan utilizado para su campaña. Ambos rechazaron, de hecho, acudir a programas más incómodos (mandamos, desde aquí, un saludo a Ana Pastor) y sin embargo han aceptado acudir a ‘En tu casa o en la mía’ librándose, de paso, de preguntas difíciles, de ser puestos en un brete y de enfrentarse a la ciudadanía. Que estos dos interfectos decidan ponerse en manos de un entrevistador nada perspicaz y dispuesto a contentarse con cualquier respuesta dice mucho de sus intenciones a la hora de rendir cuentas ante la gente.

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3. El tono blanco. Al hilo de lo anterior está el hecho de que Bertín ofrece aquí un programa para toda la familia. No hay una voz más alta que otra, no exige un enorme esfuerzo mental y, desde luego, es bastante sosegado. Ni preguntas complicadas, ni salidas de tono: esto es poco más que una charleta animada en el sofá de una casa.

4. El formato de entrevista relajada. Una enorme baza a favor Bertín es la de jugar en casa. A pesar de estar rodeados (suponemos) por un nutrido grupo de redactores, cámaras, iluminadores y técnicos de sonido, el entorno es lo suficientemente familiar y acogedor como para que el entrevistado olvide que está en un plató. Si a eso le sumamos que el entrevistado va con ganas de deslenguarse y mostrarse cercano, tenemos el caldo de cultivo perfecto para una enorme cantidad de charla irrelevante sobre temas personales, y una fuente inagotable de titulares baldíos.

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5. El costumbrismo español: «Rajoy y Bertín jugaron al futbolín». «Pedro Sánchez y Bertín jugaron al pin-pon». ¿Qué puede decirse bueno de un programa de entrevistas en el que lo que más destaca es, precisamente, lo más trivial? El triunfo de ‘En la tuya o en la mía’ termina siendo, precisamente, conectar con el costumbrismo español, sirviendo de acicate para cimentar el establishment actual, vendiendo un determinado modo de vida y nivel económico. ¿O habéis visto al jerezano acercarse a la casa de Pablo Iglesias en Vallecas, o al piso alquilado de Alberto Garzón en Madrid?

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