James Bay / Electric Light

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James Bay / Electric Light

James Bay se ha cortado el pelo y ha pasado de una suerte de folk impersonal a un pop-rock comercial también algo impersonal. No es que haya habido un cambio brutal de registro (el más destacado, en su pelo), pero Bay parece querer dejar un poco atrás el rollo más Hozier y proyectar una imagen más “rockera”. Y, como su flamante peinado, la verdad es que el nuevo estilo le sienta mucho mejor.

‘Electric Light’ es un disco elegante y aseado, bien pensado y mejor presentado para hacerlo agradable, digerible y dejar un buen regusto en la boca. Prácticamente es el compendio de cómo-hacer-el-perfecto-disco-comercial, pillando cachitos de artistas de solvencia contrastada de aquí y allá. Echen la culpa a Jon Green o Paul Epworth, productores y dos hachas en esto de los hits sofisticados (Adele y un larguísimo etcétera). Comercialmente, a Bay la jugada le ha ido algo regular; el disco entró directamente al número 2 de las listas británicas, para desaparecer del top 75 en apenas seis semanas. Aun así, mucho más preferible esto que su anterior encarnación. Y, lo mejor: nos deja unos cuantos temazos, entre lo ultra pegadizo y lo memorable.

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James Bay sigue construyéndose una imagen de chico sensible, pero ahora mucho más enérgico, gracias a su calculada propensión al melodrama. Sin desgarro, lo justo para hacer tilín, apoyado en su gran voz, que oscila con solvencia entre el poderío y la vulnerabilidad. En su sopa cabe una gran cantidad de ingredientes, en la mezcla justa para no parecer deslavazado o falto de coherencia. Así, pone un pie en el soft-rock de los 80, a lo INXS, en ‘Wasted on Each Other’ y otro en los Arctic Monkeys de ‘AM’; a saber: estribillo con gancho y guitarrazos pulcros, palmas, aderezados por un puntito justo de macarra. Hay hits superlativos, como ‘Pink Lemonade’, la mejor de todo el conjunto, acelerada, emotiva, repleta de drama, construida a base de unos riffs de guitarra tópicos e infalibles, con el plus de esa letra de no-soy-bueno-para-ti. Todo un compendio de trucos manidos, sí, pero de resultado arrebatador.

También hay equitos a lo James Blake en ‘Wild Love’ y en el principio de ‘Us’, que asimismo recuerda al neo-blues de Rag’N’ Bone Man, hasta convertirse en el típico baladón mesiánico que se engancha cosa mala, cartas que vuelve a jugar con aún mejor resultado en ‘I Found You’. ‘In My Head’, que canta de una manera encantadoramente juguetona, es un tema optimista, con final góspel y cierto despiporre instrumental. Roza un pelín el plagio en ‘Wanderlust’, que contiene una línea de bajo que recuerda poderosamente a la de ‘Pumped up Kicks’ de Foster The People. Encontramos un poco del soul entendido a la manera del primer Bruno Mars en su versión sedosa en ‘Fade Out’, o su buenrrollismo, con bien de rock ochentero, reaparecen en ’Just for Tonight’. Hasta pone una pizquita de Bon Iver en ‘Stand Up’… Todo se sucede de manera fluida y, sorprendentemente, sin relleno. Nada sobra. Quizás ‘Electric Light’ sea un mejunje que recuerda a otras muchas cosas, pero sabe bien rico y entra como un tiro.

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Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Pink Lemonade’, ‘Wild Love’, ‘Us’, ‘Just for Tonight’, ‘I Found You’
Te gustará si te gusta: Rag ‘n’Bone Man, Foster the People

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