
SUPERNANNY: EL ANÁLISIS
El pasado viernes fui una más del millón doscientos mil espectadores que alcanzó en su estreno (9% de share) el nuevo programa de Cuatro, ‘Supernanny’. Yo lo esperaba con bastante curiosidad, ya que el verano pasado lo pude ver en Londres, en el Channel 4, y me pareció absolutamente fascinante cómo una dama de hierro con la carrera de Pedagogía conseguía dominar a unos niños infernales. Cuando en Cuatro dijeron que lo iban a importar también, me alegré mucho no sólo porque el programa es medio interesante, sino porque la infancia española está atravesando algo parecido a una crisis: cada vez hay más niños insufribles.
EL CONCEPTO: ¿ESTÁ POR AHÍ LA MANO DE JOSÉ LUIS MORENO?
Una familia con hijos problemáticos, una pedagoga experimentada en ese tipo de niños los observa unos días, convive con ellos durante dos semanas, ofrece pautas de comportamiento tanto a los padres como a los hijos, hace un seguimiento, vuelve al cabo del tiempo a ver cómo van. Éste sería el resumen de Supernanny, un reality que aspira a cambiar el comportamiento de algunos críos que parecen salidos del mismísimo infierno. En la versión británica van mostrando vídeos de las criaturitas haciendo lo propio, los padres incapaces de controlarlos, la Nanny metiendo baza, los cambios que van experimentando los niños… Todo ello con voces en off y entrevistas a los padres y la pedagoga.
Hasta aquí bien. En España se ha querido “innovar” este formato tan sencillo trasladándose a ese engendro que tanto gusta en este país (¿a quién?) y que se explota tan a menudo: la gala. Así que aquí se ha planteado ‘Supernanny’ en formato gala. ¿Por qué? ¿Es necesario el público aplaudiendo? ¿El debate posterior? ¿Los invitados tipo Paloma Lago (sí, la misma) en el plató? Yo creo que no. Aquí Cuatro ha cometido un gran error planteando este programa como una gala, cuando lo podía haber dejado más tipo documental, como era el de Channel 4.

LA PEDAGOGA: UNA SANTA
La persona que tiene que intentar poner orden en la vida de los niños asilvestrados es Rocío, una pedagoga experta en infantes problemáticos y conflictivos. La han vestido con un traje de chaqueta y pantalón en tonos burdeos para darle seriedad y autoridad; la verdad es que este “uniforme” da el pego totalmente y consigue el efecto Rottenmeier esperado. Eso sí, ella no es ni mucho menos borde, ni brusca ni antipática. Al contrario, es dulce, paciente y muy amable. No pierde los nervios ni cuando el niño está chillando como un energúmeno. Consigue controlar las situaciones con un método muy sencillo: poner reglas.

LA FAMILIA: UN DESASTRE
Los padres de la criatura eran una parejita de un pueblo como de la Mancha, ambos de 29 años y con dos niños, Iker de un año y Alejandro de 4, un verdadero infierno de hijo. Es medio hiperactivo y no para ni un momento; ninguno de sus padres tiene ningún tipo de autoridad sobre él y les torea como le da la gana, sobre todo a la madre. La verdad es que a los padres se les ve desorientados en eso de la educación, demasiado jóvenes y demasiado poco motivados como para poner firmes a esos hijos; por la pinta, da la impresión de que les pega más estar en los recreativos jugándose la paga que cuidando de sus retoños. Alejandro es un verdadero problema en la familia y no es para menos. Aunque a mí lo que más me llamó la atención fue que su juguete preferido era un vídeo de toros. Sí, sí, de tauromaquia: toros en el campo y unos tipos tentándolos y tal, además de corridas. A mí me da que pensar; ¿en serio no le podían dar un juguete mejor? Se ve que sí porque viven en una casa cómoda, el Alejandrito tiene todo tipo de caprichos y cosas y no parece faltarles nada. El niño es así porque sí.
EL MÉTODO: SE QUEDA COJO
Lo primero que hace Supernanny es poner normas, algo de lo que carecía Alejandro. Para ello, se instala en la casa con la familia y observa desde dentro si se va solucionando el problema. El error que le veo a este método es que sólo nos muestra la faceta del niño en su casa, y no vemos nada de cómo se comporta en el cole ni en sus actividades extraescolares ni con otros niños. Eso es determinante en el comportamiento del niño. Aquí hubiera estado bien la voz de la maestra contando cómo le revienta la clase cada día (o no), pero esta parte se la saltan. El seguimiento no es tan integral como nos venden.
EL RESULTADO: PUES BUENO
Después de un par de semanas, la Nanny se va y les deja una cámara para observarles desde fuera. Alejandro sólo cumple algunas de las normas y sus padres continúan siendo incapaces de controlarle. La Nanny vuelve, le recuerda lo que les enseñó y se vuelve a marchar. Ese niño lo que necesita es un psicólogo todas las semanas, al igual que los papás, y no un intensivo de dos semanas. Estas opiniones las he extraído también asesorada por mi madre, que es profesora de Primaria (Alejandros por un tubo) y Pedagoga, así que corrobora lo que pienso.
LA PRESENTADORA: PUES TAMBIÉN
A Raquel Sánchez Silva la recordamos de la Hora Wiki. Yo lo que recuerdo es su peinado. No hay por dónde cogerlo. Se pasa de moderno, innovador, raro… Pero ella es muy simpática, habla muy bien y presenta estupendamente. Al menos no han puesto a presentar a Juncal Rivero, la reina de las galas. Yo le haría un cambio de look en el pelo –y algunos arreglos de estilismo, que parecía Alicia en el País de las Maravillas con esa faldita- y ya estaría perfecta.
CONCLUSIÓN: PUES ASÍ
El programa no está mal, pero el debate manda a la gente a la cama. Yo de hecho no me quedé a ver la segunda familia porque me aburría. El seguimiento debería ser más minucioso: casa, colegio, piscina, parque… Todo eso también forma parte de la familia del niño. La familia, al menos la que yo vi, estaba muy bien elegida; cumplía todos los requisitos para ser un caos, por no hablar del aspecto de los progenitores, pero esto ya es para la sección de Moda. Y esto ya a título personal: deberían dar técnicas de relajación al espectador, que se queda con ganas de estrangular a todo crío que se le ponga por delante después de ver esos Damiens en potencia. Habrá que darle una oportunidad.