Puede decirse claramente que Mystery Jets pertenecen a esa, digamos, “clase media-baja del rock británico” que no ha terminado de triunfar del todo (ni siquiera en Reino Unido: desde luego, no son como unos Kaiser Chiefs, que llenan estadios allí aunque luego actúen en España ante 600 personas) ni se han rendido aún. Pero claro, justo cuando parecía que su carrera languidecía con un giro inopinado hacia la americana (‘Radlands’), llegaba un ‘Curve of the Earth’ en el que se lanzaban a la psicodelia espacial y que, muy bien recibido por el público y la prensa, les daba un inusitado nuevo impuso. Y en esas llega ahora ‘A Billion Heartbeats’, su sexto disco de estudio, con otro giro estilístico más.
El singular grupo de Blaine Harrison, Matthew Twaites (que a los fans de Zahara sonará por la producción de ‘Astronauta’), Jack Flanagan (bajista y composito) y Kapil Trivedi (batería) presenta ahora su “disco concienciado”. Inspirado por los centenares de protestas y manifestaciones (contra y a favor del Brexit, el cambio climático…) que presenciaba desde su casa cercana a Trafalgar Square durante una convalecencia tras ser operado de la pierna (padece de espina bífida), Blaine escribió estas canciones (como siempre, con la ayuda de su padre, Henry; aunque dejara de tocar con ellos hace más de una década, sigue en la sombra). Lo dejan bien claro en su portada y su título, precisamente el lema que se lee en una pancarta tirada en el suelo. Pero, más que dar su propia visión de un conflicto social o político, los Harrison pretenden ejercer de espejo del malestar generalizado (de ahí, por ejemplo, la relativa tibieza hacia el Brexit en ‘Cenotaph’).
Esto se plasma, por supuesto, en sus letras, donde se tilda a los cuerpos policiales como “hooligans con uniforme” que “profanan la bandera con odio enmascarado de orgullo” (‘Screwdriver’), provocando que la gente corra despavorida “y desaparezca” (‘Endless City’). Pero en realidad Mystery Jets sí que se mojan, llamando a combatirles “con el poder del amor” (‘Screwdriver’), a “sonreír y lanzarles un beso” (‘History Has Its Eyes On You’) y a unirse en torno a la música como respuesta pacífica (‘A Billion Heartbeats’). Es, claro, un mensaje muy bonito y emotivo, aunque de una obviedad algo irritante, ejemplificada muy bien por la tontuela ‘Campfire Song’.
De manera generalmente acertada, esa mezcla de violencia y belleza se refleja en muy bien en un arranque álgido, que contrapone el sonido impetuoso con toques hardrockeros de ‘Screwdriver’ o ‘A Billion Heartbeats’ –entre Muse, Manic Street Preachers y los injustamente tratados y desaparecidos The Crookes– con el giro de psicodelia beatlesca en la enérgica ‘Petty Drone’ o el medio tiempo ‘History Has Its Eyes On You’, que ejemplifica la buena mano del grupo para la producción, llena de matices.
Pero el problema de ‘A Billion Heartbeats’ es que no logra sostener esas fuerza e inspiración que Mystery Jets demuestran en su inicio –con la digna excepción de ‘Hospital Radio’, que reivindica la importancia del Sistema Nacional de Salud británico, anticipándose a la crisis del Covid-19–. Así, la parte final del álbum les devuelve al impersonal espacio del “ni fu ni fa” que ocupan Stereophonics, Jamie T, Courteeners, The Cribs, Razorlight y similares, cuyo encanto parece desvanecerse tan pronto cruza el Canal de la Mancha.
Calificación: 6,2/10
Lo mejor: ‘Petty Drone’, ‘A Billion Heartbeats’, ‘History Has Its Eyes On You’, ‘Screwdriver’, ‘Hospital Radio’
Te gustará si te gustan: Muse, Manic Street Preachers, Stereophonics.
Youtube: vídeo de ‘Screwdriver’