La verdad es que no hay ningún tipo de excusa para esto. Y no me refiero a que todos tengamos que salir de casa de punta en blanco y lo más coordinados posibles con el estilismo de última moda. Pero desde luego hay cosas que, seas alguien normal y cualquiera o el famoso de turno, no puedes hacer. Este es el caso de la señora Paz Vega.
Nunca se ha caracterizado por ser ni muy elegante ni muy fina, la verdad, pero hasta tal punto no sé… No veo claro que porque tenga una mascotilla a la que sacar a dar un paseo, no haya tenido tiempo para mirarse al espejo. De abajo a arriba, que me gusta más: ¿qué opinará su marido (amigo, hermano o similar) de que use sus zapatillas (pinchar en la foto para ver en grande)? Porque este modelo de zapatillas no son propios de ninguna que se precie, ni para ir al gimnasio, vamos. ¿O es que no había al menos otro color más mono? Por no hablar de los calcetines negros arrugaos en el tobillo, eso es que… ¡¡¡también los habrá cogido prestaos!!! El vestidillo retro chic playero tiene un pase, es lo que más se salva del conjunto, porque asomando en el hombro vemos que ha tenido tiempo de ponerse un sujetador con tirantes negros (no sabemos si haciendo juego o no con los calcetines).
Acabamos con peluca y complementos: vale que se lleven los peinados desenfadados, pero tanto es pasarse. Aunque no perdáis detalle y atended a esas gafas de sol con hendidura que parecen un abrebotellas (y lo peor será que llevarán la firma de alguien súper prestigioso y costarán un ojo de la cara). Esto es -evidentemente- peor para ella, tiene más delito. Pobre Paz, seguro que estaba medio dormida y ni lo pensó. Pero es que somos así de malos. En resumen: nunca salgas a la calle si piensas que puedes arrepentirte por ello. Y si dudas, pide consejo, que es gratis.