Descubrimientos de última hora para la lista del año. Más los que no llegarán a tiempo, claro. Ya era hora de que, entre tantísima paja, Acuarela publicara un disco bueno, como es el caso del último de Matt Elliott. ‘Failing songs’ es «El Disco» para los que queremos que cada canción de Micah P Hinson sea una buena borrachera en una taberna, no sólo 3 de cada 11.
Este señor, que estaba antes en The Third Eye Foundation, dejó la electrónica a un lado para dedicarse a la música balcánica, que es mi favorita de todas las que nos tocan en el metro. He leído en varios sitios que su abuela eslava ha sido una influencia decisiva en este cambio, pero en esta entrevista todo lo que dice es que su abuela es estonia y que casi no la conoció. Quizá nos sirva de mayor ayuda saber que dejó Inglaterra para mudarse al sur de Francia, donde vive «en medio de la nada». Otra tierra, de buenos vinos, propicia para el alcohol.
La nota de prensa habla de ‘Failing songs’ como «una ruda constatación del fracaso», algo que percibimos en la bruma que ensombrece todo el disco, especialmente la fantasmal ‘Chains’ o el insoportable (por doloroso) final de ‘Desamparado’. Para Elliott el mundo es un lugar horrible a todos los niveles. Como comentó en este interesante artículo de Muzikalia, ‘Our weight in oil’ habla sobre la influencia negativa de las multinacionales en Nicaragua y Guatemala, ‘The seance’ sobre el daño que primero te hacen a ti y luego haces a los demás, ‘Gone’ sobre la muerte o ‘Broken bones’ sobre la problemática de Oriente Medio. Entre él, Beirut y Micah quizá podamos hablar de una nueva corriente folk post-Goran Bregovic o, quizá, simplemente, de un pequeño consuelo de tontos para los días que pensamos que el mundo es una mierda. 8.