Asalto al trono de Love of Lesbian

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Asalto al trono de Love of Lesbian

LB Sonorama viernesHa nacido una nueva estrella de los festivales españoles. Si bien los componentes de León Benavente son perros viejos en esto de la música indie, pocos grupos tan recientes (lanzaron su primer disco hace apenas tres años) han conseguido semejante masa fiel de seguidores.

No es muy normal ver en un festival que tanta gente se sepa las letras de canciones enteras de un grupo más allá de los estribillos, y menos las de su último disco, aparecido esta primavera. Eso quiere decir que el impacto emocional de ‘La ribera’, ‘California’ o ‘Gloria’ ha sido profundo en la generación imperante el viernes en el Sonorama, tanto veinteañeros como algunos treintañeros con mucho bagaje a sus espaldas, el mismo que mostraba sobre el escenario el grupo, en un concierto que funcionaba como un reloj, con altas cotas de intensidad pero que hacia el final se adivinaba algo plano en el repertorio.

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Los apostados en las primeras filas demandaron la presencia de la banda de Abraham Boba en el escenario principal (actuaban en el algo más pequeño Castilla y León), pero seguramente los que saltaban con las manos en alto veinte metros más atrás pensaban lo mismo. En el más grande tocarían momentos después Love of Lesbian, auténticos reyes del festival español desde hace más de un lustro. Santi Balmes y compañía tienen dignos sucesores, aunque todavía su núcleo duro de fieles no se distinga entre las modas festivaleras (cuerditas de colores para las gafas y abalorios pegados en la cara están sustituyendo poco a poco a las coronas de flores) por algo tan llamativo como los disfraces.

Es curioso que las dos bandas triunfantes de un festival español sean patrias. A pesar de todo, Kula Shaker y The Hives, que les antecedían en horario, disfrutaron de un público fiel, sobre todo los suecos, que parecen haberse quedado anclados en 2007: su popularidad sigue estando intacta y aunque ya parezca muy lejano los tiempos en el que el punk-rock del nuevo siglo protagonizaba anuncios para móviles, la gente que abarrotaba el escenario respondía con pasión a las indicaciones de Pelle Almqvist en ‘Tick Tick Boom’, con la que cerraron su actuación. Esta y la clásica ‘Hate To Say I Told You So’, que sonó casi al comienzo, siguen siendo dos cañones en directo.

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KS Sonorama viernesEl caso de Kula Shaker es diferente: no tan masivos pero con unos seguidores fieles al máximo. Patillas, camisas psicodélicas y corbatas recibían a los londinenses; muchas de ellas no se volvieron a ver en el resto del festival. Aunque la banda, con el paso de los años, haya quedado definida definitivamente en la segunda fila del sonido británico noventero, su potente directo merece la pena. Además, para los que vivimos el apogeo de aquella época sentimos cierto confort casi hogareño en sonidos y efectos (ese trémolo de guitarra) no tan habituales de un tiempo a esta parte.

Fuera del recinto del festival, el Sonorama continúa en las calles de Aranda de Duero, donde cada vez más escenarios florecen por sus calles al mediodía y primera hora de la tarde. En la archiconocida Plaza del Trigo, Miss Caffeina (el jueves) y Love of Lesbian (haciendo versiones) protagonizaron los clásicos conciertos sorpresa, y bandas jóvenes como Fizzy Soup, ganadores del concurso Talento Ribera, logran algunas de sus primeras oportunidades. Entre estas bandas emergentes ha destacado Papaya, que además tiene en la carismática Yanara Espinoza una de las escasas presencias femeninas de un cartel dominado por completo por el cromosoma Y. Escuchando algunos de los temas de ‘No me quiero enamorar’ a la sombra de los árboles de un parque hacía presentir que dentro de no mucho caerán desde un escenario más propicio y, sobre todo, a una hora más fresca.

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Fotos: María Clara Montoya

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