Me encanta esa frase más propia de un anuncio de Colón enunciada por una señora con una pulcra camisa blanca y con cara de indignación, pero es que a este post le viene que ni pintado y nunca mejor dicho. Cada temporada surgen unos vaqueros de moda que se convierten en los más deseados por los fashionistas y que tienen algo que los hace increíblemente especiales. Tales son los casos de los increíblemente favorecedores Nudie Jeans o esos que se ha sacado Victoria Beckham de la manga y que afirma que diseña ella, los carérrimos Rock and Republic. Desde la pasada temporada una marca que vuelve loca a los jóvenes más trendy en media Europa es la sueca Cheap Monday.
Se trata de una firma creada hace pocos años por una parejita de hermanos suecos que tenían una tienda de vaqueros; entre las piezas de más de cien euros de Levi’s y Lee que vendían, empezaron a destacar unas que fabricaban ellos en la trastienda que eran mucho más baratas pero quedaban tan bien como las otras más caras. Así nacía Cheap Monday en una pequeña tienda sueca y, poco después, la revista Elle los galardonaba con el título de «vaqueros mejor diseñados». El nombre de la marca, Cheap Monday, tiene que ver con el precio de sus prendas, que es relativamente bajo comparado con el precio medio de unos vaqueros de marca: sus pantalones cuestan siempre cincuenta euros, ni más ni menos. El truco para que cuesten menos de la mitad que las otras marcas es que hacen producciones pequeñas y artesanales pero, sobre todo, con lo que más ahorran es en la parte del lavado de los jeans, sin duda la más cara. No es que te los vendan sucios, simplemente no hacen el proceso de lavarlos a la piedra, algo que proporciona un acabado muy singular al tejido pero que encarece mucho la fabricación. De ahí que los vaqueros de Cheap Monday tengan colores tan oscuros y tan puros.
Pero, además de un precio bastante asequible, lo que tienen los jeans de esta marca es que quedan muy muy bien. Su pieza estrella son los pitillos, el modelo Tight (en infinidad de colores), aunque tienen unos cuantos modelos más de todo tipo, como el de cinturilla de chinos llamado Riding Space o los bombachos Pamper. Reconocerás estas prendas en la gente, no sólo porque favorecen a casi todos los cuerpos, sino también por su gran etiqueta blanca con una calavera dibujada en negro.
Ahora es cuando aplicamos el refrán: «lo barato sale caro». Yo misma me compré recientemente unos Tight en negro y, después de pasar el día encantada con ellos por lo bien que me veía, descubrí mis piernas , calcetines y ropa interior teñidos del mismo color que los pantalones. Las manos también, claro. De ahí que el lavado a la piedra sea un proceso importante en la fabricación de las prendas porque evita que se te destiñan enteras sobre todo lo que las toca. Imagino que esto no sucederá con los colores más claros, pero desde luego que con el negro es un completo desastre. En realidad, no creo que sea el precio lo que influya en la calidad y los acabados de la ropa, ya que yo he comprado una infinidad de vaqueros por treinta euros en H&M y jamás me ha pasado algo así; la verdad es que debería existir otro refrán que dijera que «la ropa que presume de trendy puede llegar a ser una auténtica mierda». Pero bueno, ya estoy yo aquí para picar comprándome esas cosas y luego inventar los refranes.