Surfin’ Bichos fueron (son) uno de los grupos más importantes de la historia en nuestro país, la imprescindible bisagra entre un rock post-movida moribundo y la generación indie de los 90. Se separaron en 1994, se dispersaron en infinidad de proyectos, pero la leyenda permaneció ahí. Su retorno a los escenarios en 2006 fue un acontecimiento. Y ahora, en 2017, cuando se cumplen 25 años de la publicación de ‘Hermanos carnales’, regresan de nuevo para celebrar en directo su álbum más famoso. La primera fecha, este domingo 14 en el marco de las fiestas de San Isidro (Madrid), compartiendo cartel con Rusos Blancos, Triángulo de Amor Bizarro y Javiera Mena. Para completar la efemérides, Sony publicará una caja con la integral de su obra con inéditos y rarezas y reeditará sus discos en vinilo.
Para hablar de este retorno, he quedado con Fernando Alfaro, voz y compositor principal de los Surfin’ Bichos en els Tres Tombs, mítico bar del barrio de Sant Antoni, Barcelona. Fernando tiene su local de ensayo al lado. Escogemos el interior, que parece tranquilo y prácticamente vacío… hasta que nos sentamos, empiezo a grabar y, entonces, la máquina de café rompe a aullar, los camareros a montar estrépitos atronadores y los escasos clientes a discutir con ellos. Una cacofonía que por momentos ahoga el torrente de palabras de Alfaro.
Tengo la sensación de que el anuncio de la gira ha sido como muy rápido y ¿precipitado? Aunque vuestra presencia en el FIB se anunció hace tiempo, ¿no?
Lo de Benicàssim ya salió en enero-febrero, fue la primera fecha. Pero es cierto que se ha precipitado todo en los últimos tiempos. Primero surgió la idea de hacer la gira de celebración de ‘Hermanos carnales’, por el 25 aniversario, tocando el disco entero. Para mí, el concierto que me decantó sobre todo –ya lo he dicho más de una vez- fue el de Patti Smith con ‘Horses’ en el Primavera Sound de 2015. Justo ese año, nos habían contratado a Chucho por un lado y a Mercromina por otro para tocar en el Contempopránea y nos convencieron, a base de mucho pressing, de que tocáramos juntos dos o tres canciones. Eso fue justo después del Primavera. Yo entonces ya se lo planteé al resto del grupo. Otro guiño fue cuando tocamos Joaquín Pascual y yo en el Music Hall [ndr: sala de conciertos situada en la Plaza Catalunya de Barcelona]. El llorado Music Hall. Otra sala que hemos perdido.
Ahora es un tablao flamenco.
Si al menos fuera un tablao flamenco guay… Pero es para guiris, rollo Ramblas. Aquel concierto fue a principios de 2016. Tocó primero Joaquín, luego yo y, al final de mi set tocó conmigo. Sabíamos del interés ya de algún festival y después de lo de Patti Smith… ¡Es que me dio envidia, sinceramente! Y creo que el disco más apropiado para hacer eso es ‘Hermanos carnales’, por trascendencia y concepto; es el disco que más concepto tiene de Surfin’ Bichos. La idea era hacer un disco doble, basado en la película ‘Inseparables’ de David Cronenberg, pero se quedó en un disco solo. Eran dos gemelos ginecólogos. Elliot Mantle, que era el hermano con don de gentes, el relaciones públicas, el triunfador, el que sabía manejar el dinero, el factótum. Y Beverly era el científico, el investigador, el retraído. En mi idea original, uno de los discos iba a llamarse ‘Elliot’; el disco primero, el de las canciones más directas, más pop. Y después, las canciones más íntimas, retraídas, conformarían el que se titularía ‘Beverly’. Eso no se pudo hacer. El caso es que fue el disco del que más se habló, el que más vendió y el que más recuerda la gente. Y justo este año se cumple el 25 aniversario y era como “ahora o nunca”.
«Recuerdo cuando tenía 24 años, que estaba planteándome montar el grupo y me decía “hostias, soy demasiado viejo”. Y estuve a punto de no hacerlo»
También en 2014 estaba grabando un disco a mi nombre, ‘Saint-Malo’. Entonces fui a hacer una gira por Galicia. Y la gente me preguntaba: “oye, ¿no es ahora el 25 aniversario del primer disco de Surfin’ Bichos, ‘La luz en tus entrañas’? ¿Por qué no lo tocas entero en plan homenaje?”. Y lo hice. Como sólo tenía 10 canciones, toqué un set que eran canciones del primer disco y canciones del que iba a grabar, obviando todo lo que había entre medias (risas). Me gustó mucho la experiencia y la vigencia que tenían todavía las canciones. Creo que influye el hecho de que yo empecé muy tarde a hacer grupos y grabar discos. Son canciones de cierta madurez. Recuerdo cuando tenía 24 años, que estaba planteándome montar el grupo y me decía “hostias, soy demasiado viejo”. Y estuve a punto de no hacerlo; “a la mierda, me dedico a la carrera de derecho”… o al crimen, en general. Entonces vi que Joe Strummer, cuando empezó en The Clash, y Lou Reed, cuando empezó en la Velvet Underground, tenían 24 años también. Y me dije: “¡esto es otra señal!”. Fue ahí cuando me decidí. Cuando saqué el primer disco ya tendría 25 ó 26 años. Ya no son canciones demasiado primerizas. Tienen mucha vigencia. Y las de ‘Hermanos carnales’ más todavía.
¿Hasta qué punto te sigues sintiendo identificado con esas canciones’ Porque hay letras que sí que son más literarias y otras como ‘Ángel transparente’…
Que habla de las drogas.
Imagino que todo el mundo te preguntará por lo mismo…
Las drogas a veces las sustituyes por otras cosas. Pero la esencia no creo que cambie tanto. Para mí las canciones siguen teniendo todo el sentido. Aún me identifico totalmente con ellas. Evidentemente, más con unas que con otras. Aún tienen vigencia. De hecho, lo que en algún momento era una especie de intuición, de dar palos de ciego… con el tiempo vas perdiendo cosas por el camino, pero ganas otras; una especie de certeza, digamos. Comprendes un poquito más. Hay canciones que las entiendo mejor ahora. ¡Canciones mías!
Volviendo a lo del disco temático basado en ‘Inseparables’, ¿qué es lo que pasó para que al final no saliera? ¿La discográfica se negó?
Las multinacionales son la parte de la industria musical que son más industria, es donde más notas esa presión. Te sacaban el “pianel” -que yo imaginaba que era una pianola-. “¡El pianel! ¡Qué miedo! ¡Cómo traigan el pianel”. Y pianel es “profit and loss” -P&L- (risas). Todo son términos así. Lo que invierten en ti y lo que recuperan vendiendo discos. Y el P&L para un doble vinilo en una multinacional o eres un artista superventas o… Lo sopesaron, pero al final tuvo que ser un disco simple. Y claro… ¡tampoco te puedes imponer al P&L! (risas). A la hora de hacer el disco simple estuvimos escogiendo. A mí me costó mucho, lo dejé más en sus manos, pero claro, también hubo cosas por las que no quise pasar. Quería acabar con ‘La estación de las lluvias’, que era el final del segundo.
De momento habéis confirmado el FIB, San Isidro y se acaba de desvelar que formaréis parte del Hidden Stage del Primavera Sound.
Ya se puede decir. Esos conciertos [del hidden Stage] tienen de malo que son por la tarde, temprano y son…
Un poco peñazo.
Yo de hecho intenté ver a Mercromina [ndr: tocaron en el Hidden del Primavera en 2015], que había quedado con ellos y todo. Y no pudimos entrar porque no teníamos el ticket, no los pude localizar porque ahí no tenían cobertura… Y me los perdí.
«El Primavera Sound es una mezcla entre un paraíso y una pesadilla»
Yo ya me he perdido unos cuantos conciertos del Hidden. El año pasado, para ver a Bob Mould, tuve que plantarme en el recinto a las tres de la tarde.
Es una mezcla entre un paraíso y una pesadilla el Primavera Sound, para mí. Porque van todos los grupos, pero ves muchos conciertos a medias, te pierdes cosas… Patear no me importa, ¡me importa perderme cosas mientras pateo!
¿Y salas?
Lo están anunciando ya. Será para octubre-noviembre. De momento, el 16 de noviembre en la Riviera, el 17 en la sala Moon de Valencia. Esto sí que es verdad que lo empezamos a mover tarde. Después de la propuesta, Sony se unió al asunto, tenía sentido que todo fuera parte de lo mismo y aprovecháramos su máquina promocional. Claro, al decidir hacer la reedición de toda la discografía, remasterizarlo, los extras, fotografías inéditas, el documental, que había que localizar al director que ahora vive en San Francisco… ha habido un montón de curro y todo se ha retrasado. Al retrasarse todo, también se ha retrasado la comunicación del asunto y hemos llegado tarde a los festivales. Por eso en el Primavera tocamos en el Hidden porque, de haberlo sabido antes, nos hubieran puesto un “slot” –un hueco, que le dicen- mejor.
[Hablamos de los conciertos del Primavera, entre ellos el de The Magnetic Fields. Fernando no ha podido escuchar su último disco aún. “Tengo muchas ganas de oírlo, pero es que estoy sin tiempo últimamente. Estoy petao.”]
«Estoy grabando un disco en acústico, con canciones de todo mi repertorio más algunas nuevas también, que grabé en parte en verano en el Puerto de Santa María, con Paco Loco»
Es que estaba pensando eso, que si Surfin’ Bichos fuera un grupo de personas que no hacen nada más… Pero todos tenéis proyectos activos: Carlos Cuevas y José Manuel Mora en Burrito Panza, Joaquín su carrera en solitario, tú sacaste disco con Chucho el año pasado, en 2015 otro a tu nombre. ¿Cómo gestionas estar en tantos proyectos a la vez?
Yo he intentado hacerlo de manera…. “friendly”. Ir alternando: sacar mi disco, luego el de Chucho, este año lo de los Surfin’… Pero ahora se me ha juntado todo. A saco. La gira de Chucho se ha alargado en el tiempo, ahora hemos grabado un videoclip que acaba de salir. Es en directo, nos lo grabaron en una prueba de sonido en el 8yMedio. Nos pusieron una go-pro a cada uno de los cinco músicos y grabamos la canción. Entonces el espectador puede seleccionar qué cámara subjetiva quiere ver a cada momento en la canción. Claro, eso youtube no puede ser. Y luego, encima, estoy grabando un disco en acústico, con canciones de todo mi repertorio más algunas nuevas también, que grabé en parte en verano en el Puerto de Santa María, con Paco Loco. Ahora estaba grabando más en mi estudio de aquí, pero no puedo porque estoy a saco con la promo de la movida esta. Se me ha juntado todo… Si desvarío, ¡es por culpa de esto!
Mejor, ¿no? (lo de tener tanto trabajo, no lo de desvariar)
Vivir de esto o eres un artista puntero que tienes un caché que te cagas y de cada canción sacas una pasta, o tienes que currar mogollón. Tienes que tocar, tienes que aceptar todo. Y toco muchísimo, la verdad. Pero no me quejo. En el fondo, ha sido una buena vida. Es un trabajo muy guay comparado con muchísimos otros. A mí me encanta hacerlo también. Claro, hay momentos, cuando te viene la vorágine, que te rayas bastante.
También tendrás épocas más relajadas…
Entonces te empobreces (risas). Te agobias porque te empobreces.
Y volviendo a los aniversarios de Surfin’ Bichos. El año que viene cumplís 30 años como banda. ¿Habéis pensado preparar algo especial o me estoy adelantando a los acontecimientos?
Treinta años como grupo y yo como carrera activa. Porque antes había colaborado en grupillos, pero mi primer grupo serio fueron Surfin’ Bichos. Yo no voy a decir nada, no sea que me metan en un nuevo embolao. “Treinta años de carrera”. Mira, para el disco acústico puede venir bien. Porque habrá canciones de todos mis discos. Saldrá seguramente en noviembre. Pero es súper complicado para mí. Estoy acostumbrado a componer un disco, lo tengo claro, si acaso dejarme algún tema fuera… Pero esto es entre mogollón de canciones ver cuáles grabo. Tengo un montón de conflictos internos continuamente.
A lo mejor esta vez sí que te dejan sacar el disco doble.
No, ¡no quieren doble! Eso sigue igual, no ha cambiado. Eso forma parte de la doctrina.
Lo que sí ha aceptado Sony, que es la heredera de RCA, que era BMG entonces… En su día, cuando hicimos las reediciones en Subterfuge, el siguiente paso que pensábamos dar –lo anunciamos, incluso- era hacer una caja con todo. Pero al final no lo hicimos. Cuando nos planteamos esta gira, pedimos que nos licenciaran para sacar ‘Hermanos carnales’. Y, al mover esa rama, Sony nos propuso reeditar toda la discografía, hacer una caja, una reedición total y exhaustiva, hasta la médula ya. Incluso reeditar todos los vinilos. Cuando yo al final les propuse hacer ‘Hermanos Carnales’ en doble vinilo, con la idea original de llamar a cada disco como cada uno de los hermanos, sorprendentemente me dijeron que sí. Será un doble vinilo, en CD también doble. Pero aquí ocurre una cosa. Que, cuando lo grabamos entonces, las canciones que salieron, las que seleccionamos, se grabaron en un estudio en Inglaterra muy guay. Y todas las que quedaron fuera se grabaron en versión demo, en nuestro local de ensayo, por nosotros, con cero presupuesto. Claro, había diferencia de sonido. Entonces mezclarlas no me cuadraba, no quedaba bien. Al final lo que decidí fue dejar en el disco 1 el hermano triunfador, ‘Elliot’, el disco que triunfó. Y el disco retraído, el que se quedó en su forma imperfecta, de demos, era Beverly. Pero hay una coincidencia alta de temas. Al final, los temas que salieron oficialmente fueron, en gran parte, los más directos, los destinados a triunfar.
«Me daba rabia a mí y al resto de mis compañeros, que seguíamos con otros proyectos, que Surfin’ tuviera esa aura de leyenda y que nuestros proyectos actuales… (no)»
Supongo que todo este lanzamiento está relacionado con que tenéis muchos más seguidores ahora que en su momento, que vuestro culto ha crecido a posteriori. Yo por ejemplo, por edad no os pude llegar a ver en directo, aunque os conociera en aquella época, al menos de “leídas”.
Personalmente, cuando disolvimos el grupo en su día, sabíamos que esto era muy probable que pasara. Era por un lado bastante frustrante, ¿eh? “Ya verás tú ahora, que después de todo este marrón, después de llegar a este punto de no retorno, disolvemos el grupo, como luego empieza a crecer la leyenda”. Y, efectivamente, es lo que ocurrió. A mí no me sorprendió. Pero es cierto que creció, pero a saco, además. Se puede comprobar numéricamente, cuando hicimos la reunión en directo en 2006; venía mucha más gente a los conciertos que la que venía durante la primera vida del grupo, de 1988 a 1994. Y ahora ha pasado más tiempo todavía, aunque no sé hasta qué punto seguirá siendo así. Lo notas en el feedback. A mí, en un momento determinado me daba bastante rabia; a mí y al resto de mis compañeros, que seguíamos con otros proyectos, que Surfin’ tuviera esa aura de leyenda y que, a nuestros proyectos actuales… Un ejemplo; tanto Joaquín como yo estábamos iniciando nuestros proyectos personales, con nuestros nombres propios, a la altura de la reunión de 2006. Ilusamente, pensábamos que toda esa euforia, ese mogollón de peña que venía a los conciertos, si no tanta, iba a ser algo por lo menos razonable también con nuestros proyectos. Y luego fue todo lo contrario. Volvimos a ¡fium! (hace gesto con la mano hacia abajo). Es brutal. Porque se perdió el rollo acontecimiento y leyenda. Y entonces ya eres “este tío tocando sus discos” y, aunque sea la misma persona y aunque tenga algunas canciones en su repertorio, pues… De forma ilusa, pensamos que no iba a ser tanto el cambio.
Buceando para documentarme para la entrevista, me encontré con la historia aquella de que ibais a telonear a Nirvana en el 92, pero que no se materializó porque su manager se negó, aunque aún existe una leyenda urbana que asegura que sí abristeis para Nirvana.
Hay gente que me dice todavía, que me jura por Dios, que nos vio en alguno de esos conciertos. Estábamos en los carteles, se habían hecho cuñas como promoción por la discográfica.
Hay quien especula con que, si hubierais sido los teloneros, eso os hubiera lanzado a la fama, pero… ¿tú crees que tocar con Nirvana hubiera supuesto un espaldarazo a la carrera de Surfin’ Bichos?
No se puede saber. Según los cálculos de la compañía… (pausa) Si el problema no es el puro hecho de haber sido telonero o no, que además, hubiera sido antes de Teenage Fanclub, que para mí hubiera sido genial, como fan estaba encantado. ¡Estaba más encantado de tocar antes de Teenage Fanclub que de Nirvana! ¡Me parecía un cartel brutal! Nosotros, Teenage Fanclub y Nirvana. Es que el problema, más que el hecho puntual de que no nos viera esa gente concreta en esas ciudades, es que la compañía apostó todo por eso. Era su bandera promocional para el grupo en aquel momento. Al caerse eso, como que se descabalgó todo. En ese sentido, sí que afectó mogollón.
Y luego ‘El amigo de las tormentas’ se quedó un año parado. ¿La compañía os dejó ahí tirados?
No. Fue casi al revés. A la altura de la grabación de ‘El amigo de las tormentas’, por situaciones internas del grupo, llegamos a un punto de no retorno. También por problemas personales. No entre nosotros, en realidad. Pero yo, particularmente, tenía problemas con las drogas y esas cosas, tuve un momento muy chungo. No podía seguir con el grupo. Habíamos grabado el disco, con muchas dificultades. Fue como remar, remar y remar y llegar a morir en la orilla. Al final lo terminamos. Yo acabé agotado. Espiritualmente, digamos. Y ya planteé al grupo que no podía seguir, que incluso si querían seguir ellos como grupo. Pero me dijeron que no, que no tenía sentido. Estaba recién grabado el disco. Entonces, lo que decidimos fue no contarle a la compañía la decisión de disolver el grupo, porque si no, sin grupo que lo promocionara, sin grupo que hiciera una gira, no lo iban a publicar. Para que lo editaran, no dijimos nada. El grupo de hecho estaba muerto y el disco aún tardó meses en editarse. Y cuando se publicó, anunciamos oficialmente la disolución.
Parece que me esté dedicando a hurgar en la herida.
No… ya lo tengo superado.
Quiero decir, que quizás en su momento había una apuesta muy fuerte por ‘Hermanos carnales’, que tenía que ser un ‘boom’. Vendió 10.000 copias, que es bastante, pero quizás no era lo que la compañía esperaba.
Eso para ellos no era un éxito para nada y… ¿cuál es la pregunta? (risas)
Si el problema no fueron las expectativas…
Esa es la palabra. Expectativas. No sólo de fuera, sino de dentro. Esas fueron las más dañinas. Nosotros mismos, por el entorno, nos llegamos a crear unas expectativas que no se cumplieron. Fue difícil superar eso.
Precisamente, en ‘Buzos haciendo surf’ [el documental que se grabó en 2006 sobre la historia de Surfin’ Bichos a raíz de la reunión], es muy gracioso el momento en que Manolo Rock, vuestro manager de entonces, se burla del concepto de “grupo de culto”; lo que el artista realmente quiere es vivir de lo que hace.
El catolicismo es un culto así. Tiene millones de fieles. De culto, si es un culto masivo, está guay.
«La mayoría de los artistas que consideramos de “culto” no querían ser de culto. Lo han sido a su pesar. Los otros me parecen casos diferentes. Más que artistas de culto, me parecen artistas de hobby»
En este caso, más bien se incidía en el tema del artista maldito. Ser algo muy subterráneo, que apenas emerge, desaparece antes de llegar a nada y luego queda como leyenda.
Yo creo que, ninguno de los artistas que se consideran de culto, con las connotaciones que le damos a la expresión “de culto”, querría ser artista de culto. Nadie tiene la vocación. Bueno, igual ahora sí. Si haces un grupo y, a la vez, estás terminando un máster de ingeniería, a lo mejor te mola ser un artista de culto, para que luego no te afecte al linkedin, que no sepan que estás haciendo el cabra en tanga en un escenario. No se me ocurre otra situación. La mayoría de los artistas que consideramos de “culto” no querían ser de culto. Lo han sido a su pesar. Los otros me parecen casos diferentes. Más que artistas de culto, me parecen artistas de hobby.
Hay muchos grupos que tienen un trabajo estable, solo tocan los fines de semana…
Yo pasé así muchos años. No me refiero a eso… Una cosa que me chocó mucho, por lo que no me sentía muy cercano a la generación “indie”; todo fue por Fran Nixon -que ahora es muy amigo mío y entonces no nos conocíamos- cuando empezó con Australian Blonde, me acuerdo que le leí en una entrevista que para ellos la música era un hobby. Y yo: “¿pero este tío qué dice? ¡A la mierda!” y tiré la revista (risas). Y ahora es su vida, se dedica a esto. Es como yo; de subirse con una guitarra en un tren a tocar a donde sea. Es curioso, porque él estudió derecho también, acabó la carrera, pero nunca ha ejercido de abogado ni nada que se le parezca.
Y sobre San Isidro, el cartel que compartís me parece un cartelazo.
Es chulo el cartel, sí. Parece que lo hayan hecho como un “festival gourmet”.
Hay bastantes grupos a los que habéis influido bastante. Por ejemplo, a uno de vuestros compañeros de jornada, Triángulo de Amor Bizarro. La manera de cantar de Rodrigo me recuerda mucho a la tuya.
Él reconoce que le gustan mucho los Surfin’. Yo no lo veo tan claro, pero a uno mismo le cuesta ver eso. Es como los hermanos. Crees que no te pareces para nada a ellos y la gente te dice “¡si sois iguales!”. En el caso de TAB, ellos reconocen que les gusta mucho el grupo de siempre, musical y conceptualmente también. El rollo… Puerto Hurraco; crímenes, rural… sobre todo los primeros discos. A mí me encantan TAB. Me parece un grupazo.