Esta mujer lleva meses machacando a la humanidad con sus looks; tanto, que nunca me decidía a elegir uno para elogiarlo un poquito o decir un par de verdades de él. Por fin, esta semana se ha producido el milagro y Vicky ha aparecido en una fiesta con todo su esplendoroso artificio al descubierto para mi regocijo. ¡Olé, Victoria!
Después de la semanita que se pasó en Nueva York cambiándose de ropa ocho veces al día para no repetir modelo en los desfiles -algunos de los cuales, por cierto, he de reconocer que me gustaron, como el que lució en Marc Jacobs- al terminar la criatura se debió quedar sin nada decente en el armario que no se hubiera puesto. Conclusión: tuvo que sacar, directamente traído de los baúles de las Cacao Maravillao, este discreto vestido que nos muestra las virtudes de la ex spice en su manifiesta totalidad. El estampado es infame, la raja desde la cintura es un horror y una ordinariez pero, obviamente, lo más aberrante es ese escote que luce la cantante, diseñadora, madre y seguidora del estilo Obregón por mucho que odie a la Barbie Geriátrica. ¡¡¿Alguien ha visto unas tetas más falsas en su vida?!! Imposible, no las hay.
Esta imagen es la demostración de que el dinero no te da ni a) clase ni b) un buen par de pechos que lucir con los vestidos escotados. Le ha debido colocar las prótesis un cirujano borracho que pensó «mira, con dos bolas de plastilina va que se mata», y se quedó tan ancho. Hasta a Yola Berrocal le han hecho mejores trabajos en la Clínica Menorca, por favor. Victoria, en el nombre de Dior, cambia de cirujano o ponte un jersey ancho de lana gorda, pero por favor no nos enseñes «eso» nunca más.